Breve balance de la lucha autonomista y revolucionaria de la CAM
A dos décadas de su existencia
Hemos de escribir estas líneas, precisamente en momentos en que nos visita nuestro hermano, el peñi Felipe Quispe Huanca, “el Mallku”, el gran líder “indígena”, un histórico y tal vez el más destacado dirigente del movimiento indianista del Abya Yala. Para nosotros, los mapuche autonomistas y nacionalitarios es un referente político e ideológico.
Debemos mencionar este hecho, ya que la visita del Mallku se inscribe en un acompañamiento concreto en la presentación del libro “Chem ka Rakiduam”, un texto en el que se sintetiza el pensamiento y la acción de nuestra organización la Coordinadora Arauco Malleco, y su contribución radica no solo en su vasta experiencia de lucha por la reconstrucción de las naciones originarias (para los Aymaras el Qullasuyo) así como de las ideas por la descolonización de nuestros pueblos oprimidos, ya que la vida militante de este gran referente indiano y revolucionario está estrechamente relacionada con el contexto en que se han desarrollado prácticamente los ciclos de ascenso y permanencia de la movilización indígena a nivel continental, contexto en que se sitúa la justa y digna lucha de nuestro pueblo nación mapuche.
En efecto, el ciclo de ascenso de las luchas de nuestros pueblos originarios en general, tuvo su irrupción hacia los años 1992 y el 2005. Posteriormente, muchos de los movimientos indígenas del continente decantan en el inmovilismo, ya que fueron cooptados o neutralizados por la represión que se les impuso desde los Estados dominantes. Sin duda, que las expresiones de lucha indígena que tuvieron mayor vigor y relevancia estuvieron en los mal llamados Bolivia, Ecuador y México. Pero, en esta ocasión no analizaremos en profundidad el transcurso de estas experiencias llevadas a cabo por nuestros hermanos y hermanas de los pueblos originarios, más bien hemos de situarnos en lo que es la trayectoria de la lucha por la reconstrucción nacionalitaria de los pueblos oprimidos situándonos en lo que ha sido la trayectoria del movimiento mapuche autonomista en general y de la lucha por los derechos políticos territoriales de la CAM en particular.
Si bien, el nacimiento y auge de nuestra organización se adscribe en el desarrollo del movimiento indígena continental, el proceso mapuche ha tenido sus particularidades y diferenciaciones propias, cuestión que el momento histórico ha sido poco conocido, tanto a nivel local, regional e inclusive internacional. Ya que la causa mapuche tiene sus propuestas las que son eminentemente políticas, y como en nuestro caso, como organización representamos una propuesta de tipo político-estratégica, la que conlleva líneas de trabajo y luchas por la autonomía y por la reconstrucción nacional de nuestro pueblo, y es en este marco que se ha ido construyendo una práctica política y un discurso basado en la resistencia y la reconstrucción nacional, una lucha por la recuperación del territorio de tipo etno-nacional y por la descolonización, proceso que hemos llamado por la liberación nacional mapuche. Al respecto, se debe indicar que la mayoría, sino todos los pueblos originarios, hemos tenido que enfrentar una serie de dificultades, así como de superación de contradicciones dada nuestra realidad de comunidades y colectivos con capacidades y desarrollo político desde nuestra condición ancestral, elementos que no estaban lo suficiente maduros para el logro de una proyección emancipatoria que se sostenga frente a las, aún, relaciones de tipo colonial y etnocéntricas en las que se han construido los Estados nacionales opresores, cuyos regímenes han resultados disciplinantes, represivos por su naturaleza neoliberante. Es en este contexto en que surgen y se reproducen las resistencias, que lentamente han puesto freno, vía la acción directa, eso sí, a los innumerables procesos de reproducción del capital como así mismo, se ha podido desarrollar legítimas propuestas políticas de luchas por nuestros derechos fundamentales, que con el transcurso del tiempo han de permitir vislumbrar legítimas y necesarias aspiraciones por la definitiva emancipación de nuestros pueblos originarios sobre la base de un gran proceso de liberación nacional.
Si en la mayoría de los contextos sociopolíticos en los que se han desenvuelto los principales movimientos de pueblos originarios, éstos se encontraron con Estados reformistas o débiles en su estructura de manera que resultaron condescendientes con las reivindicaciones indígenas de modo que otorgaron principalmente ciertas condiciones en materia de derechos. Sin embargo, en el caso de Chile, el Estado ha resultado ser un verdadero bastión del sistema capitalista, donde su estructura exacerbadamente de tipo colonial, con una fuerte tradición militarista en su conformación, razón que explica un tipo de gobernabilidad con un fuerte constitucionalismo cívico-militar que trae como consecuencia la imposición de una institucionalidad opresora que hasta la actualidad ha resultado excluyente y de negación de todos los derechos fundamentales de nuestros pueblos originarios. Esto explica la respuesta principalmente de tipo represiva hacia el pueblo mapuche por parte del Estado chileno y el Estado argentino, toda vez que de reivindicación de nuestros de-rechos al territorio y autonomía se trata. Lo anterior, explica por qué la lucha mapuche debe ser entendida como una lucha que se da en un ámbito de mucha desproporción, una confrontación totalmente asimétrica, muy desigual que, por un lado tiene a los Estados dominantes con sus oligarquías (…)
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