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La sombra del Gaslighting

La estrategia de desgaste de la derecha chilena

En el complejo ajedrez de la política chilena actual, se cierne una inquietante interrogante: ¿está siendo el gobierno de Gabriel Boric objeto de una calculada estrategia de “gaslighting” político? Esta táctica, que busca distorsionar la percepción de la realidad para sembrar la duda y el descrédito en la ciudadanía, parece encontrar terreno fértil en un ambiente de constante polarización y una comunicación oficial que, a menudo, no logra contrarrestar eficazmente el embate.

El término “gaslighting” proviene de la obra de teatro británica Gas Light (y sus posteriores adaptaciones cinematográficas), donde un esposo manipula a su esposa apagando y encendiendo las luces de gas de la casa para luego negarlo, haciéndola dudar de su propia cordura, memoria y percepción de la realidad. En psicología, se ha adoptado para describir una forma de abuso y manipulación psicológica en la que una persona (el “gaslighter”) intenta que otra persona (la víctima) cuestione su propia memoria, percepción, cordura o sentido de la realidad.

El gaslighting en política es una forma insidiosa de manipulación que busca alterar la percepción de la realidad en la ciudadanía. En el ámbito político chileno, podemos observar cómo diversas tácticas se emplean para este fin:

Mentir y negar la realidad: Un actor político o un partido niega rotundamente hechos o declaraciones pasadas que son de público conocimiento, incluso cuando existen registros de audio o video que los prueban.
Ejemplo: Un político asegura que nunca prometió una determinada reforma durante su campaña, a pesar de que videos de sus discursos en televisión o redes sociales demuestran lo contrario. Ante la evidencia, insiste: “Eso nunca fue lo que dije” o “Están sacando mis palabras de contexto intencionalmente”.

Desacreditar los sentimientos y la memoria del colectivo: Se busca invalidar las preocupaciones genuinas de la población o los recuerdos colectivos de eventos, atribuyéndolos a “histeria”, “sensacionalismo” o “manipulación externa”.
Ejemplo: Ante protestas masivas por un problema social, un vocero declara que “la gente está siendo manipulada por intereses oscuros” o que “están reaccionando de forma exagerada, el problema no es tan grave como lo pintan”, desacreditando así el malestar social.

Cambiar de tema y desviar la culpa: Cuando se le confronta sobre un problema de gestión o una controversia, un político o su bancada desvía la atención hacia un tema completamente diferente, a menudo culpando al gobierno anterior, a la oposición, o incluso a factores externos.
Ejemplo: Ante una crítica por el manejo de la delincuencia en una comuna, un alcalde responde: “El verdadero problema es la inacción del gobierno central en las fronteras” o “La culpa es de las leyes que dejó el gobierno, (…)

Artículo completo: 1 420 palabras.

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Álvaro Ramis

Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

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