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Armenios, palestinos: ¿podemos compararlos?

Aquello que llamamos genocidio

El genocidio armenio de 1915 y la actual destrucción de los palestinos en Gaza presentan similitudes preocupantes. Ambos procesos, impulsados por etnonacionalismos agresivos, se caracterizan por violaciones masivas de derechos humanos y deshumanización de las víctimas. La comunidad internacional ha permanecido mayormente inactiva frente a estos crímenes.

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Carlos Rivera, Doble filo (de la exposición Espectros), 2020

Junto con el de los hereros y los namas a partir de 1904, el genocidio de los armenios de 1915 es uno de los primeros del siglo XX. Desde fines del año 2023 asistimos a lo que podría ser el primer genocidio del siglo XXI: la destrucción de los palestinos de Gaza.

Así, la calificación de genocidio resulta compleja (1): en derecho, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio adoptada por las Naciones Unidas en 1948 se refiere a todo acto “perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. Además, en esta controversia también pueden participar la historia y las ciencias sociales. A tal punto que en la segunda mitad del siglo XX surgió un campo de investigación interdisciplinaria: los genocide studies, una de cuyas actividades consiste en comparar esos crímenes contra la humanidad con el fin de mejorar su comprensión. Cada genocidio es singular, pero se observan similitudes; en particular, que tienden a suceder en un contexto de guerra.

Si bien la calificación jurídica se basa en criterios objetivos, también contiene una dimensión política. Como lo recuerda el historiador Perry Anderson, el derecho internacional es un “derecho del más fuerte” (2): en tensión con los juristas o los historiadores, en el proceso de calificación también participan actores estatales y no estatales en cuanto tienen interés en que un crimen masivo sea presentado como un genocidio o no lo sea –sabiendo que la Convención de 1948 tiene una intención performativa: impedir que se produzca o que continúe–.

Cada nuevo caso potencial amplía el espacio de las comparaciones. Así sucede hoy con Gaza. Comparar permite comprender un acontecimiento en curso, por definición, difícil de entender. Pero ello no necesariamente implica que los términos de la comparación sean de la misma naturaleza.

El genocidio de los armenios ocasionó aproximadamente un millón y medio de muertes. Entre 1915 y 1923, dos tercios de la población armenia del Imperio Otomano murió. A ello se suman las violaciones, las reducciones a la esclavitud, los secuestros de niños y las conversiones forzadas. Según Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas para los territorios ocupados, seis meses después del comienzo de la operación israelí en Gaza, el ejército israelí había matado a más de 30.000 palestinos y herido a otros 71.000 (3). Son cifras incompletas: 13.000 niños murieron; más del 80% de la población del enclave fue desplazada.

Humanidad denegada

Un etnonacionalismo agresivo guía a ambos procesos: el de los Jóvenes Turcos, que tomaron el poder en 1908 en el Imperio Otomano en declive; el del gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu, que tiene ministros fascistas. Los Jóvenes Turcos –y luego Mustafa Kemal, que completó el genocidio de los armenios (4)– construyeron un pueblo turco a través de la violencia masiva, depurando étnicamente a las minorías. El gobierno israelí, por su parte, puso en marcha un proyecto de “Gran Israel” entre el Jordán y el Mediterráneo.

En el caso armenio, el genocidio tuvo lugar durante una fase de transición hacia la creación de un Estado nación. La violencia que se abatió sobre los armenios, tras una fase de apertura hacia los elementos no turcos del Imperio, provino de la voluntad del gobierno de los Jóvenes Turcos de fundarlo en una identidad étnica musulmana homogénea. Así, la depuración concernió también, en cada caso según modalidades específicas, a los asirios, los griegos y los judíos.

En Palestina, se trata más bien de un colonialismo de poblamiento, que opera desde finales del siglo XIX: la violencia es inherente al proyecto sionista, y la ofensiva israelí iniciada en octubre de 2023 es la más destructiva de una larga serie de operaciones de limpieza étnica. Según el historiador Rashid Khalidi, Israel está llevando a cabo una “guerra de cien años” contra el pueblo palestino (5).

La cuestión del poblamiento no estuvo ausente en el caso armenio. Este genocidio tuvo un componente de “ingeniería demográfica”, al organizar en las provincias armenias del Este la instalación de musulmanes provenientes particularmente de los Balcanes, en donde la Sublime Puerta sufrió derrotas militares durante este período. Algunos historiadores del Imperio Otomano tardío mencionan una colonización interna (6). Se trataba de erradicar a los armenios de la región.

Si bien la memoria colectiva establece el 24 de abril de 1915 como fecha del comienzo del genocidio de los armenios, otros crímenes de gran magnitud le precedieron durante las últimas décadas del siglo XIX: en particular, las masacres llamadas “hamidianas” de 1894-1897 y de Adaná en 1909. Los historiadores debaten sobre la continuidad (…)

Artículo completo: 2 322 palabras.

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Razmig Keucheyan

Profesor de sociología en la universidad de Burdeos.

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