El tira y afloja de las reformas

El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, después de un desayuno con la directora del FMI, Christine Lagarde, presidentes de bancos centrales y ministros de Hacienda, manifestó que la experiencia de Chile está “siendo caso de estudio en términos de cómo es posible compatibilizar crecimiento con avanzar en desarrollo social y más inclusión”. Ya antes refiriéndose a la conferencia organizada en Santiago por el FMI en los días previos, había señalado que “Chile está siendo un ejemplo para la región, ya que el tópico de este seminario es el crecimiento inclusivo, cómo las personas se benefician de este crecimiento que no solo se refleja en datos estadísticos. Estos temas tienen rostros“(07/12/14). Sin duda, se trata de una visión rosada del país.

Chile no constituye precisamente un ejemplo de cómo se enfrentó la desaceleración, iniciada en el segundo trimestre de 2013 y cuyo registro más bajo se produjo en el tercer trimestre de 2014 cuando el crecimiento anualizado alcanzó apenas a 0,8%, siendo el más reducido desde el recesivo año 2009. Hasta ese momento, la actividad crecía en el año un 1,8% en relación con los mismos meses de 2013.

A pesar de este largo proceso de desaceleración no se adoptaron medidas fiscales anticíclicas. Peor aún, el gobierno de Sebastián Piñera contrajo bruscamente el crecimiento del gasto público en 2013, aplicando su concepción de que su monto no puede crecer más que el producto, lo cual acentuó la contracción económica. Por su parte, desde octubre, el Banco Central comenzó a reducir su tasa de interés de política monetaria desde un 5% a 3% nominal, lo cual significa -considerando el nivel alcanzado por la inflación- términos reales negativos, lo cual ha contribuido a las elevadas utilidades de la banca comercial, que a pesar de la desaceleración económica aumentó sus beneficios durante enero-octubre en 33,9%...