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Cómo reacciona ante la agresión extranjera la sociedad iraní

¿Y si despierta el nacionalismo iraní?

La ofensiva militar de Israel, a la que se sumó Estados Unidos, golpea a una sociedad que venía protagonizando protestas y manifestaciones contra el gobierno, pero que ahora se muestra unida contra el enemigo occidental. Así, los bombardeos parecen lejos de lograr el deseado “cambio de régimen”, al tiempo que revelan la hipocresía de las grandes potencias.

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Edificios destruidos en pleno Teherán, columnas de humo en el horizonte. El pasado 13 de junio (un viernes, día consagrado a la oración en el islam), ocurrió el ataque temido desde hace años. Ya desde las primeras horas, las familias más acomodadas huyeron de la capital iraní para refugiarse en sus casas de verano a orillas del mar Caspio. En las estaciones de servicio o las tiendas de alimentos, la gente formaba largas filas. Muchos jornaleros perdieron días de trabajo, mientras que el jefe de policía buscaba testigos para desenmascarar a los “terroristas” ocultos entre la población.

“Nos enfrentábamos a una amenaza inminente, existencial”, declaró el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a la televisión estadounidense y, fiel a su costumbre, agregó un par de “revelaciones”, no por incomprobables menos impactantes: “Irán identificó a Trump como su ‘enemigo número uno’ y tiene planes de asesinarlo”, dijo (1). Enseguida, las Fuerzas Aéreas israelíes se apoderaron del cielo iraní, destruyeron centros de investigación nuclear y bases de lanzamiento de misiles. Esta ofensiva espectacular arrasó con científicos y asesinó al comandante del Ejército y de la “Guardia Revolucionaria” (pasdaran), un cuerpo paramilitar que responde directamente ante el líder supremo. Una infiltración audaz, capacidades tecnológicas y de inteligencia descomunales, así como un desprecio absoluto por el derecho internacional: todo eso parece haberle otorgado una ventaja rápida y decisiva a Israel. Pocos días después, Estados Unidos se sumaría a la ofensiva lanzando bombas antibunker y misiles.

Israel cuenta con una población diez veces menor y un territorio 80 veces más chico que Irán. Al parecer, David vuelve a triunfar sobre Goliat. Pero su éxito también deja en evidencia la exageración de la amenaza. El gasto militar de Irán representa apenas un 14% del gasto militar de Israel. Y esta proporción va en descenso: en los últimos cuatro años había sido del 23% y en 2010, representaba un 43%. Ya en su momento, los ataques israelíes contra los aliados de Teherán (como Hezbollah en el Líbano o las fuerzas de Bashar al Assad en Siria) dejaron claro que las amenazas de guerra del “Eje de la Resistencia” eran pura fanfarronería.

Sociedad modernizada

La conmoción provocada en las calles de Teherán tuvo el mismo impacto que la invasión iraquí de septiembre de 1980. En ese entonces, el país se encontraba en plena revolución y pudo movilizar a la población para recuperar los territorios conquistados por las tropas de Saddam Hussein. Pero hoy son muy pocos los iraníes que vivieron en esa época, con una sociedad mayormente rural y analfabeta. Actualmente, el 80% de la población vive en ciudades, la mayoría de los niños van a la escuela y muchos jóvenes, sobre todo mujeres, asisten a la universidad. Además, los hijos de los funcionarios del régimen a menudo estudian en el extranjero, y suelen optar por América del Norte antes que por Rusia o China. El individualismo no deja de expandirse, de la mano de políticas económicas liberales que intensifican las desigualdades.

En la actualidad, los defensores del islamismo en Irán no son más que los comunistas entusiastas que había en la Unión Soviética a finales de los años 80. Pese a su estabilidad, esta “mularquía constitucional” –un régimen de apariencia democrática pero que en última instancia sigue subordinado al clero– perdió gran parte de su legitimidad. La feroz represión contra el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, que irrumpió luego del asesinato de una mujer kurdo-iraní por parte de la policía de la moral, sacudió al país en 2022, igual que en 2019, cuando el gobierno arrasó con los manifestantes que protestaban contra el alto costo de vida (2). La brutalidad del régimen aparece también en la cantidad creciente de condenas a muerte, sobre todo en casos de narcotráfico, con un récord de 975 ejecuciones el año pasado.

Sin embargo, la autocensura es cosa del pasado: en las semanas previas al ataque israelí, los iraníes no dudaban en expresar sus opiniones con bastante libertad, a punto tal que el gobierno se vio obligado a revisar algunas disposiciones. El 15 de diciembre pasado, anuló una nueva ley opresiva sobre el “velo y la castidad”. En las calles de las grandes ciudades, más de un tercio de las mujeres no llevan velo. Aún más sorprendente, prescinden del velo incluso en algunos espacios de la administración pública, como en una oficina del Ministerio de Justicia o en las ventanillas en donde se tramita el documento de identidad. El apoyo a la causa palestina apenas se manifiesta en el espacio (…)

Artículo completo: 2 585 palabras.

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Shervin Ahmadi y Marmar Kabir

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