Soñar con ser periodista para después pasarse jornadas enteras redactando textos sin hacer ningún trabajo de campo ni aportar una sola fuente. Esa es la experiencia que vivió Clara Landrieux (1) durante ocho meses después de terminar la escuela de periodismo. Lanzada a un mercado laboral poco floreciente, la joven tenía dificultades para encontrar un puesto de trabajo. Entonces, cuando un amigo le habló de una agencia de noticias llamada 6Medias con un trabajo poco beneficioso pero conveniente para insertarse en el oficio, lo intentó. La fase de contratación se resumió en una prueba escrita que se supera, según Clara, “casi automáticamente”. Después siguió un curso de formación de una jornada, durante el cual se tuvo que mostrar capaz de escribir ocho artículos en algunas horas.
Textos subcontratados
Una vez pasada la prueba, los periodistas de 6Medias firman “textos” como colaboradores externos en sitios web de publicaciones conocidas como Le Point, Gala o Géo. La mayoría de las veces, los lectores ignoran que la producción de estos textos fue subcontratada. Cuando no se lo indica expresamente, todo deja pensar, en efecto, que se trata de un texto escrito por un periodista de la redacción. A ojos de la dirección, el recurso a esta forma de “uberización” está justificado para responder mejor a las expectativas de los lectores. “En el sector no se habla de uberización, sino de producción de contenidos”, corrige de inmediato un antiguo jefe de redacción de la web de un diario que recurrió a esta mano de obra muy eficaz. “Porque la realidad es que no se gestiona un sitio de la misma manera que se gestiona un diario. En la web, los contenidos que triunfan suelen ser de baja calidad. Flirtean con la farándula, la repetición de las gacetillas de AFP, las crónicas chabacanas o los titulares escandalosos. Por ejemplo, si el artículo se titula ‘Un niño evita ser aplastado por muy poco’ es porque se sabe que en Discover, el feed de noticias de Google, volará como pan caliente. Pero no se especifica que la historia tuvo lugar en Perú, porque eso podría generar menos clics”. El responsable se defiende de haber importado esta práctica a su antigua redacción. Hace algunos años, explica, el departamento de publicidad necesitaba una mayor audiencia en el sitio para obtener nuevos contratos. La dirección se decidió entonces por una agencia de prensa externa, en contra de lo que quería el editor de la web. “Propuse contratar gente, pero eso lleva tiempo. Sigo convencido de que no es lo que había que hacer”.
En el universo de la información gratuita financiada mediante publicidad, los clics son el clave del negocio (2). Y para generarlos, lo mejor es atenerse a las viejas recetas. Aquí es donde entran los soldaditos del periodismo de 6Medias y otras agencias de prensa como COM’Presse o ETX Studio, el trío que domina el mercado. Su misión: escribir un “texto” por hora para multiplicar los contenidos y las posibilidades de que un artículo encuentre su público... y las publicidades que lo acompañan. Un ritmo frenético. “Hay que trabajar encadenando las cosas una tras otra, como en una fábrica”, se lamenta Clara Landrieux. “Cuando terminas un texto, empiezas con el siguiente”. Esta visión de un periodismo flexible, sin información agregada, provocó una rápida renovación del personal. La redactora renunció tras recibir otro comentario hiriente de parte de un superior. Otros redactores en serie que fueron contactados por Le Monde diplomatique dijeron no haber durado ni ocho meses. “En 12 años sólo hemos tenido un juicio laboral y, hecho rarísimo, lo ganamos”, destaca Rémi Duval, director general de la empresa.
La cadencia infernal va acompañado de un sentimiento de relegación entre los outsiders de la profesión, dado que la escritura se limita a menudo a bastardear –es decir, a acortar y reformular– las gacetillas de las agencias de prensa o a copiar y pegar informaciones recolectadas de la competencia, para luego reescribir el conjunto sin mencionar la (…)
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