En términos simples, la palabra “ethos” es, según su etimología, de origen griego y se refiere a la disposición o al carácter de un individuo, de un grupo social o de una cultura en términos de los valores, las creencias, las normas y las costumbres que practica y declara. Dicho de otra manera, se refiere al conjunto de características que definen la identidad y la conducta de un individuo o de una comunidad o grupo social. Esta palabra, también puede referirse al carácter distintivo de una disciplina científica, de una profesión o de una organización. Este concepto considera además, las normas éticas que rigen su práctica.
En el caso de una organización política, la noción de ethos igualmente alude a la ética y la convicción con la que se guían las acciones y las decisiones de una persona, de un partido o de un conglomerado político.
A partir de lo anterior y en consideración a los ajustes y las decisiones que ha tomado la administración del presidente Boric en los últimos meses, sus acciones confirman que se ha perdido el ethos con el que su coalición política obtuvo el 55,87% en las últimas elecciones presidenciales y con el que se prometía finalizar con las políticas neoliberales y responder a las demandas sociales que se manifestaron en el estallido social de octubre del 2019.
El rechazo a la nueva Constitución redactada por la Convención Constituyente y recientemente el fracaso de la Reforma Tributaria, pavimentaron el arribo del “socialismo democrático” y el debate programático que tensiona al oficialismo. Es este contexto, recientemente la presidenta del Partido Socialista sepultó el actual programa de gobierno de Boric, al señalar que “es evidente que hay que hacer una revisión crítica, porque el programa da cuenta de un momento político muy distinto al actual”.
Luego del cambio de Gabinete y la rearticulación de las coaliciones políticas, la nueva hoja de ruta de la administración Boric se debate entre ajustes de matices tácticos o cambios de profundas repercusiones ideológicas.
Desde una perspectiva sociológica, el Gobierno enfrenta el clásico dilema entre una acción política apegada a una ética de las convicciones o de los fines últimos. De esta manera, una ética de la responsabilidad, en virtud de los compromisos que se manifestaron en el Programa de Gobierno, alude a la (…)
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