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Estado de sitio, plebiscito y las dictaduras por Katia Cotoras y Moisés Scherman

Las manifestaciones sociales que han ocurrido en las últimas semanas nos presagian un camino sin vuelta atrás.

Durante años, la sociedad de los sin voz, permaneció callada, atemorizada para actuar y enfrentar al poder político y económico de este país. El temor generalizado a la pérdida del trabajo y a la estabilidad familiar entre otros, hizo sumergirse a muchas familias en el sistema neoliberal aceptando sin otra alternativa posible, lo ofertado por la oligarquía reinante. Las nuevas generaciones que surgieron a partir del año 90, crecieron y se desarrollaron con enormes déficits sociales, económicos, culturales y con un abierto descontento al mundo político. La presión subyacente, sigilosa y contenida de los sin voz, pasó de padres a hijos hasta encontrar su espacio en la historia.

Como una gota que derrama el vaso este descontento ya imposible de acallar ha desbordado las calles, las avenidas y todo el acontecer ciudadano. El poder político y económico ha intentado acallar con gran represión e incluso utilizando mecanismos que rayan en la ilegalidad como impedimento de ingreso a estudiantes al metro, caída de transmisión de redes radiales, control de redes sociales, descalificaciones verbales, en fin cualquier medio para amedrentar a la ciudadanía y a las organizaciones en las cuales hoy se siente representada.

A pesar de esta gran represión ejercida por la autoridad en el espacio público, el cacerolazo se ha hecho hizo oír desde cada hogar que ha sido víctima del sistema, en el trabajo, en el medio ambiente, en el endeudamiento en la banca, es una protesta frente a la injusticia social, económica, cultural, sentimiento que yace profundo en los corazones de los chilenos. La desconfianza, el temor reinante, herencia de generaciones silenciadas, se abrió paso por la valentía, coraje, disciplina, solidaridad de los estudiantes .Su ejemplo abrió las alamedas, para decir basta, no más.

Las actuales autoridades fieles a sus mandantes -la oligarquía reinante- heredaron de Pinochet la utilización de la fuerza policiaca, la incapacidad de enfrentar un diálogo entre iguales, de acallar las voces con desalojos de los locales con fuerza frutal, o amenazar a los estudiantes por la pérdida del año escolar. Estas conductas arcaicas nos recuerdan los tiempos del general en estado de sitio y surge la pregunta ¿Es esta la nueva dictadura que han creado los artífices del sistema?

Esta vez y vestidos de civil, los colaboradores y discípulos del general han superado al maestro.

Vivimos en un mundo globalizado y el mal manejo político de esta crisis, no ha dejado indiferente a nuestro planeta .Somos portada de cientos de diarios extranjeros, no por nuestras cualidades, sino por como enseñamos a nuestra juventud a optar por la agresión en vez del diálogo. La violencia gesta más violencia, desacuerdos, ruptura social y pérdida de confianza en el gobernante. Como toda acción lleva a una reacción los discípulos de Pinochet, tendrá ahora que enfrentar en su bolsillo, la incertidumbre de los inversionistas. El mundo nos está observando y ya no se puede esconder la realidad nacional a las redes de comunicación nacionales e internacionales.

Se equivoca General Piñera, hoy ya no protestan sólo los estudiantes, protestamos todas y todos quienes hemos luchado por un país democrático, con justicia, equidad, por valores basados en el dialogo, tolerancia y respeto de los derechos humanos .Por cada estudiante que usted maltrata, acalla, silencia, usted educa con la fuerza, con la violencia. Usted está llevando al país a una noche oscura sin vuelta. Ya estableció el estado de sitio en las calles impidiendo el legitimo derecho a expresarse de los ciudadanos. Sépalo que pese a vivir otro vez en este estado de excepción, seguiremos tocando las cacerolas en nuestras casas, calles, barrios, plazas, villas, poblaciones y en todos los rincones de Chile, hasta que usted enmiende el camino o se vaya. Así se ha escrito en la historia de nuestro país, por la razón o la fuerza de un plebiscito.

Katia Cotoras es arquitecta y miembro de Amigos de La Reina Ambiental, Moisés Scherman es economista, miembro de la Red Ciudadana por Ñuñoa y del Movimiento Amplio de Izquierda

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