“Cuando altivo se marchó
entre gritos de alguacil
me nubló un presentimiento
al verlo partir”.
(Patricio Manns)
Cien años cumple la película “El Húsar de la Muerte” de Pedro Sienna una de las producciones más emblemáticas de un movimiento cinematográfico chileno que tuvo su auge en la década del veinte. Con ese homenaje de memoria comenzó esta puesta en escena de La Patogallina en la sala del Ceina en la que esta destacada y multidisciplinaria compañía da el inicio a una serie de presentaciones de esta obra que cumple veinte y cinco años desde que la estrenaron.
La obra que reúne actuación, música, danza, diseño e iluminación, es una pieza clave dentro de la historia del teatro chileno, recuerdo su estreno marcando una irrupción para lo que es el teatro más convencional. Un trabajo contundente que le dio un sustento fundamental a esta inquieta y creativa agrupación de artistas.
El contenido de esta obra aborda la visión de ese cine en donde las actuaciones poco se diferenciaban del teatro, manteniendo en este caso la estética del blanco y negro, los carteles que ayudan al relato que va conformando la trama, el movimiento del cuerpo ocupando el espacio de la representación, con una banda sonora potente que recurre a distintos géneros musicales populares como la folclórica o el punk.
El argumento no sólo recoge las hazañas del legendario guerrillero, continua en los márgenes de la crítica política en donde Manuel Rodríguez aparece como figura heroica con arraigo popular. Estamos frente a una expresión que asume el valor por la opción revolucionaria como capacidad creativa del ser humano que toma conciencia frente a los abusos de un sistema de opresión que ejerce la injusticia. Denuncia que adquiere sentido en un contexto político actual donde la esperanza por las transformaciones sociales no se ven presentes de manera radical en las apuestas de los partidos políticos que están en la competencia por el poder.
La potencia política propia de las creaciones de La Patogallina siguen estando vigente siendo un hito de una generación que ha ido madurando en el paso de estos años, en la sala hacíamos notar el cariño del público hacia este grupo. La cuestión social requiere de la instalación discursiva que aliente modos de hacer lo político con ese convencimiento que inspiró la década de los veinte que se sentía traicionada por los escasos logros de la República representativa y que comenzaba a abrazar el valor de las ideas a favor de la igualdad y de los derechos de los ciudadanos que no pertenecían a la clase inmoral y explotadora de los privilegiados.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra
