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La sociedad chilena a cinco años del estallido de octubre 2019

Chile y sus demandas latentes

Más allá del análisis mismo del estallido de Octubre de 2019 nos interesa examinar las consecuencias que tuvo para la sociedad chilena de hoy tanto el mismo como el proceso constituyente que le siguió.

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Hugo Correa, Caminos (Óleo sobre tela), 2024 (Exposición en Galería La Sala)

Partamos señalando que, desde mi perspectiva, el estallido significó, básicamente rechazo de un orden socio económico en múltiples dimensiones y del funcionamiento de la política y de los grupos y sectores dominantes denominados genéricamente elites en ambas esferas. De alguna manera las consignas “no son treinta pesos sino treinta años”, más allá de su exactitud, y “basta de abusos” expresaban este rechazo y la proclama de dignidad la demanda de un nuevo orden.

Se trataba de una de las movilizaciones más grandes y de más impacto en nuestra historia pero con rasgos relativamente inéditos No había en un primer momento demandas sino esta expresión de rechazo y descontento, aunque luego los diversos sectores involucrados fueron produciendo cada uno sus propios conjuntos de demandas. Tampoco había en sentido estricto liderazgos ni interlocutores del conjunto del movimiento, ni presencia relevante conductora o mediadora de los partidos como había sido lo permanente con pocas excepciones en las movilizaciones sociales en Chile y sobre todo, no puede hablarse de un proyecto alternativo de sociedad sino la expresión de este rechazo y malestar.

Crisis política y social

El rechazo a las expresiones de violencia y delincuencia por parte de grupos que no tenían nada que ver con el espíritu de las movilizaciones y a la respuesta agresiva del gobierno de Sebastián Piñera con sus innegables violaciones masivas de derechos humanos, se acompañó de un gran apoyo de la opinión pública manifestado a través de las encuestas y especialmente de movilizaciones masivas a lo largo del país, principalmente la del 25 de octubre, así como de las asambleas autoconvocadas y la participación masiva en un plebiscito convocados por la organización nacional de municipalidades. Ver en todo ello las potencialidades de una revolución que serían abortadas por los sectores dominantes y la denominada clase política o solamente actos de delincuencia o solo pulsiones juveniles en el marco de una modernización capitalista, constituyen un profundo error, por razones distintas en cada caso.

Lo que es evidente es que se vivía una crisis social y política que debía ser enfrentada por fórmulas políticas que permitieran no solo resolver los problemas inmediatos sino aquellas dos cuestiones de fondo que hemos indicado: nuevo orden socio económico que permitiera superar las injusticias del modelo vigente y nuevas formas de gobierno y de reconstruir la comunidad política rota que permitieran superar los déficit de la democracia y profundizarla. Y en la superación de la crisis de ese momento debía tener un rol preponderante la ciudadanía movilizada. En la ausencia de consenso del mundo político muy fuertemente dividido y su pérdida de legitimidad ante los sectores movilizados, la solución desde la clase (…)

Artículo completo: 1 479 palabras.

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Manuel Antonio Garretón Merino

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