El cuidado como problema público

Uno de los principales proyectos que impulsa el gobierno del presidente Gabriel Boric es un Sistema Nacional de Cuidados. Impulsado desde el Ministerio de Desarrollo Social y Familia con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, más una serie de carteras que proveerán los recursos suficientes para implementar el Plan.

No es la primera noticia que el Estado Chileno provee en términos de cuidados, programas como el destacado Chile Crece Contigo de la expresidenta Michelle Bachelet, representan fórmulas implementadas en los gobiernos de la post transición. Es necesaria esta salvedad porque, sin duda, hablar del rol del Estado en gobiernos de corte neoliberal es diametralmente distinto al modo en que entendimos durante el siglo XX el Estado de Bienestar y la implementación de políticas que dieron densidad al sentido de lo público.

Tal vez no fue bajo el manto de “los cuidados”, como hoy los entendemos, que el Estado de Bienestar fundó sus bases de provisión de derechos y servicios, pero sí nos permite atender la necesidad de pensar el rol del Estado al proyectar un sistema nacional de cuidados. En principio se trata de hacer distinciones entre un Estado cuidador y un Estado subsidiario, y para ello hay dos operaciones mínimas a trabajar: la distinción entre lo público y lo privado que reproducirían el Estado y la familia; y nombrar políticamente al Estado que estamos pensando.

Organización social

La necesidad de un Sistema Nacional de Cuidados supone un problema social: los cuidados están en crisis. ¿De qué se trata esta crisis? Son varias las aristas, y tal vez la principal radica en la feminización de los cuidados. Son fundamentalmente las mujeres quienes cuidan a niños y niñas, personas mayores y personas en situación de dependencia severa. Esto trae desde problemas físicos y psicológicos para las mujeres, hasta un retroceso severo en las cifras de inclusión en el mercado laboral, agudizadas durante la pandemia (…)