En su oficina, el Ministro de Energía de Moldavia, Victor Parlicov, vuelve sobre la noche del 23 al 24 de febrero de 2022. “A la una de la mañana, Moldavia y Ucrania se desconectaron de la red eléctrica rusa y bielorrusa para evaluar su capacidad de funcionamiento de forma autónoma”. Para las ex repúblicas socialistas, entonces conectadas al antiguo sistema eléctrico de la URSS, el ensayo constituia la primera etapa de una sincronización con la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión de Electricidad (ENTSO-E). Tres horas más tarde, los rusos invadieron Ucrania. Parlicov no tiene ninguna duda: “La hora de la invasión y este ensayo están ligados. Moscú sabía que esta prueba volvía vulnerable al país”. Si la mayoría de los expertos sólo vieron una coincidencia, el relato del ministro revela el nivel de politización de la cuestión energética en Moldavia: antes de esta guerra, los 2,6 millones de habitantes dependían de la rusa Gazprom, la única proveedora, que enviaba 5,7 millones de metros cúbicos diarios en verano y 8 millones en invierno. Desde hace dos años, el gobierno ha diversificado los suministros, siguiendo la política de la Unión Europea que dice querer prescindir del gas natural ruso de acá al 2027 (1).
Durante décadas, la principal ruta gasífera fue un corredor terrestre construido durante el período soviético y que atraviesa Ucrania: ella alimentaba la central eléctrica más importante, situada en la orilla izquierda del Dniestr, allí donde late el corazón industrial de la República Moldava, en Transnistria. A pesar de la secesión de esta región que reinvindica su pertenencia a la Federación Rusa, el sistema se mantuvo después de 1991. La “orilla derecha”, es decir, el resto de Moldavia, continúa beneficiándose de tarifas preferenciales, en el marco de un contrato de cinco años sobre una fórmula de precios estables, generalmente reajustada una vez al año. Por su lado, Transnistria consolida su posición. Ella le revende a esta orilla la electricidad producida gracias al gas ruso entregado gratuitamente.
Golpe de (…)
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