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ELECCIONES EN ECUADOR - EL TRIUNFO DE RAFAEL CORREA

Informe de los "Observadores independientes, invitados especiales" en las elecciones

Destacan el carácter democrático y transparente de los comicios presidenciales y parlamentarios de este domingo

Ignacio Ramonet

Los «invitados especiales», observadores independientes, pertenecientes a las más variadas familias políticas y dedicados a plurales actividades profesionales (creadores, pensadores, académicos, parlamentarios, politólogos, intelectuales), respondiendo a la invitación del Consejo Nacional Electoral del Ecuador, han acudido a este país procedentes de diversos Estados de los cinco continentes para testimoniar del carácter democrático y transparente de los comicios presidenciales y parlamentarios del domingo 17 de febrero de 2013. Los i. e. desean expresar:

su agradecimiento al CNE por la invitación y la excepcional calidad de la acogida. Agradecer también, a todos los equipos de CNE, por el despliegue logístico impresionante para atendernos;

su felicitación también por los diversos talleres y seminarios destinados a familiarizar a los observadores con el sistema electoral ecuatoriano.

Su reconocimiento asimismo de la indiscutible voluntad del CNE de organizar –en total independencia- unos comicos transparentes, libres, honestos, en una palabra: perfectamente democráticos.

Reconocer también el esfuerzo pionero en la extension del perimetro de la democracia al extenderla a las personas privadas de libertad, a las personas con enfermedades catastroficas, las personas con discapacidad y los migrantes ecuatorianos en el exterior ;

Desplegados en unos 14 departamentos del Ecuador, los invitados especiales han podido constatar la tranquilidad y la calma que presidieron esa jornada electoral. Asi como el entusiasmo participativo de los ciudadanos ecuatorianos. La masiva participación al voto ha sido general, en algunas juntas la participación superó el 95%.

En este contexto extremadamente positivo los i. e. han podido constatar algunos disfuncionamientos que se podrían facilmente subsanar para elevar aún más, si cabe, la calidad democrática de las elecciones.

Entre los puntos que muchos observadores han subrayado, insistimos en los siguientes:

en algunos centros de votación, la privacidad del voto no estaba garantizada porque los electores votaban ante la vista de muchos testigos;

el sellado de las urnas, también en varios centros de votación, no se había realizado correctamente;

los «Centros de información» estaban escasamente dotados de personal –generalmente una sola persona con una sola computadora- y los votantes tuvieron que hacer largas colas para obtener la información que buscaban;

la falta de claridad en donde votar: una pareja de ancianos tuvieron que votar en diferentes Centros a pesar de 65 años viviendo juntos; lo cual parece inexplicable;

en muchos lugares no había ‘Centros de información’ específicos para las personas con discapacidad;

los discapacitados han tenido, en varios lugares, dificultad material para ejercer su derecho al sufragio;

en algunos centros se observó negligencia en la entrega de los boletines de voto;

en muchas Juntas no estaban presentes los cuatro componentes de la mesa, que el Codigo electoral exige como mínimo;

muy generalmente, casi todos los observadores han notado una poca presencia de los delegados políticos; en particular una casi nula presencia de los delegados de los partidos de oposición que no parecen (con excepción de CREO) haber jugado el juego democrático en este aspecto;

en muchos Centros de votación se observó un problema práctico, a media tarde, aún no habían podido almorzar los miembros de las mesas; hubo problemas para procurarles la comida, lo cual se tradujo por una ausencia de las personas que tuvieron que ausentarse para ir a sustentarse abandonando las mesas...;

Algunos observadores, además de estas anotaciones logísticas, se interrogan sobre:

la complejidad del voto;

dos partidos se quejaron de la dificultades y demoras para obtener las 158.000 firmas necesarias para inscribirse como partidos. Dijeron que el proceso es ‘demasiado complicado y costoso’;

cabe preguntarse por qué no se usa una urna para cada elección, o sea por qué solo dos urnas cuando había cinco elecciones (presidente, asamblea nacional, asamblea provincial, y parlamento andino); la existencia de cinco urnas pemitiría agilizar el conteo;

sobre el voto de los militares y policías que participan en la custodia de los ‘Centros de votacion’, hay que perfeccionar el sistema. En algunos lugares no se había previsto su participación y no había suficientes boletas de voto. En otros, no tenían los documentos acreditativos;

a propósito de la presencia de los militares, varios observadores se preguntan si su número no es excesivo y demasiado intimidante. Si no bastaría una presencia simbolica en un acto democrático eminentemente civil y cívico

otros observadores se preguntaron si conviene mantener la división de las juntas en «hombres» y «mujeres», con el problema que esa división de géneros tradicionales puede chocar con la nueva configuración de las sociedades modernas en las que los géneros ya no son sólo dos. Ademàs eso puede reforzar, en el análisis del voto, los clichés del tipo «así votan las mujeres» o «así votan los hombres», cuando las razones del voto no son unicamente de género sino que responden a otros aspectos sociales, económicos, culturales e ideológicos;

en fin, algunos observadores, constataron que uno de los candidatos presidenciales (Guillermo Lasso, de CREO) siguió haciendo campaña hasta el mismo domingo 17 de febrero inclusive, en las páginas web de grandes medios de informacion internacionales, en particular en el Nuevo Herald de Miami, y en Clarin, de Buenos Aires, muy leídos y consultados en Ecuador.

Todos estas observaciones de disfuncionamientos menores, que son frecuentes en todas las democracias, no empañan en absoluto la característica principal de los comicios del 17 de febrero en Ecuador que fueron, en opinión de todos los invitados especiales, una gran fiesta popular, muy participativa, muy transparente, muy libre, muy incluyente. Y que demostraron la gran madurez y el indiscutible carácter democrático del proceso electoral ecuatoriano.

Quito, Ecuador. 18 de febrero de 2013.

Ignacio Ramonet. Portavoz de los observadores independientes, invitados especiales del CNE.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Ecuador: cuatro lecciones de una victoria aplastante

Atilio A. Boron

ALAI AMLATINA, 18/02/2013.- La arrasadora victoria de Rafael Correa, con un porcentaje de votos y una diferencia entre él y su más inmediato contendiente que ya hubieran querido tener Obama, Hollande, Rajoy, entre otros, deja algunas lecciones que es conveniente recapitular.

Primero y lo más obvio: la ratificación del mandato popular para seguir por el camino trazado pero, como dijo Correa en su conferencia de prensa, avanzando más rápida y profundamente. Sabe el re-electo presidente que los próximos cuatro años serán cruciales para asegurar la irreversibilidad de las reformas que, al cabo de diez años de gestión, habrán concluido con la refundación de un Ecuador mejor, más justo y más sustentable. Un Ecuador en donde la diversidad no sea fuente de desigualdad. En la conferencia de prensa ya aludida dijo textualmente: “o cambiamos ahora al país o no lo cambiamos más”. El proyecto de crear un orden social basado en el socialismo del sumak kawsay, el “buen vivir” de nuestros pueblos originarios, exige actuar con rapidez y determinación. Pero esto también lo saben la derecha vernácula y el imperialismo, y por eso se puede pronosticar que van a redoblar sus esfuerzos para evitar la consolidación del proceso de la “Revolución Ciudadana.”

Segunda lección: que si un gobierno obedece al mandato popular y produce políticas públicas que benefician a las grandes mayorías nacionales –que al fin y al cabo de eso trata la democracia- la lealtad del electorado puede darse por segura. La manipulación de las oligarquías mediáticas, la conspiración de las clases dominantes y las estratagemas del imperialismo se estrellan contra el muro de la fidelidad popular ante un gobierno fiel a sus mandatos.

Tercero, y como corolario de lo anterior, el aplastante triunfo de Correa demuestra que la conformista tesis tan común en el pensamiento político convencional, a saber: que “el poder desgasta”, sólo es válida en democracia cuando el poder se ejerce en beneficio de las minorías adineradas o cuando los procesos de transformación social pierden espesor, titubean y terminan por detenerse. Al paralizarse, al abandonar el impulso transformador, se encaminan hacia su propia destrucción. Su condición de viabilidad es la permanente profundización y aceleración del proceso reformista. Pero cuando se gobierna teniendo a la vista el bienestar de las víctimas del sistema pasa lo que ocurrió ayer en Ecuador: si en la presidencial del 2009 Correa ganó en la primera vuelta con el 51 por ciento de los votos, ayer lo hizo, con el recuento existente al momento de escribir esta nota (un 25 por ciento de los votos escrutados) con el 57 por ciento. En lugar de “desgaste”, consolidación y acrecentamiento del poder presidencial.

Cuarto y último, con esta elección se supera la parálisis decisional generada por una Asamblea Nacional que se opuso con intransigencia a algunas de las más importantes iniciativas propuestas por Correa. Si bien hay pocas cifras disponibles al respecto no caben dudas de que Alianza PAIS tendrá la mayoría absoluta de los asambleistas y con posibilidades de alcanzar una representación parlamentaria que le permita contar con una mayoría calificada de dos tercios. Una Asamblea Nacional que acompañe el proceso de cambios tendría que abocarse de inmediato a elaborar y sancionar la Ley Orgánica de Comunicación, un nuevo Código Ambiental, la Ley de Aguas (esencial para la reforma agraria) entre otras piezas legislativas de fundamental importancia. La reconfiguración del mapa sociopolítico de la Asamblea Nacional permitirá remover los obstáculos que, hasta ahora, impidieron el avance en algunos frentes estratégicos del proceso de construcción de una nueva sociedad.

Con el triunfo de Correa, la reciente victoria de Hugo Chávez en Venezuela y la previsible ratificación del mandato popular a favor de Evo Morales en Bolivia el núcleo duro del “giro a la izquierda” experimentado por América Latina a comienzos de siglo queda notablemente fortalecido, ejerciendo un influjo favorable sobre los procesos en curso en países como Argentina, Brasil y Uruguay. Conclusión: los tiempos han cambiado. La ratificación plebiscitaria de un presidente que lideró un formidable proceso de cambios sociales y económicos; que apuesta sin reservas -y trabaja para- la integración latinoamericana; que desafió al imperio incorporando su país al ALBA y que puso fin a la presencia estadounidense en la base de Manta; que realizó una ejemplar auditoría de la deuda externa reduciendo significativamente su monto; que le otorga asilo a Julian Assange y que retira al Ecuador del CIADI no es algo que se vea todos los días. Hay una gran razón para celebrar. ¡Felicitaciones Rafael Correa, salud Ecuador!

URL de este artículo: http://alainet.org/active/61664


ECUADOR

Por Eduardo Tamayo G.

ALAI AMLATINA, 17/02/2013.- El Presidente Rafael Correa ha sido reelecto en la primera vuelta con una votación superior al 60 %, según encuestas a boca de urna realizadas por las empresas CEDATOS y Opinión Pública Ecuador. Según estos datos preliminares extraoficiales, Correa ha ganado en todas las provincias del Ecuador, seguido por el banquero Guillermo Lasso, quien obtiene un 21% de los votos.

Salvo la denuncia de intentos de jaqueo a la página web del Consejo Nacional Electoral, la jornada electoral se desarrolló en forma tranquila y normal tanto en los recintos electorales del Ecuador como del exterior.

El triunfo de Correa implica un triunfo de la estabilidad en un país que ha tenido profundas crisis políticas en las que varios gobiernos corruptos y entreguistas han sido derrocados por la movilización social. Es la primera vez, en más de tres décadas, que un presidente conserva altos niveles de popularidad al final de su mandato y es reelecto con un amplio margen.

En este sentido, la votación por Correa expresa un espaldarazo a la continuidad de sus políticas y una oportunidad para que concluya las obras que ha emprendido en materia de carreteras, hospitales, planteles escolares, centrales hidroeléctricas, etc.

Algunos elementos pueden explicar el contundente triunfo de Correa: crecimiento económico, bajas tasas de inflación y de desempleo y políticas de redistribución del ingreso que se han traducido en una masiva inversión social en educación, salud, vivienda, atención a los discapacitados y mejora de la calidad de los servicios públicos (correos, seguridad social, registro civil, función judicial).

Al imprimir altos niveles de calidad a los servicios públicos y al colocarlos a disposición de los sectores más pobres de la población, éstos últimos no solo tienen acceso a ellos sino que se sienten valorados en su dignidad y eso explicaría el alto apoyo a Correa. Estos sectores, asimismo, han sido beneficiados por el bono de desarrollo que en el mes de enero subió de 35 a 50 dólares mensuales.

Un candidato a asambleísta del Movimiento Alianza País, cuyo nombre omitimos, plantea que el voto de Correa es ‘transclase”, es decir que estaría compuesto por todos los sectores sociales. La gestión del gobierno, de acuerdo a esta versión, ciertamente ha favorecido a sectores empresariales a los cuales no les ha ido nada mal y que constituirían el voto escondido a favor de Correa. El mejoramiento de las carreteras, por ejemplo, les permite ahorrar tiempo y una mayor facilidad para movilizar sus productos. De la misma forma, las políticas económicas que limitan las importaciones de textiles o calzado han permitido el crecimiento de los sectores económicos dedicados a estas ramas. Estos sectores empresariales ya se habrían ‘acostumbrado” a pagar impuestos y a cumplir las leyes laborales porque esto les permite tener mejores relaciones con sus trabajadores, repercutiendo en una mayor productividad.

Desde el punto de vista internacional, el triunfo de Correa representa el afianzamiento de la tendencia de los gobiernos progresistas que ya han logrado reeligirse en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela y Nicaragua, y una apuesta al fortalecimiento de los espacios de integración como el ALBA, la UNASUR y la CELAC. El gobierno de Correa deberá enfrentar situaciones difíciles como el caso de Julian Assange, que se encuentra asilado en la embajada de Ecuador en Londres, la ley de Estados Unidos que sanciona a los países que mantienen relaciones con Irán, las demandas de las transnacionales contra el Estado ecuatoriano, entre otros.

A la victoria de Correa contribuyó de manera decisiva la fragmentación y la pobreza del discurso de las oposiciones (de derecha, izquierda y populistas) que presentaron siete candidaturas presidenciales, sin que hayan podido unificarse en tres o cuatro tendencias. Centradas todas en atacar lo que denominaron el autoritarismo, la intolerancia y la concentración de poderes en manos de Correa, fueron incapaces, especialmente desde la derecha representada por el banquero Guillermo Lasso, el hombre más rico del Ecuador Álvaro Noboa y el ex presidente Lucio Gutiérrez, de proponer alternativas creíbles y medianamente estructuradas y coherentes.

Guillermo Lasso, que se ubicó en el segundo lugar, canalizó el voto anti-correista de los sectores de la derecha tradicional que comparten algunas de sus tesis esgrimidas en la campaña como el de derogar los impuestos a los más ricos, firmar tratados de libre comercio y abrir el país a la inversión extranjera privada. Lasso es miembro numerario del Opus Dei y mantiene relaciones con José María Aznar del Partido Popular de España, que actúa en América Latina representando a la derecha internacional y al capital transnacional.

La campaña

Otra cosa que influyó en los resultados electorales fue el diseño de la campaña de Correa. Pese a la gran popularidad del Presidente, el movimiento Alianza País partió con el criterio de actuar como si no tuviera un solo voto y privilegió la campaña en la calle, el acercamiento a la gente, las concentraciones en pueblos y ciudades, lo que se complementó con el uso de medios y redes sociales. Este movimiento ha acumulado la experiencia de ocho victorias electorales consecutivas.

Aunque ya se preveía el triunfo de Correa, no estaba asegurada la mayoría en la Asamblea Nacional compuesta por 137 miembros, por lo que la estrategia del presidente se enfocó en la Asamblea. “No me dejen solo” decía Correa a sus seguidores en las concentraciones mientras llamaba a votar en plancha por su lista de asambleístas. Pese a que algunos candidatos a asambleístas fueron cuestionados e incluso el candidato a la Vicepresidencia, esto no parece haber repercutido en los resultados finales que darían una holgada mayoría a Alianza País en la legislatura, habiendo influido más el carisma de Correa.

Ampliación de la democracia

A principios del siglo XX se reconoció el voto a las mujeres. En 1979, cuando el Ecuador retornó al régimen democrático, se reconoció este derecho a los analfabetos. En el 2013, y gracias a la nueva Constitución, se ha avanzado mucho más en la inclusión política. Ahora pudieron votar los jóvenes de 16 a 18 años, los militares y policías, los emigrantes, los presos sin sentencia ejecutoriada, los extranjeros residentes. De acuerdo a esta política, se tomaron medidas para que los policías y transportistas ayuden a las personas con discapacidad y personas de la tercera edad a llegar a los recintos electorales.

Este nuevo triunfo de Correa plantea grandes retos y desafíos en función de cumplir las propuestas contenidas en el programa de gobierno 2013-2017 de Alianza País y responder a las expectativas de una ciudadanía cada vez más empoderada. En el horizonte de las deudas pendientes está atacar la concentración escandalosa de la tierra, a redistribución del agua, la ley de comunicación, el freno a los grupos monopólicos que concentran la economía, el abrir el diálogo político con los pueblos indígenas, el combatir a fondo la corrupción, entre otros.

URL de este artículo: http://www.alainet.org/active/61662


Eduardo Tamayo G.

ALAI AMLATINA, 17/02/2013.- El Presidente Rafael Correa ha sido reelecto en la primera vuelta con una votación superior al 60 %, según encuestas a boca de urna realizadas por las empresas CEDATOS y Opinión Pública Ecuador. Según estos datos preliminares extraoficiales, Correa ha ganado en todas las provincias del Ecuador, seguido por el banquero Guillermo Lasso, quien obtiene un 21% de los votos.

Salvo la denuncia de intentos de jaqueo a la página web del Consejo Nacional Electoral, la jornada electoral se desarrolló en forma tranquila y normal tanto en los recintos electorales del Ecuador como del exterior.

El triunfo de Correa implica un triunfo de la estabilidad en un país que ha tenido profundas crisis políticas en las que varios gobiernos corruptos y entreguistas han sido derrocados por la movilización social. Es la primera vez, en más de tres décadas, que un presidente conserva altos niveles de popularidad al final de su mandato y es reelecto con un amplio margen.

En este sentido, la votación por Correa expresa un espaldarazo a la continuidad de sus políticas y una oportunidad para que concluya las obras que ha emprendido en materia de carreteras, hospitales, planteles escolares, centrales hidroeléctricas, etc.

Algunos elementos pueden explicar el contundente triunfo de Correa: crecimiento económico, bajas tasas de inflación y de desempleo y políticas de redistribución del ingreso que se han traducido en una masiva inversión social en educación, salud, vivienda, atención a los discapacitados y mejora de la calidad de los servicios públicos (correos, seguridad social, registro civil, función judicial).

Al imprimir altos niveles de calidad a los servicios públicos y al colocarlos a disposición de los sectores más pobres de la población, éstos últimos no solo tienen acceso a ellos sino que se sienten valorados en su dignidad y eso explicaría el alto apoyo a Correa. Estos sectores, asimismo, han sido beneficiados por el bono de desarrollo que en el mes de enero subió de 35 a 50 dólares mensuales.

Un candidato a asambleísta del Movimiento Alianza País, cuyo nombre omitimos, plantea que el voto de Correa es ‘transclase”, es decir que estaría compuesto por todos los sectores sociales. La gestión del gobierno, de acuerdo a esta versión, ciertamente ha favorecido a sectores empresariales a los cuales no les ha ido nada mal y que constituirían el voto escondido a favor de Correa. El mejoramiento de las carreteras, por ejemplo, les permite ahorrar tiempo y una mayor facilidad para movilizar sus productos. De la misma forma, las políticas económicas que limitan las importaciones de textiles o calzado han permitido el crecimiento de los sectores económicos dedicados a estas ramas. Estos sectores empresariales ya se habrían ‘acostumbrado” a pagar impuestos y a cumplir las leyes laborales porque esto les permite tener mejores relaciones con sus trabajadores, repercutiendo en una mayor productividad.

Desde el punto de vista internacional, el triunfo de Correa representa el afianzamiento de la tendencia de los gobiernos progresistas que ya han logrado reeligirse en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela y Nicaragua, y una apuesta al fortalecimiento de los espacios de integración como el ALBA, la UNASUR y la CELAC. El gobierno de Correa deberá enfrentar situaciones difíciles como el caso de Julian Assange, que se encuentra asilado en la embajada de Ecuador en Londres, la ley de Estados Unidos que sanciona a los países que mantienen relaciones con Irán, las demandas de las transnacionales contra el Estado ecuatoriano, entre otros.

A la victoria de Correa contribuyó de manera decisiva la fragmentación y la pobreza del discurso de las oposiciones (de derecha, izquierda y populistas) que presentaron siete candidaturas presidenciales, sin que hayan podido unificarse en tres o cuatro tendencias. Centradas todas en atacar lo que denominaron el autoritarismo, la intolerancia y la concentración de poderes en manos de Correa, fueron incapaces, especialmente desde la derecha representada por el banquero Guillermo Lasso, el hombre más rico del Ecuador Álvaro Noboa y el ex presidente Lucio Gutiérrez, de proponer alternativas creíbles y medianamente estructuradas y coherentes.

Guillermo Lasso, que se ubicó en el segundo lugar, canalizó el voto anti-correista de los sectores de la derecha tradicional que comparten algunas de sus tesis esgrimidas en la campaña como el de derogar los impuestos a los más ricos, firmar tratados de libre comercio y abrir el país a la inversión extranjera privada. Lasso es miembro numerario del Opus Dei y mantiene relaciones con José María Aznar del Partido Popular de España, que actúa en América Latina representando a la derecha internacional y al capital transnacional.

La campaña

Otra cosa que influyó en los resultados electorales fue el diseño de la campaña de Correa. Pese a la gran popularidad del Presidente, el movimiento Alianza País partió con el criterio de actuar como si no tuviera un solo voto y privilegió la campaña en la calle, el acercamiento a la gente, las concentraciones en pueblos y ciudades, lo que se complementó con el uso de medios y redes sociales. Este movimiento ha acumulado la experiencia de ocho victorias electorales consecutivas.

Aunque ya se preveía el triunfo de Correa, no estaba asegurada la mayoría en la Asamblea Nacional compuesta por 137 miembros, por lo que la estrategia del presidente se enfocó en la Asamblea. “No me dejen solo” decía Correa a sus seguidores en las concentraciones mientras llamaba a votar en plancha por su lista de asambleístas. Pese a que algunos candidatos a asambleístas fueron cuestionados e incluso el candidato a la Vicepresidencia, esto no parece haber repercutido en los resultados finales que darían una holgada mayoría a Alianza País en la legislatura, habiendo influido más el carisma de Correa.

Ampliación de la democracia

A principios del siglo XX se reconoció el voto a las mujeres. En 1979, cuando el Ecuador retornó al régimen democrático, se reconoció este derecho a los analfabetos. En el 2013, y gracias a la nueva Constitución, se ha avanzado mucho más en la inclusión política. Ahora pudieron votar los jóvenes de 16 a 18 años, los militares y policías, los emigrantes, los presos sin sentencia ejecutoriada, los extranjeros residentes. De acuerdo a esta política, se tomaron medidas para que los policías y transportistas ayuden a las personas con discapacidad y personas de la tercera edad a llegar a los recintos electorales.

Este nuevo triunfo de Correa plantea grandes retos y desafíos en función de cumplir las propuestas contenidas en el programa de gobierno 2013-2017 de Alianza País y responder a las expectativas de una ciudadanía cada vez más empoderada. En el horizonte de las deudas pendientes está atacar la concentración escandalosa de la tierra, a redistribución del agua, la ley de comunicación, el freno a los grupos monopólicos que concentran la economía, el abrir el diálogo político con los pueblos indígenas, el combatir a fondo la corrupción, entre otros.

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