Elaborar una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente constituye una especie de hora cero para la institucionalidad política y social de un país. En términos concretos -y al menos teóricamente-, supone la realización de un proceso en el que el pueblo soberano mandata a los constituyentes para determinar las normas que contienen las condiciones del pacto que constituye la sociedad política, y por lo tanto, que establecen y regulan los derechos fundamentales y los principios que estructuran los poderes constituidos por el pueblo soberano y la reorganización del Estado, todo ello sobre la base de los principios del constitucionalismo.
El cuestionamiento -habría que decir el terror en algunos casos- que provoca en ciertos sectores la idea de que el proceso de una nueva Constitución se realice a través de una Asamblea Constituyente, se funda en que ello implica abrir un espacio de participación y debate ciudadano real, en el cual se expresen las diversas y múltiples propuestas de las distintas expresiones ciudadanas -políticas, sociales, sindicales, gremiales, vecinales, etc.- respecto del modelo de institucionalidad política y social para nuestra sociedad.
Los temas que incorpora un debate sobre una nueva Constitución son múltiples, pero en lo principal se pueden reducir a cinco. Primero, los derechos fundamentales, en relación a los cuales habrá que definir cuáles se integraran al catálogo de la norma constitucional, cuál será su conceptualización...
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