El cruce de opiniones entre Gabriel Boric y Lula Da Silva en torno a la invasión rusa a Ucrania y las elecciones en Venezuela, ha creado un inesperado choque de generaciones en la política exterior sudamericana.
Boric ha manifestado claramente su repudio a la invasión rusa a Ucrania, a la cual considera equivalente a los ataques de EEUU a Vietnam e Irak, y a las agresiones de Francia e Inglaterra a China durante la guerra del opio. El presidente de Chile asume un papel intransigente frente al abuso de poder que representa una guerra asimétrica, entre una superpotencia militar y un país más pobre y débil. Esta posición se encuentra en línea con las condenas de Boric al abuso de poder y las violaciones de los derechos humanos de los gobiernos de Maduro en Venezuela, Piñera en Chile y Boluarte en Perú. Se trata de un posicionamiento valórico, pronunciado desde lo que Max Weber ha llamado “ética de los valores”. O bien, desde la perspectiva de la teoría de las Relaciones Internacionales, Boric asume un papel desde el idealismo, fuertemente anclado en el enfoque propuesto por Kant en su célebre libro La Paz Perpetua (1795), continuado después por el idealismo de Woodrow Wilson y la defensa irrestricta del principio de autodeterminación de los pueblos.
El enfoque de Lula es diferente. Prioriza sus compromisos e intereses creados con el bloque que Brasil forma con China, Rusia, India y Sudáfrica, conocido como BRICS. Esa agrupación, cuya institucionalidad es todavía difusa, ha generado una trama de intereses económicos y políticos que Lula ha puesto por sobre los valores universales de los derechos humanos y el principio de autodeterminación de los pueblos.
Lula justifica su neutralidad ante la invasión rusa, con el argumento de su eventual papel como mediador en el conflicto. Aspira a emerger como pacificador de talla mundial, capaz de obtener un alto el fuego y posteriormente un tratado de paz, inspirado en el modelo de Corea, con una división del territorio ucraniano. Ello permitiría al presidente brasilero asumir un protagonismo relevante, en el sentido de aportar una solución que serviría para detener el uso de la violencia y salvar vidas.
Desde el punto de vista de los tipos ideales de Max Weber, Lula se sitúa en la ética de la responsabilidad. Para Lula, el enfoque más idealista del presidente de Chile se explicaría por su juventud, mientras que su mayor experiencia lo estaría inclinando hacia una posición más pragmática, que conduzca hacia la obtención de resultados relevantes, en el sentido de terminar con una guerra que ya ha costado entre (…)
Texto completo en la edición impresa del mes de agosto 2023
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl