Impulsar políticas que favorezcan la disminución de la pobreza, actualmente no encuentran grandes resistencias ni críticas públicas. Aparentemente se trata de una meta compartida transversalmente por todos los partidos y sectores sociales. Esto se explica por varios factores. Como señala el economista de la Universidad de Cambridge José Gabriel Palma “en países de ingreso medio, especialmente medio alto, es muy barato sacar a la población de la pobreza” (1). Especialmente cuando existe un buen ciclo en el precio de las materias primas, como ocurrió durante la primera década del siglo XXI. En ese período Latinoamérica logró reducir a la mitad sus cifras de pobreza.
A Chile le fue especialmente bien en este objetivo. En la última encuesta Casen 2017 la pobreza -medida según los ingresos- disminuyó a un 8,6%, desde un 11,7 en 2015%. La extrema pobreza llega sólo a un 2,3%, lo que equivaldría a 412.839 personas. La distribución geográfica mantiene a La Araucanía como la región con el índice más alto: un 17,2%, seguida por Ñuble, con 16,1%...
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