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Andrés del Bosque. El grito mudo de un bufón errante. Por Fco-Javier Alvear

“El actor siempre se moverá entre el chaman y la prostituta”

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Nuestro entrevistado en el frontis del nuevo teatro de Tarragona, 2014.

Andrés del Bosque es un personaje –nunca mejor dicho- completamente atípico. Connotado actor, dramaturgo, director, payaso e investigador teatral chileno, aprendiz de brujo, hechicero e iconoclasta. Dejó a medio camino una brillante carrera estudiantil como arquitecto en la Universidad de Chile (1969-1971) por la aventura del viaje y el teatro. Participa activamente, junto a Andrés Pérez, Mauricio Celedón y La Troppa –principalmente- de todo un movimiento que renovó completamente la escena nacional sin haber pertenecido jamás a ninguna camarilla ni haber besado el anillo de ningún sumo pontífice de la escena criolla.

En su mejor momento como teatrista en Chile, consagrado como uno de los padres del teatro-circo, acompañado de toda clase de éxitos, importantes premiaciones entre los que se cuentan APES y la Critica (1995), FONDART, Teatro Itinerante, el Premio Municipal de Dramaturgia Gabriela Mistral, Eugenio Dittborn, una brillante carrera docente en varias universidades del país; lo deja todo y se viene a España para comenzar de nuevo. Empieza de cero como un simple estudiante de grado en la carrera de dramaturgia en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (La RESAD) para transformarse, al poco tiempo, en uno de sus más destacados docentes. Lo cual no es poco decir, ya que se trata de un importante centro de formación e investigación teatral de los más antiguos y prestigiosos de España (y Europa); de hecho, como él mismo señala, tiene casi tantos años como cualquier país del mundo, pues se fundó en 1831.

A su paso por Catalunya, hasta donde ha venido a trabajar con una de las más importantes payasas de este país, Pepa Planas -trabajo que tan solo podemos mencionar a modo de primicia-, tuvimos la oportunidad de conversar largo y tendido con este verdadero maestro del teatro chileno, que peregrina por el mundo, de pueblo en pueblo, con su magia, sus sempiternas búsquedas y el grito mudo de un bufón errante.

Hace unos años dejaste todo para venir a España y empezar de cero… Si y llegamos a un pueblo pequeñito de Almería en un momento en donde aún había buena acogida, aunque ya se empezaban a advertir los problemas con la inmigración, marroquí y subsahariana, principalmente. Sin embargo, prácticamente, al año de estar acá me contrataron en “Festiclown” de la Escuela de Circo Carampa y, luego en 2004, entré al primer año de la licenciatura en dramaturgia en la RESAD, como un estudiante más. Allí Me encontré con Ignacio Amestoy, que en pocas palabras me dijo “mira tu no eres alumno, eres un profesor. Y se da el caso que en este momento necesitamos un profesor de interpretación en el teatro del gesto”.

¿O sea, que te conocía?

No, no. Él era mi profesor de literatura dramática, me conoció a raíz de los ejercicios que presentaba en la cátedra de literatura en la carrera de dramaturgia.

Así fue que dejando atrás Chile empezaste como un alumno cualquiera y terminaste siendo profesor en un lugar de tanto prestigio y tradición…

Bueno sí, se trata de una escuela superior de arte tan antiguo como cualquier de nuestros países. Yo ingresé como profesor especialista. Un especialista entra para realizar aquello que otro profesor del departamento no puede enseñar, de tal modo que desarrollé la línea del clown y el bufón en la vía del teatro gestual durante siete años, entre el 2005-2012.

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La cruzada de los niños de la calle, RESAD, Madrid (2006-2007)/ Fuente: www.andresdelbosque.com

¿Y en qué se tradujo todo este tiempo en la RESAD?

Tuve a cargo, durante todos esos años, el egreso de alumnos de los últimos años de la RESAD, lo cual me permitió montar y estrenar nada menos que nueve espectáculos. Que en todos los casos salieron de la academia para presentarse en festivales y diversos teatros de España y Europa.

¿Es conocida en Chile esa obra?

No. No se conoce. Porque son espectáculos con alumnos que duran un par de años. Luego los alumnos que se van salen con el impulso de formar una compañía, en muchos casos pasan a formar parte de lo que yo llamamos la “Tribu imaginaria”; y, en otros, como es natural, se han agrupado autónomamente o, simplemente, incorporado a otras compañías.

Pero, más allá de ello yo he visto algunos de tus espectáculos programados, por ejemplo en el Círculo de Bellas Artes. ¿Por qué crees que eso no se conoce en Chile? ¿Acaso se han olvidado de ti? No, no se han olvidado. Hay dos compañías con actores que trabajaron conmigo y que me han llamado a dirigir dos espectáculos, una de las más conocidas es “Tryo Teatro Banda”, creada por Francisco Sánchez y Carolina González, con la cual acabo de dirigir dos espectáculos que se estrenarán acá en España este año, Parlamento y La expulsión de los jesuitas. Se presentarán, primero, en el Festival Iberoamericano 2014 y luego realizarán una gira por todo el territorio español. La otra es el “Teatro Museo” que dirige Víctor Quiroga y Paulina Beltrán. Se podría decir que has conquistado España nuevamente. Ja, ja, ja, … porque tu estuviste antes en este país…

Si. Llegué a España, luego de una larga estancia en el Teatro Experimental de Calí, Colombia, con el maestro Enrique Buenaventura, en 1977, a la España posfranquista, en plena “movida”. Era una época en que existía la “Asociación de Teatro Independiente Profesional” (ATIP) en donde estaban muchos de los que después se hicieron funcionarios. Ahí estaba Guillermo Heras, Manu Aguilar, Juan Maragallo, el “Grupo Tábano”, un grupo mítico que había brillado y trabajado duro con su teatro de resistencia en la dictadura franquista. Yo trabajé, en los circuitos del teatro independiente profesional, con ellos y con una compañía que formamos con dos actores del “Teatro Experimental de Cali” que se llamaba el “Teatro del Garabato”.

Es curioso pero viviste una época similar a Chile en los 90’, ¿qué teatro hiciste luego en tu vuelta a Chile?

Eran tiempos muy difíciles los ’80, de las primeras protestas… Ahí hicimos un teatro de pequeño formato con autores españoles, como Lope de Rueda y José Ruibal, una especie de varieté muy curiosa, y ya empezamos hablar con Por arte de Birlibirloque del Teatro Circo, con lo cual comenzábamos a vincularnos a una larga tradición circense existente en Argentina y Chile. Recuerdo que estrenamos en la Sala Camilo Henríquez del Círculo de Periodistas (mi padre era periodista) con el apoyo de la Embajada de España.

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Las siete Vidas del Tony Caluga, obra premiada con el APES y el Premio de la Crítica en 1995 y ganadora del Teatro Itinerante de ese mismo año / Imagen cedida por el entrevistado.

Tu gran teatro, digo básicamente Las siete vidas del Tony Caluga, explota en los noventa en plena transición al igual que el teatro de Andrés Pérez, el de Mauricio Celedón, La Troppa… ¿Sientes que hay una vinculación en todo ese teatro (total), que de algún modo revolucionó la escena nacional, al que pudiéramos llamar teatro de (la) transición? ¿A tu juicio qué representan generacionalmente?

Si que estamos emparentados. Es un teatro que no tiene nada que ver con lo que se estaba haciendo ahí en la resistencia a la dictadura, como el ICTUS u otras compañías... Es un teatro inmigrante, de gente que había salido de Chile en una búsqueda, una peregrinatio artística y personal, que venía de vuelta con la idea de mezclar las fronteras de lo teatral, teatro-circo, diversos territorios dramáticos… Sin perder de vista que pintando nuestra aldea pintábamos el mundo, como dijo Tolstoi…

¿Y cómo se recibe ese aporte especialmente en un medio teatral de tanta camarilla, tan cerrado…?

Nosotros, seguramente por venir de fuera, nos apoyamos en las embajadas, de España, Francia, Inglaterra, Italia y en los institutos nacionales como el Goethe Institut. La embajada de Francia nos cedió el terreno de plaza Italia en donde funcionamos con Las Siete Vidas del Tony Caluga, por ejemplo. Con lo cual nos armamos un circuito paralelo que rompía, pero que al mismo tiempo eludía, todo eso que tu señalas, al mismo tiempo que la censura política. Era un teatro fronterizo. Un teatro mestizo. Un teatro con vocación de viaje, y de embajada cultural…

¿Y con otros creadores post ICTUS tuviste alguna relación? ¿Cómo te recibieron?

Nunca tuve ninguna relación con otras generaciones de creadores. No ha existido ese necesario diálogo, como tampoco confrontación… nosotros estábamos emparentados –simbólica y estéticamente- con la tradición argentina de los hermanos Podestá o, acá, de la Ana González que había hecho teatro en carpa de circo; con “La Barraca” de Lorca, el “Teatro total” de Brecht, Ariane Mnouchkine, etc… Finalmente, fue esa la frontera que ha hecho la explosión de los grandes movimientos de experimentación e investigación escénica en Europa. Con “La Troppa” si que tuvimos conexión, de hecho en los inicios de “Tribu Imaginaria” formó parte de nuestra compañía el actor Jaime Lorca… Con Pérez Araya y con Celedón pese a que no nos topamos, ni hablamos personalmente, si siento que existió un diálogo artístico…

¿Cómo así?

A través de nuestras respectivas búsquedas. La búsqueda de Pérez y Celedón claramente estaba conectada con la nuestra; que, dicho sea de pasó, también tiene raíces en el antiguo CADIP (Centro de Arte Dramático del Instituto Pedagógico), pues mi hermano, Hernán, que es sociólogo, también formaba parte de nuestras búsquedas de entonces y él venía de ahí de los tiempos de “El Peda” y Antonio Skármeta. No olvidemos que ahí, una o dos generaciones anteriores parieron el ITUCH (Instituto de Teatro de la Universidad de Chile). A mi me tocó ver siendo muy niño todo ese teatro con obras dirigidas por Skármeta en unos festivales en Viña del Mar, como A partir de mañana, La dama duende, etc… Ahí fue que me quedé fascinado por el teatro.

Precisamente, sobre eso te quería preguntar. Porque entiendo que tu estudiaste durante bastante tiempo arquitectura en la Universidad de Chile y eras un buen alumno, ¿cómo se hace el viraje de una carrera como esa, liberal, exigente a otra que es un oficio más bien complicado y no siempre lucrativo azaroso?

Yo vengo de una generación latinoamericana que, así como los románticos viajaban por Europa, nosotros a los quince años salíamos a patiperrear por Chile y por América. Nosotros salíamos para el norte, el sur, Argentina. Así fue que un día yo estaba en tercer año de arquitectura, salí y conocí a Enrique Buenaventura y al “Teatro Experimental de Cali” y me quedé. No volví más. Y es ahí donde me formé inicialmente como actor.

Cuéntame más sobre tu formación. ¿Cuáles han sido todos tus maestros?

Enrique Buenaventura, Atahualpa del Chopo y Augusto Boal… Julian Beck y Living Theatre, el “Teatro de la resistencia”, que es un potente movimiento contra cultural que resiste los embates de la instalación de las dictaduras latinoamericanas en los 50’, 60’, 70’. Después de ahí vino lo que te conté de España. Luego la vuelta a Chile… Siempre me he estado formando a la par que enseñando. Enseño lo que no sé pero que estoy investigando. En Chile, mi maestro en ese sentido también fue mi hermano; y, luego vinieron directamente los payasos chilenos, con Abraham Lillo Machuca (“Caluga”) y con Héctor Aguilera Campos (“Coligue”). Después me fui a Londres a estudiar con Philippe Gaulier, discípulo de Jacques Lecoq, que formó una tendencia bufonesca dentro de esa escuela. Realicé la escuela de verano e invierno el año 96’. Luego, continué con Antonio Fava en la Scuola Internazionale dell’Attore Comico en Italia en donde recibí formación de Comedia del arte, y más tarde recibí formación, también, del director de la compañía rusa “MimikRichi”, Vladimir Kriukov.

Entiendo que en todo ese periplo formativo también te topaste con Dario Fo…

Durante mi estancia en Italia tuve la suerte de que me recibiera Dario Fo y Franca Rame, su esposa fallecida el año pasado. Una suerte increíble que personas tan importante me entregaran su saber con toda la generosidad y sencillez del mundo. Piensa que ese juglar visionario de Dario Fo ya era premio Nobel. Dario Fo, recuerdo que caminaba por la casa y hacia zapping y me decía, mostrándome imágenes de protestas políticas, “mira, mira a esto nos dedicamos nosotros y de vez en cuando hacemos teatro”. Ja, ja, ja… Sabes, Dario Fo dibuja sus textos, una cuestión nemotécnica, pues posee una enorme formación de bellas artes maravillosa. También, por entonces, me topé con otros importantísimos maestros italianos como el gran marionetista Mariano Dolce y Otello Sarzi, maestro de títeres… Donato Sartori, el gran constructor de mascaras, me recibió en su casa museo con su mujer, Museo Internazionale della Maschera Amleto Sartori.

A pesar del enorme recorrido que has realizado con maestros de talla universal, una formación al margen de lo académico, sin embargo también te has formado académicamente en todo este tiempo (Licenciatura y Master), entiendo que, además, estás escribiendo una tesis doctoral. Cuéntanos un poco de qué va eso.

Si la estoy escribiendo y se llama En Busca de la risa perdida. Aportaciones del Clown a la teatralidad. La tesis se fundamenta en los 9 espectáculos realizados en la RESAD durante siete años en mi calidad de profesor de la rama troncal de teatro gestual. Ese es el trabajo de campo. Lo cual me permitió relacionar al Clown con el Esperpento en La hija del Capitán de Valle Inclán (2005), al Clown y la idea del grotesco y la idea del carnaval en la Cruzada de los niños de la calle (2007); con otro espectáculo que se llama Peleles basada en los caracteres de la comedia del arte y su relación con el payaso. La visión de Cristo como payaso, que plantea Harvey Cox en el libro La Fiesta de Los Locos, por ejemplo, en donde vemos un redentor que llena el mundo de risa y alegría, me condujo a la creación de un espectáculo que se llama Rezad, la caridad empieza por casa.

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En uno de sus tantos talleres que ha realizado por el mundo Algo de ello hiciste en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile…

Si, si, si. Ya habíamos investigado en esa línea, precisamente, en la Universidad de Chile con un espectáculo que se llamó Risa y Pasión de Nuestro Señor (1997) o en el Payaso y la Virgen (1998). Una búsqueda de la figura religiosa occidental en contraste con el payaso sagrado, que es un rol cómico común a diversas culturas. El bufón ritual me ha llevado desde el payaso europeo del periodo de entre guerras que nosotros cultivamos con los payasos chilenos, el Tony Caluga y el Tony Coligue, hasta el payaso sagrado como rol cómico común a diversas culturas.

¿En la línea antropológica de Barba?

Si, si, de algún modo, en concreto me refiero al Kusyllo, especie de arlequín aymara, al Collón mapuche del Nguillatún; al Saldiko y los Zamarrones del país vasco; a los Cigarrons de Galicia; al Cascamorras de Guadix… En el Sudeste de Norteamérica tenemos entre los Zuni y los Hopi; los payasos Koshemshy y Koshare y así una interesante fauna cómica que está conectada a la risa con la que transmiten a los niños las historias y tragedias de su pueblo. De ese modo los payasos sagrados como el Henyoka han sido muy estudiados por ejemplo por Paul Radin entre los winebagoo y han demostrado una forma extraordinaria de resistir y escapar a través de la risa y el trickster al pesado influjo del consabido american way of life.

Tú tienes premios de dramaturgia, ¿cuántas obras has escrito y publicado?

Se podría hablar de una docena de obras representadas (y tan solo una publicada, Las siete vidas del Tony Caluga por la revista Apuntes de la Universidad Católica), entre las cuales está, al margen de las que te he mencionado, se puede destacar Los Socios, En el limbo, El medio amigo, etc... Acá, las últimas obras que escribí y que están inéditas son La matanza de los Senescentes, A la puta calle, basada en el mito de Antígona, y Peleles, que habla del triunfo de un muñeco en una corte de la inquisición…

¿Y que más viene para Andrés del Bosque al margen de tu gira a Chile?

En lo inmediato, paso por Chile para dirigir La expulsión de los Jesuitas con “Tryo Teatro Banda” y Francisco Sánchez, como te señalé. Se trata de un interesantísimo espectáculo pionero que se aleja del teatro arqueológico en donde la narración corre por cuenta de una banda de cinco juglares bufones que cuentan la historia desde la dimensión revulsiva y de revolución permanente que tiene un bufón. Y, luego, me voy al Courant D’Air, un festival en Bruselas, Bélgica, a dirigir Las Criadas de Jean Genet.

¿Las Criadas de Jean Genet… Otra vez?

Si. Siempre será un gran desafío dirigir algo tan re-presentado, pues el enfoque que daremos a este trabajo está inspirado en el trabajo del genial y malogrado maestro brasileño -fallecido tempranamente- Augusto Omolú que creció y se desarrolló en toda la tradición del Candomblé y creó una dramaturgia de los Orixás que vinculó con el teatro antropológico de Eugenio Barba y el Odine Teatret. En esta línea de trabajo de mímesis permanente, mutaciones, metamorfosis, y transmigraciones del alma de Las Criadas nos lanzamos hacia una catarsis cómica.

Y tu paso por Catalunya, ¿qué?

Para mí el teatro y la vida siempre han ido de la mano. En Las Siete Vidas del Tony Caluga, como en otras de mis obras, hay una serie de coincidencias vitales, personales y de mis actores, que me han hecho avanzar por diferentes caminos de búsquedas como el de las constelaciones familiares. Ello, por lo demás, se topa con una tradición teatral universal, por ejemplo, Lorca en La Casa de Bernarda Alba… Luego me he ido dando cuenta que todos mis cuidados con tradiciones esotéricas que son tan rechazadas por la Academia, en verdad pertenecían a la gran tradición teatral. El trabajo de los eneagramas y los juglares haciendo vibrar las piedras estaban presente en uno de los films de un maestro de la tradición teatral, Peter Brook rastreando en Encuentro con Hombres Notables todas las enseñanzas de Gurdjief. Ahí cobró sentido todo lo que yo he bebido de maestros como Oscar Ichazo, maestro boliviano formado en la mítico-misteriosa universidad (escuela) en donde se formó Gurdjief, con quien estuvo el maestro Claudio Naranjo, confirmando hasta que punto el actor está en la frontera entre el sacerdote y la prostituta como decía Vittorio Gassman.

Y, ¿cómo todo ello se relaciona el trabajo con Pepa Planas, esta gran payasa catalana?

Coincide conque en el TNC (Teatre Nacional de Catalunya) habría cierto interés, en tratar algunos temas familiares y la guerra civil. Yo he tocado este tema de la Guerra Civil Española, con espectáculos como Retrato de familia y La Foto, en donde a partir del gesto, sin un solo texto, podíamos tratar este tema que en definitiva constituye una especie de gran grito mudo en este país. Con ella hemos descubierto ciertos temas y episodios familiares muy interesantes de ser contados, que no te puedo adelantar sino solo enunciar a modo de primicia. ¿Habías estado en Catalunya antes?

Si, yo estuve en los tiempos de Dagol Dagoom, de la “Fura dels Baus”, de “Els Comediants”; en tiempos en que Albert Boadella había sido detenido y encarcelado junto a los miembros de “Els Joglars” por su obra La torna, que en plena transición a la democracia motivó que le abrieran ¡un consejo de guerra! Era una época muy interesante, muy divertida y expectante, vertiginosa…

¿Cómo ves España hoy día?

Conservadora y que está destruyendo la sociedad del bienestar a pasos agigantados y empujando a las clases medias al desastre. Acá uno podría anhelar que hubiera dos, tres y muchos Gamonal de Burgos…

Como dijo el Che Guevara en su conocido como Mensaje a la Tricontinental (1967), dos, tres… muchos Vietnam

…Se está viviendo una revuelta social subterránea que yo quiero pensar que, puede ser grave, y que espero que ponga patas arriba todo este abuso y atropello de la casta de los políticos-banqueros, de los consorcios industriales, militares acuñadores y de las sectas “reptilianas” de la ingeniería del consentimiento que nos asfixian y nos aplastan con sus “Bilderbergajadas”, ja, ja, ja…

Y cómo has visto que todo esto afecta al teatro directamente. Hay una crisis de público y muchos actores se están yendo para la casa?

Se advierte claramente como emergen formas de teatro independientes y de resistencia, versus el teatro subvencionado y más institucional que se ha visto directamente afectado con eso del alza del IVA y los recortes presupuestarios en cultura. El micro teatro en Madrid es un ejemplo de ello. Los Clowns de algún modo siempre han estado en estas alternativas contraculturales…

Y Chile, ¿qué? ¿Cómo lo ves?

Para decírtelo teatralmente. En Chile hay un discurso que van a tener que mantener a toda costa estos social-capitalistas del copón, que es el discurso del respeto a los movimientos sociales que hablan de reivindicaciones básicas como salud y educación universal, gratuita y de calidad; de Asamblea constituyente… No se puede seguir con ese texto del neoliberalismo y la Constitución de Pinochet, esa es una dramaturgia perversa que ha re-escrito la Concertación. Siguiendo la analogía teatral, deberían ser los comediantes (los ciudadanos) los que guíen la acción y tengan todo el protagonismo… Soy “Uptimista” que significa el optimismo de la unidad del pueblo sin oportunismos. Genial. Y respecto de su teatro. Sigue siendo tan controlado por los medios de comunicación, por la TV, por las camarillas y sus padrinos.

¿Sigue siendo tan difícil ser actor en Chile?¿Crees que se ha democratizado el teatro chileno?...

A nivel de escuelas no conozco mucho, no he vuelto a tener contacto con ese mundo. Pero, creo que luego del apagón de nuestro teatro, el de Celedón, el de Andrés Pérez, de Malbrán (hoy contratado por el gobierno de Noruega para hacer escuela), etc… Han surgido algunos ejemplos de teatro independiente, como la “Pato Gallina”, “Upa Chalupa” en Valparaíso, “Tryo Teatro Banda”, etc…, todos muy interesantes.

Pero sigue siendo un teatro subvencionado a diferencia del teatro impertinente de “Timbre 4” de Claudio Tolcachir en Buenos Aires, por ejemplo, que ha triunfado desde la más absoluta resistencia incluso a las subvenciones… Te lo pregunto porque las subvenciones en Chile eran súper corruptas, los jurados los integraban, prácticamente, los mismos que recibían los premios. Hubo casos, aunque silenciados, escandalosos de corrupción en ese sentido. O sea, más que la corrupción que otorga la cooptación del poder de los artistas éstos por dinero se prostituyeron, se auto corrompieron. Especialmente los que recibieron favores políticos. Hay casos y antecedentes, verdaderamente siniestros, que algún día serán públicos, seguramente.

Si. Es efectivo que en Chile el teatro vive mucho de la subvención y de las ayudas públicas. Al mismo tiempo creo que la cosa está más transparente y debe ser así, pues el teatro debe tener subvención. El teatro merece ser pagado por su público que son los contribuyentes. Y los contribuyentes no solo tiene que pagar a través de las entradas, porque las audiencias son movidas por maquinas publicitarias y si al burro le das paja come paja mas si le das afrecho, el rebuzno de alegría y de aprecio será un hecho.

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Una última pregunta que estando contigo es ineludible. La experiencia es que estamos frente a tu teatro con una obra como “Tony Caluga”, con una enorme carpa de circo, tres mil personas,… y uno de su preguntaba de dónde salió este tío, que no reconoce patronos, que no pertenecen a ninguna de las camarillas, que está contribuyendo, junto a Andrés Pérez y “El Circo Teatro”, de Mauricio Celedón y “El Teatro del Silencio”, “La Troppa”… a una verdadera revolución del teatro chileno. Y, de pronto, ese vanguardista aparece haciendo propaganda, en un bullado spot de TV a la Financiera Condell, promoviendo el endeudamiento de los chilenos… ¿Cómo se explica eso?

Pues, había que sobrevivir. Después me llamaron para hacer una publicidad de FAMAE para publicitar armas que no acepté, como tampoco trabajé en un programa que hacía ese señor (Carlos) Pinto para hacer de violador. Vale, que soy actor y un actor hace roles, pero todo tiene sus bemoles y hay una Ética de la Cotidianeidad, de la que habla el gran maestro Humberto Maturana. Recordemos nuevamente a Vittorio Gassman, el actor siempre se moverá entre el chaman y la prostituta.

Claramente… Y, la idea es estar siempre del lado del polo más decoroso, ¿no?

Además, ese comercial lo dirigió nada menos que Ignacio Agüero (El diario de Agustín) y es muy difícil como actor decirle no a un director de ese calibre. Pregúntele a él porque hicimos ese comercial je, je, je… Por otro lado, se impuso una forma de trabajo que fue una experiencia increíble, en bases a más de cincuenta tomas hasta llegar a un grado de naturalidad extraordinario, aquello quedó plasmado en esa recordada frase: “Yo ni me moví de mi escritorio”. Es que no encontré una manera más idiota de invitar a la gente a endeudarse. Por lo demás, creo que pagué mi deuda con Banqu€ro$, un espectáculo basado en El Mercader de Venecia de Shakespeare, en el cual denuncio la barbarie del endeudamiento inducida por el brutal capitalismo financiero global; y, por último, te quiero ser franco, nadie sospechó, por entonces, hasta que punto demencial se llegaría en Chile con el integrismo “neocom” que yo lo llamó “Neoconch…”.

Se entiende, además, hubo otros “vanguardistas” o “contestatarios” que también se prestaron para ese juego perverso. Sin ir más lejos los combativos actores del ICTUS fueron un emblema del sueño de Pinochet en la compra de automóviles de los chilenos… “El cómprate un auto, Perico”.

Si, si. Así es. Ahí me salvó Nissim de los integristas de la Whisky izquierda...

Pero, además hiciste teleseries y cine… ¿Cuándo te alejaste ese mundillo farandulero?

Si, efectivamente, hice varias teleseries (La Torre 10, Matilde Dedos Verdes) nada muy memorable, la verdad sea dicha, y un largometraje, Nemesio, además de guiones para programas cómicos de TV, etc… Pero, poco a poco me empezó a quedar menos tiempo para este tipo de trabajo, especialmente cuando estaba investigando a tope y haciendo docencia. Muy pronto comprendí que ese mundo no tenía nada que ver conmigo ni con mi trabajo teatral.

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Andrés del Bosque actuando en El banquete del Hambre (2005-2006) / fuente: www.andresdelbosque.com

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