Desde 1823 a 1828, el pueblo-ciudadano participó directamente, como ‘pueblo’ o comunidad local –a través de las Asambleas Comunales (los Cabildos) y las Asambleas Provinciales–, en el proceso constituyente que, luego de sortear diversas peripecias, culminó en el dictamen de la Constitución “popular-representativa” de 1828, y la elección democrática del Gobierno de Francisco Antonio Pinto. Misma Constitución y mismo Gobierno que fueron derribados en 1830 por un golpe político-militar organizado por la élite mercantil de Santiago y ejecutado por el ejército mercenario financiado por Diego Portales y dirigido por el general Joaquín Prieto (a quienes los oficiales del Ejército Patriota motejaron de “tirano” y “felón”, respectivamente). Tras una serie de engaños y felonías, Prieto derrotó en Lircay al general Freire, donde ordenó matar a hachazos a los oficiales prisioneros. Tras la batalla, el Ejército Patriota fue “dado de baja”, la Constitución de 1828 abolida, mientras los mercaderes, en cónclave exclusivo, dictaban la Constitución de 1833 que, ipso facto, concedió Facultades Extraordinarias (tiránicas) al Poder Ejecutivo (es decir, a Diego Portales) …
El gobierno de Prieto-Portales estableció “cortes marciales” en todo el país contra los “pipiolos”, con sentencias inapelables y fusilamientos al instante. Al mismo tiempo se abolieron los Cabildos (comunales), las asambleas provinciales, se otorgaban poderes represivos y mando militar a los intendentes y gobernadores, se establecieron comisiones para calificar a los ciudadanos que podían votar, se impuso el voto individual secreto y los “departamentos” (como territorio electoral numérico) en reemplazo de los “pueblos” (comunidades vivas) de antaño. Con estos decretos se eliminaron todas las condiciones para que la soberanía popular (típica del período 1810-1828) pudiera seguir operando La acción ciudadana fue centrada, no en las asambleas locales de voto colectivo, sino en la elección de ‘representantes’ con voto individual secreto.
De ese modo, desde 1833 hasta el día de hoy, el pueblo-ciudadano ha estado eligiendo presidentes, senadores, diputados, alcaldes, etc. con ese tipo de voto (o sea: sin deliberar colectivamente y sin (…)
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