Este 2023 se conmemorará medio siglo desde el Golpe de Estado en Chile. Sorprendentemente, a cincuenta años desde este oscuro episodio de la historia, su impacto aún no ha terminado de escribirse. Para la Universidad de Santiago de Chile, que ocupó un rol protagónico durante el periodo, en tanto Universidad Técnica del Estado (UTE), institución predecesora de nuestro plantel, el episodio todavía no logra convocar convergencias entre los miembros de nuestra propia comunidad universitaria.
Quizá sea información conocida que el 11 de septiembre de 1973, cerca del mediodía, La Moneda y la casa presidencial de Tomás Moro fueron casi simultáneamente bombardeadas. Lo que tal vez se sabe menos es que ese mismo día se inauguraría la exposición “Por la vida… ¡Siempre!”, donde el Presidente Salvador Allende anunciaría un referendo para dar una salida democrática al convulso momento político. El 12 de septiembre, en horas de la mañana, un vehículo militar se apostó en la calle y lanzó dos cañonazos contra la Casa Central de la Universidad. El primero de ellos, aparentemente de advertencia, atravesó el edificio. El segundo explotó al interior, a pocos metros de la oficina donde se encontraba el histórico Rector de la Reforma Universitaria, Enrique Kirberg, con su esposa y sus colaboradores más cercanos.
Debido a este ataque, el ex Rector y todos sus acompañantes salieron del edificio y se entregaron a los militares. Este hecho es el inicio del sometimiento al poder militar que se inauguró en nuestra Universidad. Parte de este sometimiento quedó grabado para siempre en el sufrimiento que padecieron 88 miembros de nuestra comunidad y más de 260 entre las dos universidades estatales y sus universidades derivadas, a partir de 1981. Entre ellos, el emblemático artista nacional Víctor Jara, el estudiante Gregorio Mimica y el dirigente estudiantil Mario Martínez. No fueron pocos los integrantes de la comunidad de la UTE asesinados en el mismo lugar donde estudiaban o trabajaban, lo que significa aún un impacto grande en los miembros de nuestra universidad. A la enorme relevancia de lo anterior, se sumó el golpe que sufrió el proyecto universitario de aquel entonces.
UTE en regiones
“La universidad creció de 10 mil alumnos repartidos en 9 ciudades en 1968, a 35 mil en 24 ciudades en 1973”, explicó el Rector de la Reforma a Luis Cifuentes, autor de “Kirberg: testigo y actor del siglo XX”, los logros de la casa de estudios entre 1968 y 1973. El Rector Kirberg añadió, “la UTE firmó más de 50 convenios de colaboración con industrias y abrió 37 cursos para trabajadores, dictados en las empresas, con más de 4 mil alumnos en 1973; el número de asistentes a escuelas de temporada de la UTE subió de 3 mil 500 en 1969 a 52 mil (…)
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