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Este 11 de Septiembre debe ser la conmemoración de una historia para avanzar en una victoria popular

“Sigan ustedes sabiendo que,
mucho más temprano que tarde,
de nuevo se abrirán las grandes alamedas
por donde pase el hombre libre, para construir una _ sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”
(Salvador Allende, Último discurso, 11/09/1973)

"Somos muy felices,como no serlo,
si tenemos la oportunidad de entregarnos por entero,
sin ningún tipo de reserva a la causa más noble, que es la Libertad y la Vida"
(Raúl Pellegrin Fridmann, “Cmdte. José Miguel”, 1985)

Hace una semana, el 4 de Septiembre, se conmemoró un año más de la elección del Primer Presidente con un programa con perspectiva socialista que defendía los intereses de los trabajadores y trabajadoras, de los sectores excluidos y de la gran mayoría de los chilenos en 1970. Hoy se cumplen 38 años del hecho que le puso fin a ése gobierno y definió gran parte del presente de nuestro país. Ése fatídico día estará marcado a fuego en todos los chilenos, especialmente, en el campo popular.

Durante los mil días que duró el Gobierno de Allende, se buscó generar un país cada vez más independiente económicamente y democratizar a fondo las instituciones políticas del país. Se renacionalizaron las principales riquezas naturales, tal como el Cobre. El proceso de industrialización del país alcanzó su pick. Contrariamente a la caricatura de los políticos actualmente ligados a la clase dominante, se generó una diversificación económica donde el área de propiedad social se enfocó en los principales sectores de la economía, en otros el Estado aportó a una propiedad mixta con capitales privados, pero también se respetó la propiedad privada de gran parte de las empresas nacionales no ligadas a los sectores estratégicos de la economía. Se llegó al momento de la Democracia más plena del país, donde la existencia de los partidos se respetó hasta el mismo 11 de Septiembre, incluso a aquellos que deliberadamente llamaban al Golpe e instaron a asesinar a Comandantes en Jefe del Ejército. Del mismo modo, trabajadores y trabajadoras, participaron directamente de las decisiones de las empresas a las cuales pertenecían.

Las elecciones se continuaron desarrollando constantemente y el Congreso funcionó con regularidad. Se promovió como nunca la organización campesina y profundizó la Reforma Agraria, repartiéndoles buena parte de las tierras antes pertenecientes a la Oligarquía a los trabajadores campesinos. Se llegó a la mayor cobertura educacional del país financiada por el Estado, ninguna de ambas cuestiones fueron siquiera igualadas por la Dictadura ni por los Gobiernos Concertacionistas. La gran mayoría de los chilenos en esos tiempos accedió a una serie de bienes que antes no podían consumir (carne, leche, calzado, viviendas, etc.). En fin, educación, salud, vivienda y salarios dignos se constituyeron en Derechos sociales esenciales para los chilenos, para lo que el Estado asumió un rol principal con el fin de Garantizarlo.

De este modo, se promovió una mayor igualdad social respetando las libertades individuales y llegando al sistema más democrático en cuanto a lo social y político de la historia de nuestro país e, incluso, de muchas partes del mundo. Todo lo cual se logró tras años de consecuente lucha y arduo trabajo, nada se le regalo al movimiento popular de esos años. La pregunta entonces es clara: ¿Por qué si un Gobierno que impulsaba un mayor desarrollo del país fue derrocado ese 11 de Septiembre?

La respuesta es igual de clara: porque el Gobierno de Allende era profundamente contrario a los intereses del Gran Empresariado y terratenientes chilenos, como también a los capitales extranjeros, mayoritariamente, de EEUU. Todos estos desarrollaron una estrategia desestabilizadora contra el Gobierno de la UP. Hostigamiento a las FFAA (asesinando al Comandante René Schneider), acaparamiento de los bienes de consumo en sus locales y empresas para obstaculizar la economía del país, el descarado llamado a la intervención de los militares en la política, la promoción del odio contra el campo popular, así como el “Miedo” y “Terror” constante hacia el conjunto de la sociedad contra los upelientos, los rotos, etc. Esto que venía comandado desde el Departamento de Estado Norteamericano, fue apoyado por la Derecha nacional y los Empresarios, que terminaron cooptando a las FFAA, pero también a aquellos que se denominaban como Demócratas y Cristianos que apoyaron el Golpe del 11 de Septiembre y legitimaron los abusos sobre sus compatriotas durante los años de la Dictadura Pinochetista.

Lo que vino después, es el capítulo más oscuro de la historia de Chile, torturas y represión genocida comparables sólo con la Alemania Nazi. Destrucción de la economía y de la industrialización Estatal, lo cual se le regaló a los Empresarios proclives a la Dictadura. Los trabajadores, pobladores, campesinos y estudiantes fueron los más perjudicados, pero también los sectores medios del país, que en algunos casos habían apoyado la “invertevención militar”, los cuales también terminaron siendo aplastados por la política económica Pinochetista. A la hora de decir, entre los trabajadores y la “clase media” versus los Empresarios y el Capital Estadounidense, Pinochet, Merino y Compañía se decidió claramente por estos últimos. No le interesaron ni siquiera los reclamos de las Protestas Nacionales entre 1983 y 1985. Lo importante era implementar el sistema Neoliberal, destruir física y políticamente a los que se opusieran a esto y dejar una Constitución Autoritaria que imposibilitará sus cambios. Pero ni todo esto, aplastó al pueblo chileno, si bien inicialmente pasó por momentos de miedo y resignación, con los años se atrevieron a salir a las calles durante los ’80 y terminaron por derrocar al Dictador. No fueron los Lagos, Aylwin y otros, que a la postre terminarían entregándose al Empresariado, si bien estos estuvieron contra Pinochet, los que realmente sacaron a éste, fueron los trabajadores(as), pobladores(as), dueñas de casas, estudiantes y campesinos(as) de Chile en las calles, mediante protestas, cacerolazos, barricadas, peñas y finalmente en el Plebiscito del 5 de Octubre. Así, incluso para aquellos que podemos concluir que sacamos poco a la salida de Pinochet del Poder, lo importante es que esas libertades públicas que logramos fueron gracias a la lucha constante del Pueblo. Este es un logró que jamás nos quitarán, aunque nos quieran mentir como ya lo han hecho tantas veces los que están viviendo del cuoteo parlamentario.

Todo lo que sucedió entre los ’60 y ’80 en este país, tanto el legado del Gobierno de Allende, como la lucha hasta dejar su vida que dieron miles de compatriotas en las calles de Chile y que tenían como único objetivo construir un país más democrático y más justo fueron la manifestación de la esperanza de un Pueblo que cuando toma conciencia de lo que necesita, se organiza y lucha para lograrlo, ante lo que la clase dominante se asusta, hasta recurrir a los métodos más inhumanos para defender sus mezquinos intereses.

No podemos negar de que el Gobierno de Allende cometió errores y el pueblo también, pero así y todo ese período será recordado como el momento donde el campo popular tuvo la esperanza y estuvo a punto de comenzar a construir una sociedad más justa, democrática y solidaria en nuestro país. Es así que todas las demandas que hoy día el campo popular, especialmente desde el movimiento estudiantil, ven como elementos centrales para lograr un proyecto de desarrollo nacional, independiente, democrático e inclusivo son luchas que en algún momento se ganaron durante el Gobierno de la UP: nacionalización del cobre, Educación y Salud Gratuita, Vivienda y Salarios Dignos. Chile cambió por mil días, esperemos que las presentes y futuras generaciones lo cambien por miles de años. Por lo mismo, estamos convencidos de que…

Ha llegado la hora de los Pueblos,
es el tiempo de Unirnos, Lucha y Vencer.

Coordinadora por la Lucha de los Pueblos.

Valparaíso, 11 de septiembre de 2011

Publicado en http://www.lemondediplomatique.cl

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