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La UFM, el templo del liberalismo

La utopía neoliberal tiene su oasis en Guatemala

Si se invitara a las personas a formular la lista de los países que, según ellas, se mostraron como los más resueltos defensores del neoliberalismo, pocas mencionarían a Guatemala. Sin embargo, en el centro de la capital del país centroamericano se destaca una universidad privada de renombre internacional entre los neoconservadores.

Al corazón de la universidad privada Francisco Marroquín (UFM) –por el nombre de un obispo de Guatemala del siglo XVI– se accede a través del “Paseo de las estelas”, un sendero bordeado de réplicas de monumentos funerarios mayas y canteros de flores. En la planta baja se encuentra el estacionamiento, con autos de alta gama. Al pasar por la residencia de los estudiantes, unos carteles anuncian: “¡Bienvenidos a la casa de la libertad!”.

Lejos de la “Zona viva”, núcleo festivo y chic de la Ciudad de Guatemala, aquí la tranquilidad reina como en pocos lugares de la capital del país. Elegantes y sin excesos, los edificios de ladrillo rojo –material poco habitual en una capital atiborrada de hormigón– se funden con la profusa vegetación de los jardines. Es un remanso para los cerca de tres mil estudiantes repartidos en una quincena de carreras: Ciencias Económicas, Derecho, Relaciones Internacionales, pero también Cine y Artes Visuales, Psicología, Educación y Nutrición. Por su parte, la universidad pública San Carlos contaba en el 2023 con 41 departamentos y 230.000 estudiantes en el conjunto de los campus del país.

Contra el “enfoque socializante”

Los nombres son inequívocos: Plaza de la Libertad, Biblioteca Ludwig-von-Mises –que sobresale frente a un bucólico estanque–, Plaza Adam-Smith, Anfiteatros Friedrich-Hayek y Milton-Friedman –un relieve en homenaje a la novelista libertaria Ayn Rand–. Efectivamente, estamos en un templo del liberalismo, donde se materializa la utopía. Por cierto, aquí todos los alumnos de primer año tienen clases obligatorias sobre la ética de la libertad y la filosofía social de Friedrich Hayek.

Una de las dos calles que conducen al campus lleva el nombre de Manuel Ayau. Nacido en 1925 en una distinguida familia aristocrática, fallecido en el 2010, hizo su fortuna con el algodón, el petróleo, los productos de cerámica y la construcción de puertos (1). Ayau ocupó una banca en el Parlamento en los años 70. También formó parte del Movimiento de Liberación Nacional, “partido de la violencia organizada”, partido anticomunista y vinculado con los escuadrones de la muerte (2). Padre de la “Marro” –sobrenombre de la universidad–, se mostró hostil al “enfoque socializante” de la Universidad San Carlos y lamentando que este enfoque resultara “aplastante” en el debate de ideas, creó con seis amigos el Centro de Estudios Económico Sociales (CEES) en 1958. Mientras dominaba el keynesianismo y la derecha todavía era estatalista, el CEES se creía vanguardista: se entusiasmaba por Ludwig von Mises, uno de los padres del neoliberalismo. Y su proyecto, resumido por Ayau –“estudiar y difundir los principios éticos, económicos y jurídicos de una sociedad libre”–, se convertiría en el de la UFM (3). El grupo de fundadores se formó en las teorías económicas, pero también integraba las redes neoliberales internacionales (Liberty Fund, Sociedad Mont Pèlerin, que Ayau presidiría entre 1978 y 1980), invitó a eminencias a Guatemala (en particular, von Mises, Friedrich Hayek y Milton Friedman) y difundió sus ideas en los medios de comunicación.

Las redes de Ayau le permitieron obtener la autorización para crear su universidad y los apoyos financieros que tornaban el proyecto viable. La Marro abrió a comienzos de 1972 y contaba con cuatro carreras: Derecho, Economía, Administración de Empresas y Teología. Sin sorpresas, Friedman veía en la UFM “una de las principales universidades de América Latina, completamente fundada sobre los principios de la Sociedad Mont-Pèlerin, sobre los mercados libres y la propiedad privada”. “Tuvo una influencia muy importante en América Latina”, se regocijaba el papa del monetarismo (4).

Calles decoradas con agapantos, yucas y palmeras: nos reunimos con Daniel Haering en la elegante “zona 15”. Apenas llegó de España, su ciudad natal, en el 2008, con tan solo una licenciatura en Periodismo y un máster en Relaciones Internacionales, se convirtió (…)

Artículo completo: 2 163 palabras.

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Mikaël Faujour

Periodista, Guatemala.

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