La derecha no cogobierna

El rápido crecimiento de la ultraderecha republicana -expresado en la votación obtenida el 7 de mayo en la elección de consejeros constitucionales- puso a la Unión Demócrata Independiente (UDI) en un incómodo rincón en el escenario político. De ahí que los intentos para retomar el liderazgo de la derecha sean empujados por su numerosa bancada parlamentaria en el Congreso, donde los republicanos tienen minoría. Para ello definió una táctica: colocar a la derecha bajo su liderazgo a través de un intento por cogobernar, que en estas semanas se ha manifestado en su persistente propósito de generar un cambio de gabinete.

El esfuerzo por instalar una crisis en La Moneda tiene un blanco: la salida del ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson. Al ex líder estudiantil, ex parlamentario y uno de los fundadores del Frente Amplio han tratado de involucrarlo en las irregularidades de los convenios de Democracia Viva y luego en el extraño robo de computadores desde el ministerio que encabeza. En este último caso, la UDI acusó al ministro de estar directamente involucrado en el robo, es decir que ha cometido un delito. Una acusación que no tiene fundamentos, tal como no los hubo en la búsqueda de ponerlo a la cabeza de las irregularidades de fundación que funcionaba en Antofagasta.

Por la vía de impugnar al gobierno, buscar el cambio de gabinete, sacar a Jackson de La Moneda y amenazar con acusaciones constitucionales, la UDI propone el chantaje de no dar curso a la discusión parlamentaria para buscar un acuerdo para una nueva ley de pensiones, bloquear cualquier reforma y así propinar una derrota al gobierno del presidente Gabriel Boric. No es nueva la táctica, ya fue ensayada con éxito por la derecha al impedir que se inicie el debate por la reforma tributaria, el mecanismo necesario para financiar la agenda de derechos sociales del Gobierno.

La ofensiva de la UDI, sin embargo, parece tener corto alcance. El costo social y electoral de bloquear la reforma de (…)