En los últimos cuatro años, la emergencia explosiva de la Inteligencia Artificial (IA) ha transformado radicalmente el panorama laboral, obligando a las instituciones de educación superior a un examen sin precedentes. Evidencia publicada en revistas científicas y documentos de organismos internacionales como la Unesco y la ONU, muestran que las universidades enfrentan un doble desafío: mantener su relevancia formativa y asegurar una mejor posición social de sus egresados en un mundo dominado por los algoritmos.
El principal riesgo para las universidades es la obsolescencia curricular. Si las IES (Instituciones de Educación Superior) no se adaptan, corren el riesgo de formar profesionales cuyas habilidades puedan ser rápidamente sustituidas o complementadas de forma más eficiente por sistemas de IA. Lo anterior se traduce en el desafío de disminuir la brecha de competencias en IA, pues existe una notable disparidad entre, la influencia de la IA en el mercado del trabajo (se estima que afectará al 60% de los empleos globales en los próximos 3 años) y, las competencias en IA del personal académico y de los estudiantes en formación y los que están titulándose. La Unesco y otros estudios actuales, señalan que un alto porcentaje de estudiantes no se sienten preparados para esta realidad. El reto es incorporar la alfabetización en IA -incluyendo el manejo y la aplicación de herramientas- en la malla curricular de todas las disciplinas, no solo las STEM.
Por otra parte, la IA, especialmente la generativa, plantea un desafío a los métodos tradicionales de enseñanza y de evaluación que se traduce en una preocupación significativa por la integridad académica (el plagio asistido por IA) y la posible dependencia excesiva de estas herramientas, porque podría mermar el desarrollo del pensamiento crítico y la investigación profunda. La solución recomendada por la opinión de expertos, pasa por la formación docente continua y la formulación de políticas éticas claras sobre el uso de la IA en el aula (Lago Ávila, 2024; Unesco, 2024). Pero esta transformación pedagógica y ética tiene que ser rápida y competitiva con la actual oferta de bajo costo financiero y de gran flexibilidad didáctica, que inunda la Internet.
Junto a lo anterior, la IA ofrece la oportunidad de optimizar la experiencia de aprendizaje, mediante sistemas adaptativos y tutores inteligentes, que aseguran, además, una formación personalizada. Por lo mismo, otro desafío de las (…)
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