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Avanzar hacia un modelo colaborativo

Por una ciencia de saberes compartidos

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Mauricio Guajardo, de la serie Implicado Forma XV (Granito), 2013
(Insta: @mauricioguajardoescultor)

El reciente debate sobre la pertinencia del Laboratorio de Estudios sobre Violencia Institucional y un Taller de formación financiado por Fondecyt Regular de Anid, deja entrever la dificultad de una parte de la sociedad chilena, para comprender cuáles son los desafíos actuales de las ciencias básicas y en especial las ciencias sociales.

La historia de las ciencias sociales en Latinoamérica enseña que no podemos hablar de sus desafíos y compromisos, si no se asume el complejo entramado de las estructuras y poderes en los que se inserta. Para articular los saberes de los intelectuales al devenir de nuestras sociedades hay que saber con qué campos de intereses y culturas tendremos que vérnosla. Pero, sobre todo, con qué saberes otros, la ciencia deberá dialogar. Hasta hoy el resguardo institucional del saber legítimo se ejerce circunscribiendo sus objetos y métodos al orden de las disciplinas según especialización del conocimiento científico. Es esta compartimentación disciplinar la que da forma al diseño institucional de las universidades y sus diseños curriculares e investigativos; permaneciendo así, ajenas a las evidencias socioculturales que indican que las fronteras del saber se extienden más allá de las aulas y esos saberes también exigen tener voz.

Multiplicar vínculos

Para quienes hacemos ciencia, es de toda evidencia que las experiencias del conocimiento siempre implican el enfrentamiento entre saberes: Los saberes de las disciplinas, de los archivos, de la escritura científica–tradicionalmente encerrados en las bibliotecas y aulas universitarias - y los saberes que nacen de las prácticas concretas, cotidianas, rituales, corporalizadas, que circulan más allá o más acá de dichas aulas. Construir el diálogo entre las ciencias y los otros saberes ciertamente exige poder romper la violencia simbólica de la comunicación entre saberes que se ignoran. De lo que se trata, no es de simple interdisciplinariedad, sino de co-construir saberes, objetos, sujetos, situaciones y campos de realidad aún desconocidos por unos y otros. Pensar el modo en que el saber científico pueda hoy conectarse con la sociedad y su diversidad, pasa por la pregunta por atravesar los límites de su saber, multiplicando los vínculos con los saberes locales y en movimiento. La defensa de esta heterogeneidad de saberes supone un modelo de conocimiento, capaz de interrogar sus propias convenciones discursivas y cientificistas. La (…)

Artículo completo: 1 261 palabras.

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Francisca Márquez

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