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La persistente voz del aborto

Mirar a contraluz del debate constitucional

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Juana Gómez, de la serie Constructal, Self
(Hand enbroidery and photography on linen), 2015-2016
Gentileza Galería NAC - www.juanagomez.com

Al contrario de lo que podría creerse, el aborto no es una demanda rechazada en Chile. De hecho, fue su importante nivel de adhesión lo que permitió dar curso a la ley que aprobó la interrupción del embarazo en tres causales en 2017. En aquel entonces –según la encuesta CEP de junio-julio de 2023(1)–, las tres causales (inviabilidad fetal, peligro de vida de la madre y violación), concitaban un 55% de apoyo entre la población, y el aborto sin causales o “libre”, un 21%. Los números eran sustantivos y daban cuenta de un proceso acumulativo de despenalización social.

A diferencia de la timidez de la protesta social en los 90 y la primera década de los 2000, fueron “el pildorazo”, las luchas estudiantiles, y la memoria feminista que se encarnaba en las nuevas generaciones, las que armaron un campo de lucha que consideraba como un mínimo civilizatorio y una cuestión de derechos fundamentales, el poder contar con una ley de interrupción voluntaria del embarazo que reforzara la autonomía de las mujeres a la hora de elegir sobre su vida sexual y reproductiva.

Según la misma CEP, hoy el aborto en tres causales cuenta con un 49% de apoyo, y el aborto “sin causales” ha alcanzado un 30% de aprobación, nueve puntos por encima de lo que se registró en 2017. Sin duda, es la persistencia del movimiento feminista y de mujeres al que se le puede atribuir esta alza, pues, aunque las movilizaciones feministas en las universidades que marcaron el año 2018 respondían a la necesidad de terminar con las conductas abusivas y bregaban por una educación sexual integral, cada protesta se hizo acompañada de múltiples pañuelos verdes que evocaban la discusión que se daba en Argentina por la legalización del aborto.

De ahí en más, mujeres y feministas jamás abandonaron los pañuelos verdes a la hora de aparecer en cualquier movilización. Estos empezaron a colgar de las mochilas y ser usados en las muñecas sin prejuicios y con mucho menos miedo del que tenían las activistas que provenían de las luchas de los años 80 y 90, que habían chocado con el cerrojo institucional de la “agenda valórica” que trasladó todos los temas de derechos (…)

Artículo completo: 1 170 palabras.

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Karen Glavic

Socióloga, magister en Filosofía, coordinadora de Contenidos de Londres 38, espacio de memorias.

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