En kioscos: Abril 2024
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

Familia presidencial: lucro, convertibles y el puño en alto lleno de billetes. Por Mg Marco Silva Cornejo.

Gracioso y pintoresco se ve Sebastián en su convertible negro; limpio, moderno, bien alimentado, luciendo la opulencia de esa sociedad capitalista que reniega incongruente cuando levanta el puño lleno de billetes generados por la PYME y los ya míticos 6.500 millones de pesos que consiguió con la banca. Esa misma que tiene a medio Chile en DICOM, esa misma que tuviera que rescatar la dictadura en los ochenta y que defraudara al Estado, piedra angular de las utopías que sostienen sus compañeros de partido.

El Seba risueño dice no entender el alboroto, le baja el perfil al “empate” como si el magister de gobierno y el sentido común de la actividad y el ejercicio político fuesen parte de un rotativo de trasnoche. Sebastián corre presuroso eludiendo las cámaras, moviendo su lipida humanidad abonada por la buena mesa que ha sido posible gracias al pan nuestro de los desposeídos y desdichados de nuestro país.

Así es Sebastián, que puede hacer Michelle con eso, El hijo de la presi, el que se hizo millonario y le gustan las motos americanas, el que milita en el P.S., el loco del arito y gorrito copiado a Sabina, el que se hace el weon cada vez se encuentra con un chileno en la calle, porque no tiene como explicar la dimensión ética de su práctica política. El que le puso un torpedo al centro del programa que sostenía la lucha contra la desigualdad como eje central del desarrollo del segundo gobierno de Bachelet.

Al cerrar el día, los millones son guardados al compas de la internacional Socialista por la familia presidencial. El Seba viaja a Caburga a ver a su ex jefa y ahora solo madre en su convertible negro, el humo de los incendios forestales empujado por el viento de la Araucanía le permite sonreír complacido bajo la luz sináptica de que siempre se abren nuevos territorios para futuros negocios inmobiliarios, solo cuesta una reunión con Luksic, todo ello mientras mueve los dedos al compas de los inti y en la guantera luce el retrato de un Allende avergonzado de esta nueva camada partidaria.

Pese al sabor amargo que deja observar el tipo de militantes socialistas que gobiernan, el Seba no tiene la culpa, pues la educación parte por casa y la casa del Seba es la concertación y en esa casa a muchos les gusto jugar de millonarios, andar en convertibles y engordar comiendo en restaurantes pirulos. Siempre supimos que la clase gobernante solo reproduce los beneficios del sistema para si mismos, siempre observamos que los gobiernos transicionales de la concertación profundizaron el proceso de neoliberalizacion del chile pos transicional.

El problema no es del Seba, no lo podemos condenar por su incongruencia o por la panza llena de billetes, los mejillas rellenas que se mueven mientras pasea por la Kennedy en su Harley con la polera del Che. El problema es nuestro, porque seguimos votando por ellos y lo que hicieron los padres; está claro que lo seguirán haciendo los hijos, entre tanto esperamos que se abran las grandes alamedas por donde pase el pueblo libre de esta clase de socialistas especuladores que predican la lucha contra la desigualdad mientras cantan la internacional con el puño en alto lleno de billetes.

Compartir este artículo