En todos los rincones del planeta los católicos y los hombres y mujeres de buena voluntad, lamentan la muerte del Papa Francisco. Ha fallecido una de las grandes figuras internacionales del siglo XXI. Se le alaba por su testimonio humilde, austero, sabio, y por su profunda espiritualidad y humanismo. Es un Papa que será recordado por muchos de sus gestos y palabras.
Pero queremos recalcar aquí algo que no ha sido suficientemente destacado: sin duda será recordado por su legado profético marcado por la potencia de sus discursos en los cuales critica al capitalismo contemporáneo. Una palabra que ha incomodado a muchos y que incluso en círculos católicos conservadores, se ha querido ocultar, más allá del rechazo abierto pronunciado en silencio por otros.
El Papa Francisco fue electo en 2013. No es casualidad que ese mismo año el libro de un economista francés Thomas Piketty (2013), sobre “El capital en el siglo XXI” se transformaba en superventas a nivel internacional. Se trata de una obra en la cual desmonta el mito de que el capitalismo altamente desarrollado reduce las desigualdades y equipara la cancha para generar igualdad de oportunidades. El libro se basa en una enorme cantidad de datos económicos, basados en una línea de tiempo de 250 años, que demuestran que el capitalismo produce una concentración constante del aumento de la riqueza, sin autocorrección, lo que aumenta progresivamente las desigualdades socioeconómicas.
Efectivamente existen una gran cantidad de informes internacionales en los últimos años que corroboran el hecho de que la globalización neoliberal bajo el capitalismo internacional incrementa las desigualdades. El World Inequality Lab asociado al PNUD (Chancel, 2022), informaban, en 2022, que:
“El 50% de la población captura el 8% del ingreso total medido en paridad del poder adquisitivo (PPA). El 50% inferior global posee el 2% de la riqueza (PPA). El 10% superior mundial posee el 76% de la riqueza total de los hogares y captura el 52% del ingreso total en 2021”.
En las últimas décadas, el sistema capitalista ha experimentado un proceso de intensificación neoliberal, caracterizado por el peso decisivo que ha adquirido el capitalismo financiero, la concentración de la riqueza y el debilitamiento de los vínculos y la cohesión sociales.
Frente a este contexto, el Papa Francisco desde el primer día de su pontificado ha abogado por una economía humana que se preocupe de los pobres y los descartados. Su crítica al modelo dominante ha sido contundente y profundamente ética. En especial las encíclicas Laudato Si’ (2015) y Fratelli Tutti (2020) condensan esta visión profética que denuncia el sistema que descarta, degrada y deshumaniza.
Es importante anotar que el Papa procura hablar, no desde el poder y riqueza del Vaticano, sino desde un lugar situado. Introduce Laudato Si’ diciendo que está consciente de …“la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado” (… De allí su ) “crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología” (Laudato Si’ n. 16.)
Pasemos a revisar, en forma sucinta, diez notas que caracterizan la crítica de Francisco al capitalismo vigente en el mundo actual:
El capitalismo ha generado una cultura del descarte:
El Papa Francisco denuncia al capitalismo contemporáneo que ha generado una “cultura del descarte” donde las personas se transforman en sobrantes, desechadas del sistema productivo cuando ya no resultan útiles. “Los políticos están llamados a preocuparse de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte”(Fratelli Tutti n. 118). Esta cultura del descarte es una forma brutal de deshumanización. Ya no se está abajo, en la periferia, o sin poder, sino fuera. El Papa piensa en los los pobres, los marginados, los discapacitados, los ancianos, los sin techo, los migrantes, las madres solteras y abusadas, los que viven en la miseria, los discriminados, los desempleados, en fin, todas las personas que de una forma u otra son rechazados por la sociedad. “…de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias” (Fratelli Tutti, n. 215).
El capitalismo eleva al mercado como dogma y al “derrame” como solución ilusoria:
El Papa (…)
Texto completo en la edición impresa del mes de mayo 2025
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl