«La ciencia puede amasar conocimiento y aumentar poder, pero solo la sabiduría puede aplicarlos correctamente».
Isaac Asimov, Foundation
La cita de Asimov encapsula un dilema central de nuestra era: en un mundo donde la inteligencia artificial (IA) aumenta exponencialmente nuestro poder y conocimiento, ¿cómo aseguramos que estos avances sean guiados por principios éticos, transparentes, sin sesgos de ningún tipo y con impacto positivo en nuestra sociedad? Nos encontramos en un punto crítico de coexistencia con la IA, reminiscente de la narrativa distópica de Asimov, donde la “capa 8”, nuestra esencia humana, enfrenta el riesgo de ser marginada por máquinas que procesan datos como commodities.
En respuesta a estos desafíos, Chile aspira a ser un líder regional en la adopción ética de la IA. El gobierno ha delineado políticas que buscan equilibrar la innovación tecnológica con la solución de desafíos sociales y económicos, como mejorar la accesibilidad en la atención médica, prevención del delito y aumentar la eficiencia en la gestión de recursos naturales. Este enfoque integra la tecnología con la ética, apuntando a un progreso que beneficie ampliamente a la sociedad.
Sin embargo, la gobernanza actual de la IA en Chile y a nivel mundial ha sido objeto de críticas, particularmente en términos de transparencia y responsabilidad. La necesidad de políticas efectivas se hace evidente al considerar los algoritmos, comúnmente descritos como “cajas negras”, que deben ser totalmente auditables y comprensibles para todos. El término “cajas negras” se refiere a sistemas de IA o algoritmos cuyos procesos internos son opacos. Aunque sabemos qué datos se ingresan y cuál es el resultado, el proceso que sigue el sistema para llegar a esa conclusión es desconocido o muy complejo de analizar.
Los sistemas de inteligencia artificial a menudo no pueden explicar sus decisiones de manera sencilla, lo que plantea problemas de transparencia y responsabilidad. Esta falta de claridad puede llevar a resultados sesgados o discriminatorios, dificultando la revisión de los procesos de toma de decisiones. También puede provocar errores significativos y pérdida de confianza pública. Por esta razón, es crucial establecer regulaciones más estrictas y efectivas para asegurar que el uso de la IA sea claro y justo para todos.
Además de la transparencia y la responsabilidad, la privacidad de datos emerge como otro pilar crítico en la gobernanza de la IA. A medida que la tecnología se inmiscuye cada vez más en los aspectos personales de nuestras vidas, la recolección y el uso de datos personales han alcanzado una magnitud sin precedentes. Las políticas actuales a menudo no consiguen protegernos (…)
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