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Domingo de elecciones en Santiago de Chile por Franck Gaudichaud

Domingo 15 de diciembre, Santiago de Chile, 15 horas: el sol está en su cénit, el cielo límpido y provisionalmente libre del halo de contaminación aferrado cotidianamente a las faldas de la cordillera de los Andes que domina la ciudad. Ya ha llegado el asfixiante calor del verano austral. Frente al edificio del ayuntamiento, en el municipio del barrio de La Florida (al sur de la capital), destacan un supermercado (en manos de la multinacional Wal-Mart), un gran mercado de Navidad y el colegio «Bellavista La Florida». Al igual que durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 17 de noviembre, este establecimiento municipal se ha transformado en centro electoral. Las personas que pasan miran de reojo a los militares apostados a la puerta del colegio electoral. Algunos entran más raramente. Tras una semana de trabajo que suele ser largo [i], parejas cargadas de bolsas de plástico se toman un respiro a menos de diez días de las festividades de fin de año. Hay un vaivén continuo entre las casetas con objetos traídos de China y los puestos de artesanía local o de guirnaldas de colores. Para gran desconcierto de algunas personas, continúa cerrado el Centro Comercial Américo Vespucio, justo al otro lado de la inmensa avenida Vicuña Mackenna: las autoridades han decidido cerrar los “Mall”, estos templos del consumo en este día de elecciones. No importa: al mismo tiempo, el barrio Meiggs, muy cerca del centro de la ciudad, se ve invadido de una marea humana de varios miles de personas venidas a sacar partido de los comercios de barrio. Hay buenos negocios y un récord de afluencia: «Aquí no se vota, se compra», indica un cartel en la fachada de una tienda.

Desde temprano, la página web del periódico conservador El Mercurio observaba la muy baja participación. Una vez «cumplido su deber cívico», el presidente saliente Sebastián Piñera (un riquísimo hombre de negocios que en 2010 logró hacer ganar a la derecha por primera vez desde que terminó la dictadura en 1989 [ii]) declara solemnemente: « Si un chileno no quiere votar demuestra una falta de cariño hacia su país ». En vano.

Se trata de las sextas elecciones presidenciales desde el inicio de la transición democrática, pero de las primeras que se llevan a cabo sobre la base del voto voluntario (con una inscripción automática en las listas). Como ocurre en varios países de América Latina, hasta entonces los electores inscritos estaban obligados a votar bajo pena de multa. Ante esto, muchos chilenos, sobre todo jóvenes y personas pertenecientes a las clases populares, no se inscribían en el censo electoral: ojos que no ven, corazón que no siente, en una palabra…

Las elecciones municipales de 2012 ya se desarrollaron siguiendo estas nuevas reglas. La abstención alcanzó el 60%, lo que provocó escalofríos en los círculos políticos. A pesar de la presencia de nueve candidatos en la primera vuelta de las presidenciales, acudió a votar menos de la mitad de los trece millones y medio de electores (de una población de más de 17 millones de habitantes). Al final de esta jornada electoral, el resultado no ofrece sorpresas: frente a Evelyn Matthei (derecha, 37,8% de los votos), Michelle Bachelet será la próxima presidenta con más del 62,2% de los votos, pero el claro triunfo de la que fuera presidenta entre 2005 y 2010 se logra con 255.000 menos que en su primer mandato [iii]. Solo han acudido a las urnas el 41% de los electores: la cifra más baja desde la transición, dato al que habría que añadir la exclusión del derecho a voto de los más de 850.000 chilenos que viven en el extranjero (una herencia del régimen militar).

Para Laurence Golborne, exministro y figura de la derecha, «es preocupante que sólo el 25% de los chilenos elija a la presidenta [iv]». Por el contrario, el director del Servicio Electoral Patricio Santa María pone de relieve que la fuerte abstención no puede en ningún caso restar la menor legitimidad a los resultados. La senadora demócrata-cristiana Ximena Rincón, a la que siguen de corazón una miríada de diputados, afirma: «El presidente Obama fue elegido con solo el 40% de los votos y nadie duda de su liderazgo». ¿Obama al rescate de la democracia chilena? Más allá del baile de cifras, el conjunto de los dirigentes políticos sabe que, desde hace varios años, el sistema político chileno padece una grave crisis de representatividad. Un sistema basado en la Constitución heredada de la dictadura (1973-1989) y consolidado durante los gobiernos de la Concertación, una coalición entre socialistas, social-liberales y demócrata-cristianos (1990-2010). En la entrada del mercado de Navidad de La Florida, un anciano de rostro marcado lanza, con sonrisa irónica: «¡Mejor aprovechar este hermoso domingo para hacer las compras de Navidad que para ir a votar! De todos modos, ¿a nosotros para qué nos sirve la política? Mañana habrá que levantarse igual para ir a trabajar».

Concertación 2.0

La victoria de Michelle Bachelet no ha sorprendido mucho. Al acabar su primer mandato los sondeos le atribuían un nivel de popularidad superior al 80%.Tras una estancia en Nueva York a la cabeza de una delegación de la Organización de las Naciones Unidas especializada en la defensa de la mujer (ONU-Mujer), vuelve a Chile después de una campaña de comunicación impecable. Su éxito (74,92%) en las primarias del pasado 30 de junio dejaba esperar una victoria ya en la primera vuelta. Tanto más en cuanto que ante las críticas que recordaban que la Concertación dirigió y profundizó el modelo neoliberal cuando estuvo en el poder de 1990 a 2010, Michelle Bachelet ha sabido forjar un nuevo relato destinado a volver a encandilar parte de sus electores. En primer lugar, la Coalición ha logrado integrar al Partido Comunista (PC) y a pequeñas organizaciones socialdemócratas [v], y crear así la «Nueva Mayoría». A cambio de varias circunscripciones y argumentando que ahora se trata de crear una vasta mayoría electoral , en torno a un proyecto mínimo de reformas, el PC (principal partido a la izquierda de la Concertación) se ha convertido así en un aliado importante en el momento de defender la imagen progresista de la expresidenta. Así, la organización creada hace cien años por Luis Emilio Recabarren duplica su representación parlamentaria. Entre los seis diputados comunistas, hay dos mujeres jóvenes: la exdirigente de las juventudes comunistas Karol Cariola y una de las figuras del movimiento estudiantil de 2011, Camila Vallejo (elegida con el 40% de los votos). Y a pesar del chirriar de dientes de la democracia cristiana (centro derecha , DC), el PC ofrece al futuro Gobierno unos intermediarios (limitados) en los movimientos sociales, en particular a la cabeza de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) dirigida por la comunista Francisa Figueroa, que ha llamado abiertamente a votar a Bachelet. Al día siguiente de las elecciones, el presidente del PC Guillermo Teillier todavía no podía confirmar una participación en el Gobierno, pero reafirmaba « su lealtad » al programa defendido por la presidenta, al tiempo que destacaba la importancia histórica de esta victoria en las urnas: « el Partido Comunista no había ganado una elección presidencial desde el tiempo de Salvador Allende [vi]», en 1970.

Aparte del PC, el conjunto de los partidos de la Nueva Mayoría se han beneficiado de un rendimiento muy notable en las elecciones legislativas (que se celebraron a la vez que la primera vuelta de las presidenciales) y obtuvieron una mayoría bastante cómoda en el Congreso, con 21 senadores de 38 y 68 diputados de 120. Esta posición de fuerza dará al ejecutivo ciertas mayorías cualificadas para empezar a modificar unas «leyes orgánicas» e iniciar las prometidas reformas, a pesar de los múltiples candados legislativos instalados por la «Constitución Pinochet».

¿Un gobierno de reformas?

Michelle Bachelet, que se benefició de un pletórico equipo de expertos formado por 500 personas, organizó su campaña en torno a tres ejes principales, con gran profusión de marketing político [vii].

En primer lugar, la promesa de una reforma constitucional «participativa, democrática e institucional», que requerirá un acuerdo en el Parlamento con la derecha (para obtener el quórum de los dos tercios). La discusión podría ir precedida de una consulta a la «sociedad civil» y ser validada por referéndum: la candidata, reina de la ambigüedad que además juega con las tensiones internas de su coalición [viii], se ha negado a pronunciarse a favor -o en contra- de una verdadera asamblea constituyente y popular (AC), para gran desilusión de los colectivos que animaron la campaña «Marca tu voto AC» [ix] . El segundo eje es una reforma fiscal equivalente al 3% del producto interior bruto (PIB), destinado a aumentar (moderadamente [x]) los enormes beneficios de las principales sociedades y transnacionales del país. Y, por último, una reforma de la educación que buscará responder, en parte, a las grandes movilizaciones de jóvenes de 2011-2012 [xi].

La noche de la victoria, desde el lujoso hotel Plaza San Francisco, Michelle Bachelet dio las gracias a «la calle», en particular a los jóvenes, y reiteró su promesa de crear «un sistema educativo público, gratuito y de calidad». «Hoy, señaló, nadie duda de que el lucro no puede ser el motor de la educación». En un país donde el mercado de la educación es enorme y numerosos responsables de la Concertación son los protagonistas de este jugoso negocio, algunos dudan con cierta razón [xii]. Tanto más en cuanto que reforma que se prevé «gradual» y se hará en seis años (es decir, más allá del mandato presidencial), dirigida a permitir a los estudiantes acceder gratuitamente a las universidades por medio de subvenciones públicas… sin embargo no eliminará la hegemonía de las universidades privadas y el sistema de colegios particulares subvencionados (sistema que nació en los últimos días de la dictadura).

Despertar de los movimientos sociales y fragmentación neoliberal

Como señala el historiador Mario Garcés, el Chile actual se caracteriza por el «despertar de la sociedad» y la irrupción de los movimientos sociales [xiii]. El poder de las luchas estudiantiles por la educación vino precedido de grandes movilizaciones en diversas regiones (como en Magallames o Aysen), por importantes luchas ecologistas y también por la recuperación de las huelgas salariales y diversas luchas sindicales radicales.

En este marco, algunos perciben la elección de Bachelet más bien como un cortafuegos susceptible de estabilizar el modelo exportador neoliberal en una coyuntura de aumento de los conflictos sociales. Entre ellos los sociólogos Felipe Portales y Alberto Mayol. Esta último analiza la figura incombustible de Bachelet como un fenómeno «cristológico» que encarnaría en el imaginario colectivo el dolor de la dictadura (padeció torturas y su padre fue un general legalista asesinado) [xiv], señalando que esta candidatura permite a una Concertación en declive recuperar parte de su legitimidad, sin poner en cuestión los equilibrios macroeconómicos y los intereses de las multinacionales. A respeto, la candidata y su equipo reiteraron que –sin que se trate de un «acuerdo ideológico excluyente»- será imprescindible «mantener una relación activa de coordinación económica con la Alianza del Pacífico [xv]», eje estratégico apoyado por los Estados Unidos junto a México, Colombia, Panamá y Perú. Apenas consumada la elección, el presidente boliviano Evo Morales no dudó en desafiar a la nueva presidenta insistiendo en el carácter «pro imperialista y pro capitalista» de la Alianza: «Dudo de que [Michelle Bachelet] sea socialista. Y acá voy a hablar de frente, públicamente: si Bachelet sigue en la Alianza del Pacífico, quedará definido a quién corresponde, de dónde viene y qué quiere [xvi]».

En la primera vuelta, el 17 de noviembre, algunos miembros eminentes de la clase patronal no dudaron en apoyar a la expresidenta. Empezando por un peso pesado del capitalismo local: Jorge Awad, presidente de la asociación de los bancos chilenos, que señaló hasta qué punto la reforma fiscal prevista por la candidata sería indolora y que Bachelet ya había demostrado que sería una garante eficaz de las inversiones extranjeras (particularmente mineras). Awad no es una excepción: la aportación de las grandes empresas a la campaña de la pediatra socialista representó el triple de las sumas dedicadas a Evelyn Matthei, la candidata de derecha presentada por la Alianza para Chile [xvii]…

Matthei solo ha sido candidata por defecto debido a sucesivas deserciones encadenadas. Es también hija de un general, pero de los que apoyaron la dictadura. Militante de la Unión Demócrata Independiente (UDI), encarna las corrientes más reaccionarias de la coalición, prometiendo gobernar «con la Biblia en la mano». En frente, el presidente saliente (Sebastián Piñera) y algunos miembros de Renovación Nacional, el otro partido de la coalición, siguen acariciando la estrategia de una renovación liberal de la derecha, con el fin de recuperar el poder en 2017. Pero el fantasma de Pinochet y de las violaciones masivas de los derechos humanos aún planean sobre la coalición y el UDI está lejos de ser liquidada: todavía representa la primera fuerza del Parlamento, especialmente gracias a prácticas clientelistas bien experimentadas en los barrios más pobres.

Y ahora qué...

La señora Vázquez es vendedora ambulante de ropa. Viviendo pobremente y a la cabeza de una familia numerosa, no se siente «representada ni por Matthei ni por Bachelet». Opina que la victoria de esta última anunciaría «nuevas huelgas y manifestaciones en todos los sentidos. Seguramente volverán los tiempos de la Unidad Popular y habrá destrucción y violencia. ¿Y quién pagará los platos rotos? Está claro, nosotros, el pueblo». Muchos sindicatos y colectivos militantes están efectivamente en pie de guerra, pero más bien para intentar reconstruir el tejido social y con la perspectiva de exigir más al Gobierno. En una sociedad que sigue siendo una de las más desiguales de América Latina y en la que reina la precariedad en el mundo laboral, no es tarea fácil [xviii].

Muchas señales soterradas confirman sin embargo que el año 2014 podría ser «caliente». Recientemente, la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) ha sido ganada por la lista libertaria «Lucha». Su dirigente, Melissa Sepúlveda, rechazó votar en la segunda vuelta de las presidenciales y se pronunció contra la «parlamentarización de las luchas», una pica a Camila Vallejo y Karol Cariola, así como a los demás diputados procedentes del movimiento estudiantil: Gabriel Boric (Izquierda Autónoma) que ha ganado su apuesta de acceder al Parlamento sin el apoyo de la Concertación, y Giorgio Jackson (Revolución Democrática), de 25 años, aliado autónomo de la Nueva Mayoría y elegido diputado por Santiago.

Por su parte, el periódico El Mercurio, después de haber hecho campaña a favor de Evelyn Matthei, ahora señala que uno de los objetivos del nuevo Gobierno será «la contención de las enormes esperanzas que se despiertan, para canalizarlas [xix]».

Franck Gaudichaud es académico de la Universidad de Grenoble (Francia) y miembro del colectivo editorial de Rebelión. Su último libro es: Chili, 1970-1973. Mille jours qui changèrent le monde, Presses Universitaires de Rennes, Coll. Des Amériques, 2013 ( www.pur-editions.fr/detail.php?idOuv=3265 ).

Articulo publicado por Le Monde Diplomatique – France: http://blog.mondediplo.net/2013-12-18-Un-dimanche-de-vote-a-Santiago-du-Chili

[i] Muchas personas son asalariados que trabajan 45 horas a la semana, seis días a la semana, como permite el código laboral, heredado de la dictadura.

[ii] Véase «Au Chili, les vieilles lunes de la nouvelle droite», Le Monde Diplomatique, mayo de 2011.

[iii] Resultados oficiales : www.eleccionservel.cl/ELECCIONES2013/vistaPaisSegundaVuelta .

[iv] Cita procedente, como las que siguen, de «Abstención: El fantasma que ensombreció el contundente triunfo de Bachelet», El Dinamo , Santiago de Chile, 15 de diciembre de 2013, www.eldinamo.cl/2013/12/15/abstencion-el-fantasma-que-ensombrecio-el-contundente-triunfo-de-bachelet .

[v] Se trata de la Izquierda Ciudadana (IC), surgida de la Izquierda Cristiana y del Movimiento Amplio Social (MAS) del exsenador socialista Alejandro Navarro.

[vi] www.pcchile.cl/?p=8563 .

[vii] http://michellebachelet.cl .

[viii] Léase: http://ciperchile.cl/2013/11/22/el-arranque-de-la-segunda-vuelta-desnuda-el-precario-equilibrio-de-la-nueva-mayoria.

[ix] Algo más del 10% de los electores de la segunda vuelta marcaron su papeleta de voto con la inscripción «AC» para señalar su adhesión a la perspectiva de una asamblea constituyente ( http://marcatuvoto.cl/ ).

[x] Como señalaba el exministro de la Concertación y alto funcionario del FMI Nicolás Eyzaguirre con el fin de asegurar los «mercados»: www.latercera.com/noticia/politica/2013/12/674-556497-9-nicolas-eyzaguirre-la-reforma-tributaria-de-bachelet-es-una-reforma-moderada.shtml .

[xi] Léase, Víctor de la Fuente: « En finir (vraiment) avec l’ère Pinochet », La valise diplomatique, agosto de 2011. En español.

[xii] Los vínculos entre la Concertación y el mercado de la educación han sido confirmados por la última investigación de la periodista María Olivia Mönckeberg : Con fines de lucro: la escandalosa historia de las universidades privadas en Chile, Santiago, Debate, 2013.

[xiii] Mario Garcés, El despertar de la sociedad . Los movimientos sociales de América Latina y Chile, Santiago, LOM, 2012.

[xiv] Se puede recalcar que Bachelet buscó encarnar más bien una figura mariana y maternal (mucho más que cristológica), protectora, abierta y consensual, infantilizante incluso del pueblo chileno.

[xv] http://diario.latercera.com/2013/08/17/01/contenido/reportajes/25-144112-9-la-propuesta-del-comando-de-bachelet-para-rree.shtml .

[xvi] www.diarioregistrado.com/internacionales/84204-evo-morales--dudo-que-bachelet-sea-socialista.html .

[xvii] El Mercurio , 18 de noviembre de 2013.

[xviii] A pesar de un crecimiento anual de más del 5% del PIB, el 5% de la población más rica gana 275 veces la renta del 5% de los más pobres. Ver las encuestas de la fundación Sol : www.fundacionsol.cl .

[xix] El Mercurio , 16 de diciembre de 2013.

Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos y Caty R.

Le Monde diplomatique (Francia) http://www.monde-diplomatique.fr/


Un dimanche de vote à Santiago du Chili

Dimanche 15 décembre, Santiago du Chili, 15 heures. Le soleil est à son zénith, le ciel apparaît limpide et temporairement libéré du halo de pollution qui s’accroche quotidiennement aux jupes de la Cordillère des Andes, surplombant la ville. La chaleur de l’été austral est déjà là, étouffante. Face à la mairie, dans la commune du quartier de La Florida (sud de la capitale) trônent un supermarché (aux mains de la multinationale Wal-Mart), un grand marché de Noël et le collège « Bellavista La Florida ». Comme lors du premier tour des élections présidentielles du 17 novembre dernier, cet établissement municipal a été transformé en bureau de vote. Les passants jettent un œil en coin aux militaires stationnés devant la porte. Plus rarement, certains entrent.

Après une semaine de travail souvent longue [1], des couples bardés de sacs plastique prennent le temps de respirer un peu à moins de dix jours des festivités de fin d’année. C’est un va-et-vient continu entre les stands présentant des bibelots venus de Chine et les étals d’artisanat local ou de guirlandes colorées. Au grand désarroi de certains, le « Mall » Americo Vespucio, juste de l’autre côté de l’immense avenue Vicuña Mackenna, reste clos : en ce jour d’élections, les autorités ont décidé de fermer ces temples de la consommation. Qu’importe : au même moment, tout proche du centre-ville, le quartier Meiggs est submergé par une marée humaine grosse de milliers de personnes venues profiter des commerces de proximité. Les affaires sont bonnes et l’affluence record : « Ici, on achète, on ne vote pas », indique une affiche sur la façade d’une boutique.

Déjà dans la matinée, le site du journal conservateur El Mercurio relevait la très faible participation. Une fois son « devoir civique accompli », le président sortant Sebastián Piñera — un richissime homme d’affaires qui, en 2010, a réussi à faire gagner la droite pour la première fois depuis la fin de la dictature, en 1989 [2] —, déclare solennellement : « Tout Chilien qui ne veut pas aller voter démontre une absence de tendresse pour son pays. » En vain.

Il s’agit de la sixième élection présidentielle depuis le début de la transition démocratique, mais de la première se déroulant sur la base du vote volontaire (avec inscription automatique sur les listes). Jusque-là, comme dans plusieurs pays d’Amérique latine, les électeurs inscrits étaient obligés d’aller voter sous peine d’amende. Dans ces conditions, de nombreux Chiliens, souvent parmi les jeunes et les couches populaires, ne se faisaient pas enregistrer sur les listes électorales : pas vu, pas pris.

Les élections municipales de 2012 s’étaient déjà déroulées suivant ces nouvelles règles. L’abstention avait atteint 60 %, donnant des sueurs froides aux politiciens. Lors du premier tour de la présidentielle, et malgré la présence de neuf candidats, moins de la moitié des 13,5 millions d’électeurs (sur une population de plus de 17 millions d’habitants) se sont déplacés. Au terme de la journée électorale, le résultat est sans surprise : face à Mme Evelyn Matthei (droite — 37,8% des voix), Mme Michelle Bachelet sera la prochaine présidente avec plus de 62,2 % des voix. Mais le triomphe de celle qui fut présidente entre 2005 et 2010 se fait avec 255 000 voix de moins que lors de son premier mandat [3]. Seuls 41 % des électeurs se sont déplacés jusqu’aux urnes : c’est le chiffre le plus bas depuis la transition démocratique. A cette donnée vient s’ajouter l’exclusion du droit de vote de plus de 850 000 Chiliens vivants à l’étranger (un héritage du régime militaire).

Pour M. Laurence Golborne, ex-ministre et ténor de la droite, « il est préoccupant que seulement 25 % des Chiliens élisent la nouvelle présidente [4] ». Le directeur du Service électoral, M. Patricio Santa María, souligne au contraire que la forte abstention n’enlève pas la moindre légitimité aux résultats. Suivie en cœur par une myriade de députés, la sénatrice démocrate-chrétienne Ximena Rincón rappelle de son côté que « le président Obama a été élu avec seulement 40 % des voix et personne ne doute de son leadership ». M. Obama à la rescousse de la démocratie chilienne ? Au-delà de la bataille de chiffres, l’ensemble des dirigeants politiques sait qu’une profonde crise de représentativité traverse le système politique chilien depuis plusieurs années. Un système basé sur la Constitution héritée de la dictature (1973-1989) et consolidé durant les gouvernements de la Concertation, coalition regroupant socialistes, sociaux-libéraux et démocrates-chrétiens (1990-2010). A l’entrée du marché de Noël de La Florida, un vieil homme au teint buriné lance à la volée, sourire ironique en coin : « Mieux vaut profiter de ce beau dimanche pour faire ses achats de Noël que d’aller voter ! De toute manière à quoi nous sert la politique, à nous ? Demain il faudra quand même se lever tôt pour travailler. »

Concertation 2.0

La victoire de Mme Bachelet n’a guère surpris. A l’issue de son premier mandat, les sondages lui attribuaient un niveau de popularité supérieur à 80 %. Après un séjour à New York à la tête d’une antenne de l’Organisation des Nations unies spécialisée dans la défense des femmes (ONU-femmes), elle revient au Chili au terme d’une campagne de communication impeccable. Son succès (74,92 %) lors de la primaire du 30 juin dernier laissait même espérer une victoire dès le premier tour. Et ce d’autant plus que, confrontée aux critiques rappelant que la Concertation a usé et approfondit le modèle néolibéral quand elle était aux affaires de 1990 à 2010, Mme Bachelet a su forger un nouveau récit destiné à ré-enchanter une partie des électeurs.

Tout d’abord, la coalition est parvenue à intégrer le Parti communiste (PC) et de petites organisations sociale-démocrates [5], créant ainsi la « Nouvelle majorité ». En échange de plusieurs circonscriptions et arguant qu’il s’agissait désormais de créer une vaste majorité électorale autour d’un projet de reformes, le PC — principal parti à la gauche de la Concertation — est ainsi devenu un allié important au moment de défendre l’image progressiste de l’ex-présidente. L’organisation, créée il y a cent ans par Luis Emilio Recabarren, double ainsi sa représentation parlementaire. Parmi les six députés communistes, on trouve deux jeunes femmes : l’ex-dirigeante des Jeunesses communistes Karol Cariola, et l’une des figures du mouvement étudiant de 2011, Mme Camila Vallejo (élue avec 40 % des voix). Et malgré les grincements de la démocratie-chrétienne (centre-droit, DC), le PC offre au futur gouvernement des relais (limités) au sein des mouvements sociaux, en particulier à la tête de la Centrale unitaire des travailleurs (CUT), dirigée par la communiste Francisa Figueroa, qui a appelé ouvertement à voter Bachelet. Le lendemain des élections, le président du PC Guillermo Teillier ne pouvait encore confirmer une participation au gouvernement, mais réaffirmait « sa loyauté » au programme défendu par la présidente, tout en rappelant la portée historique de cette victoire dans les urnes : « Le Parti communiste n’a pas gagné une élection présidentielle depuis le temps de Salvador Allende [6] », en 1970.

Au-delà du PC, l’ensemble des partis de la Nouvelle majorité a bénéficié de très bons scores lors des élections législatives — tenues en même temps que le premier tour de la présidentielle —, obtenant une majorité assez confortable au Congrès, avec 21 sénateurs sur 38 et 68 députés sur 120. Cette position de force donnera à l’exécutif certaines majorités qualifiées pour commencer à modifier des « lois organiques » et débuter les réformes promises, en dépit des multiples « cadenas » législatifs insérés dans la « Constitution Pinochet ».

Un gouvernement de réformes ?

Mme Bachelet, bénéficiant d’une pléthorique équipe d’experts de 500 personnes, a organisé sa campagne autour de trois axes principaux, à grand renfort de marketing politique [7].

Tout d’abord, la promesse d’une réforme constitutionnelle « participative, démocratique et institutionnelle », qui requerra un accord au Parlement avec la droite (afin d’obtenir le quorum des deux tiers). La discussion pourrait être précédée de consultations au sein de la « société civile », et validée par referendum : reine de l’ambiguïté et jouant avec les tensions internes qui traversent sa coalition [8], la candidate a refusé de se prononcer pour ou contre une véritable Assemblée constituante et populaire (AC), au grand dam des collectifs qui ont animé la campagne « Marque ton vote AC » [9]. Deuxième axe, une réforme fiscale équivalente à 3 % du produit intérieur brut (PIB), destinée à augmenter (modérément [10]) les énormes bénéfices des principales sociétés du pays. Et, enfin, une réforme de l’éducation qui répondra en partie aux grandes mobilisations de la jeunesse de 2011-2012 [11].

Le soir de la victoire, depuis le luxueux hôtel Plaza San Francisco, Mme Bachelet a d’ailleurs tenu à remercier « la rue », en particulier les jeunes, et réitéré sa promesse de donner naissance à un « système éducatif public, gratuit et de qualité ». « Aujourd’hui, a t-elle souligné, personne ne doute que le profit ne peut être le moteur de l’éducation. » Dans un pays où le marché de l’éducation est gigantesque et alors que nombre de responsables de la Concertation sont des acteurs centraux de ce juteux négoce, certains doutent [12]. Et ce, d’autant plus que la réforme, envisagée comme « graduelle » et devant aboutir dans six ans (c’est-à-dire au-delà du mandat présidentiel), vise à permettre aux étudiants d’accéder gratuitement aux universités par le biais de subventions publiques... sans pour autant en finir avec l’hégémonie des universités privées et le système des collèges particuliers subventionnés (système issu des derniers jours de la dictature).

Réveil des mouvements sociaux et fragmentation néolibérale

Comme le souligne l’historien Mario Garcés, le Chili actuel se caractérise par le « réveil de la société » et l’irruption des mouvements sociaux [13]. La puissance des luttes étudiantes pour l’éducation a été précédée de grandes mobilisations dans diverses régions, de luttes écologistes de premier plan, mais aussi par le renouveau des grèves salariales et diverses luttes syndicales.

Dans ce cadre, certains perçoivent l’élection de Mme Bachelet comme un contre-feu, susceptible de stabiliser le modèle exportateur néolibéral dans une conjoncture de montée en puissance des conflits sociaux. Parmi eux, les sociologues Felipe Portales et Alberto Mayol. Ce dernier analyse la figure incombustible de Bachelet comme un phénomène « christologique », incarnant dans l’imaginaire collectif la douleur de la dictature (elle a été victime de torture et son père, général légaliste, assassiné), tout en soulignant que cette candidature permet à une Concertation en perte de vitesse de redorer son blason, sans remettre en cause les équilibres macroéconomiques et les intérêts des multinationales. A ce propos, la candidate et son équipe ont réitéré — sans qu’il s’agisse d’un « accord idéologique excluant » —, qu’il sera indispensable de « maintenir une relation active de coordination économique au sien de l’Alliance du Pacifique [14] », axe géostratégique appuyé par les Etats-Unis aux côtés du Mexique, de la Colombie, de Panama et du Pérou (tous gouvernés à droite). A peine l’élection consommée, le président bolivien Evo Morales n’a d’ailleurs pas hésité à mettre au défi la nouvelle présidente, en insistant sur le caractère « pro-impérialiste et pro-capitaliste » de l’Alliance : « Je doute que [Michelle Bachelet] soit socialiste. Je vais vous dire franchement, publiquement : si Bachelet reste dans l’Alliance pour le Pacifique, sera alors confirmé définitivement qui elle défend, d’où elle vient et ce qu’elle veut [15]. »

Lors du premier tour, le 17 novembre, certains membres éminents de l’élite patronale n’avaient pas hésité à apporter leur soutien à l’ex-présidente. A commencer par un poids lourd du capitalisme local : M. Jorge Awad, président de l’association des banques chiliennes, qui soulignait à quel point la reforme fiscale envisagée par la candidate serait indolore et que la candidate avait déjà montré qu’elle serait une garante efficace des investissements étrangers (miniers particulièrement). M. Awad n’est pas une exception : l’apport des grandes entreprises à la campagne de la pédiatre socialiste a représenté le triple des sommes allouées à la candidate adoubée par le président sortant [16]...

Cette dernière n’a été candidate que par défaut, à la suite de défections en chaîne. Elle aussi fille de général, mais de ceux qui ont appuyé la dictature, Mme Matthei représente les secteurs les plus réactionnaires de la coalition, l’Union démocrate indépendante (UDI), promettant de gouverner avec « la bible entre les mains ». En regard, le président sortant et certains membres de Rénovation nationale, l’autre parti de la coalition, continuent de caresser la stratégie de rénovation libérale de la droite, afin de regagner le pouvoir en 2017. Mais le fantôme de Pinochet et des violations massives de droits humains colle toujours aux semelles de la coalition et l’UDI est loin d’être liquidée : elle représente toujours la première force du Parlement, grâce notamment à des pratiques clientélistes bien rodées dans certains des quartiers les plus pauvres.

Et maintenant...

Mme Vasquez est vendeuse ambulante de vêtements. Vivement chichement et à la tête d’une famille nombreuse, elle « ne se sent représentée ni par Matthei, ni par Bachelet ». Selon elle, la victoire de cette dernière annoncerait « de nouvelles grèves et des manifestations dans tous les sens. On va sûrement revenir aux temps de l’Unité populaire et il va y avoir des destructions, de la violence. Et qui paye dans ces cas-là ? Et bien c’est nous, les gens du peuple ». Nombre de syndicats et collectifs militants sont effectivement sur le pied de guerre, mais plutôt pour essayer de reconstruire le tissu social et avec pour perspective d’exiger davantage au gouvernement. Dans une société qui reste l’une des plus inégalitaires d’Amérique latine et dans laquelle la précarité règne sur le monde du travail, ce n’est pas tâche facile [17].

Plusieurs signes souterrains confirment cependant que l’année 2014 pourrait être « chaude ». Récemment, la présidence de la Fédération des étudiants de l’Université du Chili (FECH) a été gagnée par la liste libertaire « Lutter ». Sa dirigeante, Mme Melissa Sepúlveda, a refusé de voter au second tour de la présidentielle et s’est prononcée contre la « parlementarisation des luttes », une pique à Mmes Vallejo et Cariola, ainsi qu’aux deux autres députés fraîchement issus du mouvement étudiant : MM. Gabriel Boric (Gauche autonome) qui a réussi son pari d’accéder au Parlement sans le soutien de la Concertation, et Giorgio Jackson (Révolution démocratique), allié de la Nouvelle majorité et élu député de Santiago à 25 ans.

De son côté, après avoir fait campagne pour Mme Matthei, le journal El Mercurio souligne désormais qu’un des objectifs du nouveau gouvernement sera « la contention des énormes attentes qui se sont réveillées, pour les canaliser [18] ».

Maitre de conférences à l’Université de Grenoble. Dernier ouvrage paru : Chili, 1970-1973. Mille jours qui changèrent le monde, Presses Universitaires de Rennes, Coll. Des Amériques, 2013.

Notes

[1] Nombreux sont les salariés qui travaillent 45 heures hebdomadaires, six jours par semaine, ainsi que le permet le code du travail, hérité de la dictature.

[2] Lire « Au Chili, les vieilles lunes de la nouvelle droite », Le Monde Diplomatique, mai 2011.

[3] Les résultats officiels sont à consulter à cette adresse.

[4] Citation tirée, comme les suivantes, de « Abstención : El fantasma que ensombreció el contundente triunfo de Bachelet », El Dinamo, Santiago de Chile, 15 décembre 2013.

[5] Il s’agit de la gauche citoyenne (IC), issues de la Gauche chrétienne et du Mouvement ample social (MAS) de l’ex-sénateur socialiste Alejandro Navarro.

[6] « Teillier : “Vamos a trabajar con lealtad por el cumplimiento del programa” ».

[7] Voir le site de Michelle Bachelet.

[8] Voir « El arranque de la segunda vuelta desnuda el precario equilibrio de la Nueva Mayoría », Ciper, 22 novembre 2013.

[9] Un peu plus de 10 % des électeurs du second tour ont marqué leur bulletin de vote de l’inscription « AC » afin de souligner leur adhésion à la perspective d’une Assemblée constituante.

[10] Comme le soulignait l’ex-ministre de la Concertation et haut fonctionnaire du FMI Nicolás Eyzaguirre afin de rassurer les « marchés ».

[11] Lire Victor de la Fuente, « En finir (vraiment) avec l’ère Pinochet », La valise diplomatique, août 2011.

[12] Les liens entre la Concertation et le marché de l’éducation sont confirmés par la dernière investigation de la journaliste María Olivia Mönckeberg : Con fines de lucro : la escandalosa historia de las universidades privadas en Chile, Santiago, Debate, 2013.

[13] Mario Garcés, El despertar de la sociedad. Los movimientos sociales de América Latina y Chile, Santiago, LOM, 2012.

[14] « La propuesta del comando de Bachelet para RR.EE. », La Tercera, 17 août 2013.

[15] « Evo Morales : “Dudo que Bachelet sea socialista” », Diario Registrado, 16 décembre 2013.

[16] El Mercurio, 18 novembre 2013.

[17] Malgré une croissante annuelle de plus de 5% du PIB, 5% de la population la plus riche gagne 257 fois le revenu des 5% les plus pauvres : voir les enquêtes de la fondation Sol.

[18] El Mercurio, 16 décembre 2013.

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