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Ruptura estratégica en Pyongyang

¿Quién amenaza a la península coreana?

Un discurso del dirigente norcoreano Kim Jong-un, en enero de 2024, suscitó grandes preocupaciones en las cancillerías occidentales. Al anunciar una ruptura estratégica, Pionyang parecía amenazar a su vecino del Sur. Como sucede a menudo, los principales análisis de la situación omitieron tomar en cuenta la responsabilidad de los otros actores del conflicto.

Hay buenas razones para temer un conflicto militar en la península coreana. Pero la mayoría de las veces no son las afirmadas por los medios de comunicación y sus expertos. Estos últimos sugirieron recientemente que una Corea de Norte aún más amenazante de lo habitual querría aprovechar la guerra en Ucrania para atacar a Corea del Sur: “Kim Jong-un [el dirigente norcoreano] dice estar listo para la guerra”, anunciaba por ejemplo un artículo del diario francés La Croix el 16 de enero pasado; no obstante, en Estados Unidos, dos especialistas de renombre estiman que la situación en la región sería “más peligrosa de lo que lo ha sido desde el comienzo del mes de junio de 1950”, momento en el cual estalló la Guerra de Corea. Evidentemente, la alta administración estadounidense comparte este análisis. En enero pasado, un artículo del New York Times informaba que algunos altos funcionarios decían estar convencidos de que Kim Jong-un “podría dirigir una forma u otra de acción militar contra Corea del Sur en los próximos meses a raíz de un cambio estratégico a favor de una política de hostilidad manifiesta”.

Compromiso roto

Aquellos que desconfían de Pionyang encontraron un pretexto para alimentar sus preocupaciones en el discurso del 15 de enero de 2024 de Kim Jong-un ante la Asamblea Popular Suprema del país. Allí el dirigente calificó a Corea del Sur como el “principal enemigo” de Pionyang y llamó al desmantelamiento de “todos los órganos de solidaridad que hemos creado con vistas a una reunificación pacífica”. También ordenó “la eliminación total de conceptos tales como ‘reunificación’, ‘reconciliación’ y ‘compatriotas’ de la historia nacional de nuestra República”.

Esta evidente ruptura con el compromiso de larga data de Corea de Norte a favor de una reunificación pacífica no solamente estuvo acompañada por la demolición del Monumento a las Tres Cartas por la Reunificación Nacional (una estructura de treinta metros de altura inaugurada en el 2001 y que había ofrecido su logo específicamente a la Asociación de Amistad Franco-Coreana), sino también por una intensificación del programa de disparos de misiles del país. Desde el punto de vista occidental, son todos elementos que respaldarían la tesis según la cual Kim Jong-un estaría preparando una operación militar. Sin embargo...

Presentado como una cuasi declaración de guerra, ese discurso era ante todo sobre la economía, como manifiesta su título: “Sobre las tareas inmediatas para la prosperidad y el desarrollo de nuestra República y la promoción del bienestar de nuestro pueblo. [Sobre los proyectos urgentes que atañen a la prosperidad y el desarrollo de nuestra República]”. Kim Jong-un menciona allí la necesidad de llevar a buen término proyectos en varios sectores clave, particularmente la metalurgia, la industria química, las herramientas mecánicas y la energía, con el fin de “poner firmemente a la economía global del país en la vía de un desarrollo estable y duradero”. Lejos de atribuir las dificultades económicas del país a un “adversario” contra el cual sería conveniente tomar las armas, Kim Jongun reconoce la responsabilidad del poder con respecto a un cierto número de dificultades. Menciona, por ejemplo, “la gran disparidad de los niveles de vida entre la capital y las provincias y entre las ciudades y los campos”, subrayando el hecho de que tal situación va “en contra de la idea del desarrollo global edificado por el socialismo”, previo a exponer su proyecto para avanzar: la construcción planificada de nuevas industrias, de establecimientos de salud y de enseñanza y de viviendas en veinte condados durante los próximos diez años.

Política exterior

Por último, cuando menciona las cuestiones de política exterior, particularmente la nueva posición de Pionyang con respecto al Sur, Kim Jong-un insiste sobre el hecho de que aquella es el resultado de una degradación del entorno de seguridad de su país. Por ejemplo, explica: “No tenemos ninguna razón para elegir la guerra y por lo tanto no tenemos ninguna intención de desencadenar unilateralmente una”. Antes de añadir: “Pero si nos enfrentáramos a la perspectiva de una guerra, entonces nunca buscaríamos huir de ella. Tomaremos las medidas que (…)

Artículo completo: 2 226 palabras.

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Martin Hart-Landsberg

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