El movimiento estudiantil ha logrado en gran medida cuestionar abiertamente la lógica del sistema político-social-económico imperante. Sin embargo ahora son necesarias nuevas propuestas en las directrices políticas que debiera encarnar el movimiento a fin de impedir su debilitamiento. Para consolidarse y desarrollarse es necesario, como lo han señalado algunos de sus dirigentes, la articulación política. Pero ¿Hacia donde apuntar? Las justas demandas de l@s estudiantes o de millones de chilen@s deben atenderse, no hay duda, pero debemos ampliar la mirada. En el hipotético caso que dichas demandas fuesen satisfechas, el sistema puede, en lo esencial, permanecer incólume.
¿Qué propuesta le hace sentido a la gente? La gran mayoría espera sin lugar a dudas una nueva Constitución. Es un paso de primera importancia que debe ser dado de manera impecable y con amplia participación, así como cualquier otra propuesta de envergadura. Pero, y aquí viene la gran interrogante: ¿Cómo encauzar esa participación? ¿Cuál sería la estrategia para llegar a que la/el ciudadan@ común sea realmente tomad@ en cuenta?
Después de 38 años de ser avasallad@s por decisiones unilaterales (primero por la aplanadora militar y luego por las empresas) vemos que el Movimiento Estudiantil ha llegado a ser la única palanca posible para cambiar el rumbo de nuestra historia. Nos encontramos en un delicado punto de inflexión. El apoyo activo al movimiento por parte de la ciudadanía es un aporte fundamental para transformar el paradigma. De nosotros depende que lo logremos, pero antes deben estar claramente establecidas las vías más adecuadas para aprovechar plenamente esa sinergia.
CIUDADANO LOBO
