Qué se juega en el plebiscito

El segundo proceso constitucional que lleva adelante el país ha entrado en su recta final, aunque están abiertas las apuestas sobre si es el último. El 7 de noviembre el texto definitivo que presentará el Consejo Constitucional será entregado al presidente Gabriel Boric, quien convocará al plebiscito previsto para el 17 de diciembre. Se trata de una propuesta constitucional del conjunto de la derecha, bajo hegemonía de los sectores más extremos de ese sector.

La esencia de la propuesta es como una actualización de la Constitución de la dictadura civil-militar plebiscitada en 1980, en cuanto a la limitación de derechos, el retiro del Estado, las normas pro empresariales, la privatización de recursos como el agua, la consagración de los sistemas privados de salud y previsión social, la reducción de libertades a cambio de más normas de seguridad, un rediseño del sistema político que reduce espacios democráticos de representación y muchas otras, que en estos días circulan profusamente. En amplios sectores del mundo social y político se ha definido que esta Constitución que va a ratificación popular es peor que la de Pinochet.

Así las cosas, el campo de la izquierda y la centroizquierda se encuentra atrapado en una encrucijada en la que aparentemente cualquiera sea el resultado del plebiscito de diciembre, sumará un nuevo revés. Aunque el proyecto de este sector era generar una nueva Constitución elaborada en democracia y que efectivamente fuera una vía de superación de los problemas y demandas que salieron a la superficie con la revuelta social de 2019, la propuesta escrita por la derecha y sus contenidos regresivos, hacen inviable que sea votada a favor por las fuerzas progresistas. De hecho, aunque todavía no decanta el proceso de toma de posiciones, es notorio que se está construyendo un “estado de ánimo” que apunta a rechazar la propuesta derechista.

La derecha, por cierto, ya ha tomado postura de llamar a votar “a favor” del texto (…)