Chile: país receptor de mano de obra barata

El “Milagro chileno” atrae a inmigrantes, particularmente de los países de la región. Durante su instalación son presa de los mecanismos de cooptación, como el crédito fácil, lo que los convierte en un segmento de la población pobre y precarizada. Ello facilita las actividades ilegales, como la trata de personas o vínculos con el narcotráfico. En las fronteras chilenas ya operan los “coyotes”.

En el Siglo XIX muchos gobernantes de América Latina fomentaron la inmigración europea para “purificar nuestra raza”. Así, el sur de Chile fue colonizado por alemanes, suizos, y en una menor medida, ingleses. En el extremo sur hubo colonización croata y de países nórdicos. La colonización alemana fue la más importante y, a muy poco andar, dichos colonos formaron parte de la clase dominante terrateniente de la zona, especialmente en La Araucanía, Novena Región. En algunas partes constituyeron comunidades cerradas que más adelante recibieron a ex dirigentes nazis que allí pudieron vivir sin ser buscados por la justicia. Hasta hace poco, la Colonia Dignidad, era una colonia alemana cerrada, a la cual no tenía acceso la justicia chilena y que dio gran apoyo a la dictadura militar. A comienzos del Siglo XX continuaron llegando al país, europeos de clase media intelectual, pero ya el Censo de 1960 informaba que el ingreso de europeos comenzaba a disminuir. Según censos, hasta 1982, había presencia en Chile de europeos, árabes y algunos inmigrantes del lejano Oriente.

Pese a todo esto, Chile puede calificarse más bien como un país de emigración. Según el historiador Aníbal Pinto, Chile fue, además, un país de emigración de fuerza de trabajo. Un informe al Congreso Nacional dado por la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa, en 1887, afirmaba: “Nuestro país, debido a su extensa costa, ha tenido una excesiva población en relación a las necesidades de su industria, comparado con otras repúblicas americanas...