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Los vaivenes de una arquitectura internacional cambiante

Nuevos mediadores y límites del pragmatismo

Emerge un nuevo mundo en el cual las reglas del juego se negocian duramente entre un Occidente en pérdida de hegemonía y lo que se denomina un Sur “global”, que está lejos de estar unificado. En este peligroso interregno, volátil y fluido, los actores anudan alianzas puntuales mientras los desafíos planetarios se hacen más apremiantes que nunca (1).

¿Quién hubiera imaginado que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos se involucrarían en los intercambios de prisioneros entre Rusia y Ucrania? ¿O que los buenos oficios de China sellarían el restablecimiento de las relaciones entre Teherán y Riad (2)? El campo de la mediación está en plena transformación.

El mundo entró en lo que Samir Saran, presidente del centro de reflexión indio Observer Research Foundation, denomina “cooperaciones de responsabilidad limitada” (3), acuerdos entre estructuras (organizaciones regionales, coaliciones y pactos diversos) que a veces compiten unas con otras. Este “minilatelarismo” se presenta como un multilateralismo rebajado y de geometría variable, ya que cada cual busca salir airoso en el corto plazo. Ciertamente, el mundo previo también era manejado según los intereses bien conocidos de los Estados. Pero la relativa estabilidad del entorno internacional ofrecía una base más fuerte a las ententes que se forjaban.

Actualmente, en un lugar u otro, el enemigo se puede convertir en socio durante un tiempo y por un tema específico. Estos acuerdos puramente transaccionales no se sostienen por más tiempo que el que las partes juzgan oportuno. Pese a la violencia de los combates, Rusia y Ucrania firmaron el 22 de julio de 2022 un acuerdo relativo a la exportación de cereales, con la mediación de Turquía y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y lo prorrogaron dos veces antes de que el Kremlin optara ponerle fin un año más tarde. Moscú –que de esta manera arbitró entre sus distintos intereses– anunció luego entregas compensatorias en la cumbre Rusia África de San Petersburgo en julio de 2023, integrando a su reflexión estratégica la eventual incidencia de sus políticas sobre poblaciones que viven a miles de kilómetros y que, a menudo, están gobernadas por regímenes amigos.

El pragmatismo se impone

Otro ejemplo: el acuerdo sobre el trazado de la frontera marítima entre el Líbano e Israel en octubre de 2022, que se cerró con apoyo estadounidense. Ambos países se entendieron pese a que Beirut nunca reconoció a Tel Aviv, que ambas capitales siguen estando incluso “técnicamente” en guerra, y que una de las principales fuerzas político-militares libanesas, Hezbollah, sigue afirmando su voluntad de destruir el Estado sionista. A la inversa, el hecho de que este movimiento sea calificado como “organización terrorista” por Estados Unidos e Israel tampoco les planteó problemas a ambos países. La explotación del gas en el Mediterráneo bien vale un pequeño esfuerzo de flexibilidad ideológica…

En el teatro de guerra sirio, el pragmatismo también se impone: los rusos cerraron tres acuerdos informales con Israel, Estados Unidos y Turquía para evitar enfrentamientos directos. Semejantes alianzas carecen de precedentes entre potencias exteriores involucradas en un conflicto. El ejército israelí puede atacar a las fuerzas sirias y a Hezbollah sin temer el sistema de defensa antiaéreo ruso. A cambio de este privilegio, y pese a las presiones de Washington, Tel Aviv es reacia a adoptar sanciones contra Rusia y no entrega armas letales a Ucrania. Esta economía política del trueque beneficia a algunos, pero puede irritar a otros. En septiembre de 2020, la administración de Donald Trump facilitó la normalización de las relaciones de algunos países árabes con Israel vía los “acuerdos de Abraham”. A cambio, Rabat obtuvo el reconocimiento de su soberanía sobre el ex Sahara español por parte de Estados Unidos en desmedro de la resolución 690, adoptada el 29 de abril de 1991 por el Consejo de Seguridad de la ONU, que llamaba a que se realizara un referéndum. En cuanto a los palestinos, una vez más fueron dados por perdidos…

Estos arreglos son reveladores de un cambio de fondo: el fin de la (…)

Artículo completo: 2 095 palabras.

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Pierre Hazan

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