“El feminismo es para todo el mundo” Bell Hooks(1)
Propongo una mirada enraizada en la experiencia personal, algo colectiva aunque desde un ámbito restringido de mujeres feministas a partir de la emergencia de las primeras señales de la segunda ola del feminismo bajo dictadura ya que la trayectoria del movimiento feminista ha sido analizada por muchas mujeres. El medio siglo transcurrido otorga la posibilidad de pensar en los pasos dados por el movimiento feminista, en sus viajes entre la sociedad y la política, de la sociedad al Estado, del Estado hacia las mujeres. Logros, horizontes, posibilidades transformadoras sin dejar de lado el hecho que la historia no es lineal(2), que a menudo se congela, tropieza con escollos, incluso vuelve atrás buscando restaurar los buenos tiempos del orden patriarcal(3) como lo son las señales del presente.
Esta es una mirada entre muchas otras. Las numerosas historias del feminismo en Chile, también son el fruto del movimiento feminista que ha disputado el terreno a los silencios androcéntricos de la historia sobre actores sociales que no se nombraron, por tanto estuvieron ausentes y sin pasado.
¿Desde cuándo y desde dónde hablar?
Desde fines de los años setenta, cuando un grupo pequeño de mujeres que trabajaban o habitábamos por distintas razones en la FLACSO animadas por Julieta Kirwood comenzamos a conversar acerca de nuestra situación a oídas del desarrollo de los movimientos feministas latinoamericanos y de otras partes del planeta. Eramos mujeres que vivíamos como muchos y muchas, el temor, el miedo, la desazón que producía el autoritarismo y la violencia que se ejercía sobre la sociedad y las personas. Ese autoritarismo, “por arriba” ejercido por las criollas fuerzas armadas de la mano de buena parte de las elites económicas develó, en la perspectiva de las sensibilidades del naciente feminismo de “la segunda ola”, otros lugares de ejercicio del autoritarismo, más cercanos, los del entorno, en la “microfísica” de las violencias y del ejercicio del poder de proximidad.
Otras mujeres estaban en la misma ruta que nosotras y nos juntamos con ellas para crear el Círculo de la Mujer el año 1979. El Círculo se situó al alero de la Academia de Humanismo Cristiano(4). espacio de refugio que albergó cientistas sociales y profesionales, creado por una Iglesia Católica que bregaba en esos años por la defensa de los derechos humanos y la protección a los perseguidos junto a la Vicaría de la Solidaridad.
Estuvo formado en sus inicios por una decena de mujeres profesionales(5) y fue construyéndose bajo la forma de anillos inclusivos a los que se sumaban mujeres de distintas edades y condiciones entre las cuales varias que regresaban del exilio mientras otras se unían a través de los innumerables encuentros y reuniones que realizábamos en “casas de la iglesia” (Casa de Ejercicios Francisco Javier era la más socorrida). Todavía no había mucha “calle” más bien hacíamos actividades de “toma de conciencia”, formación de colectivos, pedagogías feministas, en lugares de encierro.
Temas variados animaban esos Encuentros feministas: trabajo doméstico y reproductivo, violencia doméstica y sexual, divorcio, sexualidad, contracepción, aborto; el patriarcado en los partidos políticos y otras instituciones. Se trataba de actividades de formación y discusión que sumaban mujeres al feminismo en paralelo a la búsqueda de estrategias para acabar con la dictadura.
La consigna “democracia en el país y en la casa” que enarbolábamos las feministas se asentó en la valerosa acción colectiva de mujeres afectadas directamente por la barbarie militar ejercida principalmente sobre sus familiares. Por ello, al sumarnos a las luchas por recuperar la democracia ya había un tejido de organizaciones que precedían al resurgimiento del feminismo: de Derechos Humanos, de Detenidos Desaparecidos, mujeres de las Ollas Comunes, Coordinadora Sindical y sus Departamentos Femeninos, organizaciones de Pobladoras, entre otras.
Solían haber desacuerdos en especial con el mundo sindical que pugnaba por la unidad de clase y no por privilegiar problemas secundarios como la opresión de las mujeres, diferencias con mujeres de partidos políticos no obstante, pese a ello, se logró armar grandes manifestaciones contra la dictadura y por la recuperación de la democracia a lo cual se sumaban de manera creciente más y más organizaciones sociales y políticas.
En suma, si el Círculo funcionaba en forma de anillos hacia adentro, como una “escuela de feminismo” que develaba la opresión de las mujeres en un horizonte emancipador y lo hacía hacia afuera vinculándose con distintas organizaciones de mujeres para enfrentar la dictadura y buscar caminos de retorno a la democracia.
El “caupolicanazo”
El año 1983(6), año en que adquieren presencia pública numerosos actos de protesta contra la dictadura, el Círculo celebró sus 4 años de vida pero además ese mismo año ocurrían acontecimientos que modificarían el accionar de esta segunda ola feminista.
En diciembre de ese año el clérigo jesuita Renato Poblete, director de la Academia de Humanismo Cristiano, nos expulsó por los contenidos de nuestros boletines tocantes a temas como el divorcio, el aborto, sexo, sexualidades…
Ese año se conformaron dos organismos de mujeres coordinadores de actividades en tormo a la recuperación de la democracia que contribuyeron a organizar un masivo acto en el teatro Caupolicán a fines de 1983: el MEMCH 83 y Mujeres por la vida. El Caupolicán convocó a numerosas organizaciones de mujeres, se habló de unas 10.000 mujeres.
El año 1983 fue un año de numerosas protestas contra la dictadura en especial las organizadas desde el mundo sindical.
El año siguiente, 1984, dio lugar, a raíz de la expulsión del Círculo de la Academia de Humanismo Cristiano a su disolución y a la formación de la Casa de la Mujer La Morada(7) y al Centro de Estudios de la Mujer, CEM9.
La Morada se perfiló, hasta hoy, orientada a la militancia feminista mientras el CEM se orientó, hasta hoy, a los estudios de la mujer y de las relaciones sociales de género. Otros Centros feministas sucedieron al CEM y La Morada, entre ellos el Instituto de la Mujer y años más tarde Humanas.
Este conjunto de organizaciones feministas más otras, contribuyeron a la presencia del feminismo en la Asamblea de la Civilidad del año 1986 junto a otros movimientos sociales que protagonizaron la lucha por la recuperación de la democracia. En esta ocasión las organizaciones de mujeres entregaron a la Asamblea de la Civilidad el Pliego de las Mujeres(9).
Entre 1983 y 1986 crecían las protestas, los actos masivos, huelgas, contra la dictadura y los partidos políticos recuperaban terreno en este proceso. El atentado en contra Pinochet el mismo año 1986 volvió a acentuar la represión sobre la sociedad. No obstante, el último 8 de marzo en dictadura logro realizar un masivo acto de mujeres en el (…)
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