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La autora de Ciudades con Lentes de Mujer propone una mirada feminista

Repensar los espacios urbanos

Algunos de los recuerdos de infancia y adolescencia que tengo en mi querida ciudad de Valparaíso, son gratos momentos en mi barrio y escuela, pero también identifico que a medida que íbamos creciendo se marcaban las diferencias en los colores, en el uso del patio del recreo; varones corriendo en la escuela y las niñas en un rincón “divirtiéndonos” con juegos de “señoritas”, niños pantalones y niñas falda, que nos limitaba para correr, saltar y otras actividades, estas construcciones sociales, logran definir cómo se utilizan los espacios.

En la actualidad, las ciudades son reflejo de aquello, especialmente en sociedades capitalistas y patriarcales; el patriarcado y el capitalismo son dos caras de una misma moneda que se produce y reproduce en la ciudad. El espacio, la movilidad, y las interacciones a que da lugar la ciudad, no sólo dan cuenta, sino también afianzan la división sexual del trabajo, la división entre lo público y lo privado, la inequidad en la valoración del trabajo reproductivo en relación al trabajo productivo. Esta alianza entre patriarcado y capitalismo se traduce en una ciudad que explota al máximo los cuerpos, que invisibiliza el trabajo reproductivo y de cuidado y que ampara y promueve situaciones de violencia sexual y de género.

Así a lo largo del libro “Ciudades con lentes de mujer”, reflexionamos y cuestionamos cómo el capital entrelazado con un sistema de exclusión basado en el género y la orientación sexual, es el que ordena nuestras urbes. El derecho a decidir dónde y en qué condiciones queremos vivir ha sido completamente entregado al mercado, es decir, mercantilizado y administrado en gran medida por las empresas inmobiliarias que, con la ayuda o complicidad del Estado, han consolidado su negocio.

El patriarcado explota al máximo la capacidad productiva de las personas, creando ciudades desprovistas de espacios de encuentro y que, sin embargo, cuentan con espacios en desuso cuya legitimidad no genera gran conflicto. Ciudades con movilidad lineal y de simple tránsito entre el espacio privado y el espacio público, devaluando y dificultando las labores reproductivas y de cuidado. De esta forma, la violencia e inequidad no son realidades que meramente se den en las ciudades, sino también son realidades construidas por las ciudades. Es decir, bajo esta óptica, la ciudad ejerce violencia e (...)

Artículo completo: 1 242 palabras.

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Nataly Campusano Diaz

Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Andres Bello, Viña del Mar.
Militante del Movimiento Autonomista.

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