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Emigración siglo XXI. Los muros de la vergüenza. Por Gloria Clavero Aranda

¿Por qué los pueblos que viven en tierras con riquezas naturales, tienen que abandonar su geografía? ¿Es la emigración un fenómeno de ajuste geográfico?

Y, sin embargo, no es la geografía, ni la patria, ni la bandera, ni el himno nacional lo que te quitan cuando tienes que salir por obligación de tus entornos más próximos. No te quitan la identidad, porque lo que una persona es, lo será hasta la muerte. Estos símbolos no tienen ningún valor, salvo el de la ideología reinante.

Lo que le roban a un exiliado, desplazado, inmigrado, son sus hábitos fundamentales, sus costumbres ancestrales, su dignidad de seres humanos con culturas propias. Les roban su decencia, su orgullo legítimo de pertenecer a una estirpe antigua con valores propios.

Les roban los colores, los sabores, los olores, las formas de convivencia de sus lugares de origen, obligándoles a asimilar otras culturas, que acaban un buen o un mal día rompiéndoles el corazón, porque cuando asimilan esa nueva cultura de acogida, pueden llegar a confundirse, a renegar de la propia, o acaban adaptándose a aquello nuevo, lo que a algunas personas y familias les comporta una especie de esquizofrenia, porque llega un momento que no saben cuál es su lugar en el mundo, si el que dejaron, o este nuevo, que aunque con dificultades y dolor, a algunos, que no a todos, les permitió encontrar un nuevo espacio donde volver a empezar.

Si los dueños del mundo fueran capaces de repartir con equidad la riqueza que han hecho a costa de otros, si fueran capaces de utilizar la tecnología para equilibrar los desajustes sociopolíticos y terminar con la pobreza, creando empresas y lugares de trabajo en aquellos países lejanos, a los que solo han llegado para robar y expoliar. Si fueran capaces de crear, en esas tierras que no les pertenecen, Educación de calidad, Asistencia Social y Sanitaria para todos y todas, como Derechos Humanos Inalienables, seguramente habría menos gentes desplazadas, menos inmigrantes y exiliados en el planeta... y quizás, disminuirían los distintos terrorismos (religiosos, políticos, del Narcotráfico) porque no tendrían justificación.

Quizás entonces, las personas se podrían considerar ciudadanas del mundo, pero por opción, por deseo, por el placer de conocer otras culturas, y no por la obligación de dejar sus lugares de origen, empujadas por esa cruel realidad producida por los poderosos dueños y señores de las Finanzas y de las riquezas, robadas a los pueblos ricos de África, Asia y la América Latina, pueblos a los que ellos empobrecieron con su codicia, su soberbia y su fuerza armamentística.

¿Cuántos nuevos exiliados y desplazados continuarán intentando entrar al llamado Primer Mundo?

¿Cuántas pateras seguirán recalando en las costas de España y de Italia, dejando la mitad de muertos en el centro del Mediterráneo? ¿Cuántas personas continuaran saltando los Muros de la Vergüenza que levantan los Poderosos en diferentes partes de la tierra?

¿Cuánta gente procedente del Caribe, de la Mesoamérica, gentes que huyen de Haití, México, Guatemala, Venezuela, Honduras… intentarán cruzar las vallas que les separan de USA?

¿Cuántas personas, de esos países, intervenidos y bloqueados económicamente, pondrán en juego sus vidas atravesando Los Andes, o cruzando el desierto más árido del planeta para llegar a Chile a buscar seguridad política y económica?

¿Cuántas personas viniendo de países cálidos, con sus familias, sus niñas y niños, sus viejas y viejos, sus enfermos, se arriesgarán y entrarán al Fin del Mundo, buscando protección, pan y justicia?

¿Cuántos muros de la vergüenza continuarán construyendo los poderosos, con tal de impedir que las personas que ellos empujaron a dejar sus geografías, entren en un mundo que les ofrezca una nueva oportunidad para volver a empezar?

¿En qué tiempo de la Historia de nuestra especie podremos darle sentido y contenido a lo que hoy llamamos “¿Derechos Humanos”, cuando es apenas un enunciado que no alcanza para conseguir paz y justicia social en nuestro mundo?

¿Cuándo llegará el día en que la sensatez derrote a la estupidez de los poderosos?

El precio por arrancar de la barbarie, es muy alto, pero, siempre nos queda la posibilidad de aprender de las gentes del nuevo entorno, y de enseñar, en ese país de acogida, lo que trajimos de nuestra propia geografía.

El mundo es multicolor, mestizo, diverso, quizás ahora, más que nunca…

Chile, en poco tiempo, tendrá gentes de muchos colores, con muchas nuevas capacidades, con muchos nuevos aportes… Chile, entonces, será un país, humanamente enriquecido…

Reflexiones de una Vieja Ignorante.
Gloria Clavero Aranda. Quillota, 24 de junio de 2019

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