La prensa, particularmente de medios de comunicación que se han vinculado con la estructura estatal (desde el financiamiento y la orgánica, hasta alianzas episódicas de elaboración de contenido), ha reproducido el discurso oficialista asumiendo sus mensajes pocas veces inclusivo.
Así ocurrió en la dictadura chilena donde se construyó comunicacionalmente un mapeo de eventos, muchas veces inexistentes y otros parcelados, con una semántica negativa hacia las víctimas de violaciones de derechos humanos, y ha ocurrido en los 34 años de democracia -con otros atuendos, pero no en menor cantidad cada vez que la estructura estatal en este caso tendiente a lo neoliberal- interpreta la realidad como un patrón.
Lo vemos, por ejemplo, en la rutina periodística chilena al no atribuirle territorio a lo narrado, o hacerlo a partir del desconocimiento, más aún a partir de líneas editoriales que están al servicio del poder político, económico y homogéneo.
Desde la Psicología Social es sabido que los medios de comunicación no solo entregan información, también interpretan los acontecimientos y generan corrientes de opinión desarrollados con cientos de categorías que podemos llamar estereotipos o prejuicios: desde el lenguaje -y también del metalenguaje, o sea desde lo no dicho-, se construye la diferencia y los derechos de unos y otros y se legitiman las conductas discriminatorias con su posterior represión.
El estereotipo, como cada contenido mediático, requiere un mensaje, un destinatario y un aludido. El mensaje hoy se aplica cada vez que en pantalla se dice “conflicto mapuche” o la palabra “antisocial”, relacionada a los pueblos indígenas, o cada vez que se atribuye la delincuencia con lo antihegemónico.
Lugares comunes
La prensa chilena y sus construcciones no nombra o nombra mal, con una repetición casi matemática de lugares comunes, sin conocer la cotidianidad del otro, la cultura, los quehaceres, la cosmovisión, solo da a conocer episodios específicamente relacionados con la violencia, el desorden, el fuego.
Cada vez que no se es capaz de mencionar lo distinto sin miedo, se lo expulsa y no viene más que a confirmar que la prensa chilena, perteneciente a los grandes conglomerados mediáticos y en una férrea relación de amiguismo con las autoridades, (…)
Texto completo en la edición impresa del mes de septiembre 2024
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl