Vendrán tiempos de cosecha

La tradición política fija como momentos de inflexión de un gobierno las elecciones que se producen durante su periodo de mandato. La tradición la rompe el gobierno de Gabriel Boric que cada año que esté en La Moneda tendrá comicios de distinto tipo: aprobación constitucional, plebiscitos, elecciones constituyentes, y ahora, en octubre, municipales e inmediatamente después parte el nuevo ciclo de parlamentarias y presidenciales en el 2025. ¿Se puede precisar un momento de inflexión?, ¿acaso la oposición no intentó caracterizar cada uno de estos episodios electorales como un plebiscito a la gestión del gobierno?, ¿quiénes ganaron y quiénes perdieron?

Entre votación y votación, el gobierno gobernó y resolvió algunos de los problemas más acuciantes que afrontó desde su instalación, emergieron nuevas dificultades -muchas amplificadas por la oposición y los medios, elevadas a categoría de “crisis”- y La Moneda, con toda su estructura de poder, ofreció soluciones y tomó medidas que fueron mitigando los efectos en áreas complejas como la migración irregular, la inflación, el crecimiento económico, la captura de mayores inversiones, la ampliación de derechos y un gran esfuerzo para hacer frente a los problemas de seguridad pública y los delitos de mayor connotación.

Todo ello se ha dado en un contexto de una oposición acérrima que ha ejercido toda su fuerza comunicacional y su mayoría parlamentaria. Aun así, el gobierno ha conseguido sacar adelante leyes sociales que mejoran la vida de la población, como la Ley de las 40 horas, el pago de pensiones alimenticias para niños y niñas, el sistema de cuidados y otras que han sido percibida como beneficiosas para la población. La reforma al sistema de pensiones, el pacto tributario, la condonación del CAE y otras transformaciones importantes están frenadas por la oposición, y así lo percibe la ciudadanía. La obstrucción opositora a todo evento ha comenzado a ser rechazada, como sucedió con la (…)