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Sociología de la masacre, a 50 años del golpe en Chile

La producción social de la violencia

El modo en que se expresa la violencia sobre civiles en contextos de conflicto agudo tiene amplia variedad. Los reportes descriptivos que realizan las Comisiones de Verdad a partir de los testimonios recogidos así lo evidencian. En el caso de Chile, el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de 1991, y el Informe sobre la Calificación de Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos y de la Violencia Política, de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación de 1996, entregaron en su conjunto el registro de 3.197 casos de víctimas calificadas por el Estado de Chile como muertos (2.095) y desaparecidos (1.102) en el periodo 11 de septiembre de 1973 al 10 de marzo de 1990.

Las formas de implementación de la violencia homicida variaron desde la muerte por heridas de balas que se disparaban en las calles en forma indiscriminada durante los toques de queda durante, por ejemplo, los primeros cuatro meses de la dictadura militar en los que se concentran más de la mitad de todos los muertos de los 17 años de dictadura; ejecuciones por Consejos de Guerra; muertes por tortura; uso de químicos; prendida de fuego a personas vivas en la vía pública y degollamientos.

A su vez, el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura publicado en febrero de 2005, calificó a 27.255 personas como víctimas de un total de 33.221 detenciones ocurridas durante el mismo periodo que abordaron los otros informes. De las víctimas, 27.153 son mayores de 18 años y 102 menores de edad al momento de su detención, prisión política y tortura. La mayoría de las personas consideradas en estos informes cabe dentro del concepto de población civil, incluyendo a quienes -que constituyen un número reducido de los casos registrados por las respectivas comisiones- participaron en enfrentamientos, pues al momento de su ejecución estaban desarmados o fuera de combate. Para el caso chileno los informes demuestran que lo que hubo no fue guerra, sino masacre.

Recorrer las formas que adoptó la violencia contra población civil que no estaba participando en combates convencionales al momento en que les fue infringida –la mayor parte ocurrió cuando las personas estaban detenidas o se habían entregado voluntariamente- resulta apabullante, y exponerse a los relatos de las personas sobrevivientes, aterrador. La atrocidad, la violencia excesiva, la crueldad y la desnuda brutalidad son expresivas de la barbarie característica al uso de la violencia en los terrorismos de Estado, genocidio y exterminio. Son variadas las teorías que han intentado explicar las causas de estos usos aniquiladores de la violencia que en buena parte consiste en la victimización de los no combatientes directos. Con todo, es posible observar que para que la violencia extrema por parte de los agentes del Estado haya podido hacerse efectiva, se utilizaron técnicas de desconexión moral hacia las víctimas, que implicaron procesos de expulsión de la comunidad moral de iguales. Los mecanismos de deshumanización del otro se hicieron habituales lo que en parte explica la magnitud e intensidad de uso de distintas formas de violencia que, en otros (...)

Artículo completo: 1 655 palabras.

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Manuel Guerrero Antequera

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