Tres causales contra la ultraderecha

La discusión en torno al aborto está vigente y es traída a la esfera pública de manera permanente. Hoy, como una iniciativa del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, se encuentra en discusión en el Congreso un proyecto de ley de aborto por plazos, que intenta despenalizar el aborto hasta las 14 semanas de gestación.

Se estima que en Chile se realizan entre 40 mil a 170 mil abortos clandestinos al año, y que en los últimos diez, se han producido, al menos, 260 mil hospitalizaciones por esta causa, con diez resultados de muerte, según cifras que maneja el Ministerio de Salud. Esto, inmediatamente trae a la conversación una cuestión clásica para el debate y la lucha en torno a los derechos sexuales y reproductivos: las mujeres abortan, han abortado y lo seguirán haciendo, sea cual sea la legislación en torno al tema.

El proyecto de ley en el Congreso tiene un largo trecho por delante y queda aún por verse si tendrá éxito o no, pero hay algunas cuestiones que se pueden tener a la vista dado el escenario político en Chile y su proyección post elecciones parlamentarias y presidenciales. De un lado, se encuentran las reivindicaciones clásicas de los movimientos por el aborto y la búsqueda de la despenalización social que les permita abrirse paso en la sociedad; y la presión en los políticos que de lugar al diálogo y a una legislación que termine siendo favorable al derecho al aborto.

Aquí, llamaré tres causales (haciendo alusión a la ley actual que nos rige), a tres aspectos importantes de considerar en esta discusión:

Autonomía y proyectos de vida

El aborto suele considerarse como una decisión más motivada por cuestiones externas a la decisión de las mujeres, que por el ejercicio de la autonomía. Si analizamos el actual proyecto del aborto en tres causales, sus razones (el peligro de vida para la madre, la inviabilidad fetal o la violación) son situaciones no manejables, aunque, por cierto, necesarias y básicas para ejercer los derechos de las mujeres en cualquier democracia. Pero hay un asunto también básico que debe ser parte de la discusión: cómo las mujeres deciden sus trayectorias de vida y sus proyectos personales. Tener acceso a todas las formas posibles de planificación familiar y personal son requisitos mínimos para comprender, además, la dimensión social del aborto. No se elige abortar solo en situaciones extremas, también se lo hace motivada por la desigualdad y la pobreza. Cuando los abortos son clandestinos el peligro lo representan los mercados ilegales y los traficantes de fármacos que mantienen el control de un mercado de altísimo riesgo y costo.

El discurso antimujeres

Este (…)