El encanto perdido de Europa

El 1º de julio de 2013 Croacia se convertirá en el vigésimo octavo Estado miembro de la Unión Europea. El “sí” obtuvo el 22 de enero un 67% de los sufragios, pero la baja participación (43%) limita el alcance de dicha votación. Los croatas se suman a la Unión sin entusiasmo. En los Balcanes, la perspectiva europea perdió gran parte de su atractivo.

“Croacia va a ingresar a una Unión Europea que está viviendo la crisis más grave de su historia, una Europa neoliberal e hiper-burocratizada, pese a su barniz de democracia”, se indigna Mate Kapovic. Este joven lingüista, a punto de terminar su tesis en la Universidad de Zagreb, fue una de las voces más influyentes de la oposición de izquierda a la integración de Croacia en la Unión Europea.

Desde que Croacia se embarcó, hace más de diez años, en el largo proceso de adhesión, la mayoría de las críticas surgían de los sectores nacionalistas. Éstos denunciaban los riesgos de una pérdida de soberanía y la obligación de cooperación con la justicia internacional, que se traduciría finalmente en la detención y el juzgamiento de los “héroes” de la guerra de independencia, sin olvidar los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, hostiles a una Europa que pretende “imponer” el derecho al aborto o la legalización del matrimonio homosexual. Para la derecha nacionalista, Croacia no tendría nada que ganar cambiando así la antigua “dependencia” de Belgrado por un nuevo “sometimiento” a Bruselas. Estas corrientes siguen siendo influyentes; lo han recordado en la condena a veinticuatro años de prisión del ex general Ante Gotovina por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), en abril de 2011. No obstante, el desarrollo de una crítica de izquierda a la integración europea ha sido la novedad política de estos últimos años...