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Andrés Sabella, la poesía del norte chileno. Por Magdalena Arqueros Valer

Siempre he querido manifestar mi gran admiración a aquel poeta excepcional quién fue Andrés Sabella. Ha sido un honor encontrarlo en el sendero de mi vida. Ha sido en el período cuando realizaba mi tesis en la Universidad. Debiendo encontrar un argumento a elección, siguiendo el procedimiento académico para mi termino de estudios universitarios, solo quedaba nuestra tesis. Uno de los temas propuestos era adentrarse en la poesía, siendo una propuesta creativa desafiante, el poder traspasar aquella esencia del lirismo en la gráfica buscando la identidad del Norte Chileno. Tarea complicada pues no éramos lectores predilectos a ese género literario, pero fue allí donde iniciamos a amarla y comprenderla (no obstante Chile es y seguirá siendo un país engendrador de grandes poetas, tales Neruda, Mistral, Nicanor Parra etc.) y gracias a este duende mágico de la poesía, así le gustaba llamarse a Andrés Sabella. Apresamos dicha experiencia como un retó, así pues, hemos continuando a seguirla por sus causes aviniendo nuestra existencia e ideando ser custodias del paisaje mismo o igualmente defensores de los derechos del individuo, ramificación de esa ansia estimativa a este extraordinario género literario, que ahonda emocionalmente sobre las introspecciones del autor escribiéndolas en alegorías del su yo y del su entorno en sí humano. Así de esta manera conocí a Don Andrés Sabella, inscrito en el partido comunista desde muy joven, con sus características facciones que delataban su origen palestino, donde la poética no englobaba su baja altura omitiéndola por su destreza intelectual para ser uno los más importantes poetas chilenos.

Especialmente un escritor que realmente amo y analizó al hombre del norte, “El hombre Nortino”. El paisaje chileno es extenso desde el norte al sur siendo diverso, asimismo su clima, ello infunde en su vegetación, regalándonos maravillosos colores, especialmente la espaciosidad nítida del cielo celeste, de una pureza increíble. Conlleva esto a que las personas tengas características especiales, así épicamente fueron atesoradas en la pluma de Sabella.

El Hombre del desierto chileno, recibirá la influencia de este cercano mar que baña el espacio costero y recoge esas ondas existencias desfloradas hacia al árido desierto atacameño, también encantando particularmente esos terrenos espaciales que irán surgiendo desde el alba y pereciendo al anochecer, será todo esto que contribuirá en el carácter silencioso e introverso del nortino, el ser un continuo combatiente contra el inhóspito y duro territorio que lo alberga. La minería contribuirá fuertemente como recursos naturales que sostiene el país, no obstante, sea Chuquicamata la minera a tajo abierto más grande del mundo, el sustento diario.

Mi estimado Don Andrés Sabella, fuiste una persona de una humanidad increíble, difícilmente se encuentra personas como tú, ni en Europa, ni en Sudamérica de esa filantropía poética y disponibilidad sin pensar en intereses. Poseía entrelazadas raíces palestinas a las chilenas y agregó algo más sobre sus apellidos que yo aseguraría tienen mucho de italiano. Inscrito en el partido comunista, Realzaba al ilustre Luis Emilio Recabarren. En 1937 fundó la alianza de literatos contra el fascismo. Formando la generación literaria del 38.

Además de dedicarse por completo a escribir libros de poesía, el mantenía su espacio de columnista de El Mercurio de Antofagasta. Vivía en lo que en Italia sería denominado un centro histórico, a las proximidades entre el mercado y la plaza de armas. Pero como no evocar su casa se entraba por un portón, se llegaba a un patio central y se veía su casa. La característica primordial de esta casa se centraba en esta humana puerta, la cual la mantenía siempre abierta... nunca la encontré cerrada.

Nosotros nos reuníamos dos veces a la semana con él, analizando nuestro proyecto. Nos recibía su mujer, y nos invita a entrar, él descendía del segundo piso, donde ya desde temprano había comenzado su jornada de poeta… Nos saludaba, y su mujer preparaba el almuerzo. A esto se le agregó un detalle particular que era la puerta de entrada permanecía abierta. Nuestros encuentros terminaban siempre a las 12. Hora típica chilena para almorzar, en particular en las provincias. Ha pasado a ser un simbolismo todo suyo, esta puerta abierta que hacía muchas veces interrumpir nuestro trabajo, porque alguno lo necesitaba con urgencia, escuchamos historias dramáticas, triviales, o filosóficas otras económicas, que el rápidamente proveía con ternura...

Mientras conversaba diseñaba, realizaba un dibujo lineal al terminó de la charla, lo entregaba a su interlocutor como un obsequió… Que privilegio… Homenaje a Andrés Sabella… y esa puerta siempre abierta.

Tantos, pero tantos años atrás, desde allí han regresado estos hermosos recuerdos, de un poeta que amaba el mar, y describía en versos al nortino, con toda su fuerza y alegría esa propia de la gente de su región.

Pienso que el nortino, el antofagastino podría salir a la costanera, contemplar aquel mar, pues allí verá reflejada la imagen de este místico escritor, de origen palestino, que vivió esté arte literario con magia, haciendo el bien a todos, no importando pertenencia social, religiosa, o política. Gracias por haber nacido en esta tierra, Antofagasta., Chile.

Andrés Sabella Poeta, chileno, nacido el 13 de diciembre 1912 en Antofagasta, murió en Iquique 1989, además de escritor, fue dibujante de origen palestino, perseguido por la dictadura de Pinochet, permaneció en tierra firme como hombre de mar el cuál era, en su patria y en su norte chileno compartiendo generosamente lo que tenía, como comunista y católico, más aún viviendo la poesía y describiéndola como la vida misma.

Fue un Poeta que vivió la poesía con generosidad y altruismo.

¡ORZA ANDRÉS SABELLA!

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