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Fin del misterio: La Reforma Laboral del Gobierno de Michelle Bachelet. Por Jaime Ensignia

“Esta es una tarea que habíamos postergado por mucho tiempo, ya sea por ataduras del pasado, desconfianza sin fundamentos, o porque para algunos nunca llega el buen momento. Creemos firmemente que este es el momento adecuado”. Fiel a su promesa programática de gobierno, la presidenta Bachelet firmó este 29 de diciembre el proyecto de Ley que Moderniza el Sistema de Relaciones Laborales, que contempla cambios importantes en la legislación laboral chilena. De esta manera, el cuarto pilar se ha impuesto y junto con la reforma tributaria, la educacional y la Nueva Constitución, conforma la esencia del alma reformadora de este segundo gobierno de Bachelet. Bien por el gobierno, bien por todos aquellos que, desde adentro y desde afuera del gobierno de la Nueva Mayoría, vislumbran posibilidades de empezar a saldar una deuda con los trabajadores y trabajadoras del país. No obstante, aun cuando la reforma propuesta implica valiosos avances, al mundo del trabajo le queda un sabor agridulce por la subsistencia de resabios del antiguo Código laboral de tiempos pinochetistas. Queda aún mucho por recorrer para que en nuestro país empresarios y trabajadores jueguen en una cancha pareja. El sindicalismo y los trabajadores y trabajadoras de Chile lo merecen desde hace demasiado tiempo: los cinco gobiernos pos dictadura evadieron de una u otra manera una reforma profunda de las relaciones laborales. “Hoy estamos saldando una deuda con los trabajadores chilenos”, señaló la presidenta Bachelet junto a la Ministra del Trabajo y Previsión Social, Javiera Blanco y el ministro Alberto Arenas. Por cierto, el análisis acerca de los alcances de esta reforma laboral recién se inicia y será el Parlamento en donde tendrá lugar este sustantivo debate.

Tal como sucedió en otros campos de las reformas propuestas por el gobierno, en el caso de la reforma laboral también se impulsó una campaña para generar una sensación térmica adversa a este proceso. Y tal como ocurrió en el caso de las otras reformas, esta campaña no contó sólo con el apoyo de la derecha empresarial y política, y el duopolio mediático, sino con el de algunas figuras que se dirían cercanas al actual gobierno. Surgieron así titulares como: “Esta reforma laboral tendrá efectos más severos que la tributaria porque va afectar a las personas”, palabras del presidente de la SOFOFA; “Otra reforma, los mismos errores”, columna en EL Mercurio del ex ministro de Trabajo de Piñera, J.C. Jobet; “Es un mal proyecto, y lamentablemente seguiremos en presencia de malos proyectos”, enfatizaba la máxima autoridad empresarial, Andrés Santa Cruz, presidente de la CPC. La Tercera en su editorial no tiene matices: “Una negativa reforma para concluir el año”, en tanto El Mercurio titula “Inquietud por la reforma laboral”. Finalmente, el diario El Pulso remata: “Una mala reforma para los chilenos”. Por su parte, en la columna “Reforma laboral inclusiva”, Oscar G. Garretón se hace eco de este clima antisindical al afirmar: “El problema es que la reforma sindical en curso, hasta donde se sabe, es para los que tienen trabajo, pero no sirve a los que no la tienen, o lo pierden si aumenta la cesantía”(1). En una línea similar, Andrés Velasco –quien como ministro de Hacienda del primer gobierno de Bachelet había sido un férreo opositor a la reforma- señala en una entrevista en El Mercurio que hay que esperar el proyecto… “pero de los puntos conocidos de la reforma laboral veo pocos beneficios o ninguno para los miles de trabajadores que hoy en Chile no están en un sindicato“(2).

En general, las declaraciones, columnas y titulares publicadas por la prensa duopólica sobre la reforma laboral exudan un ánimo antisindical y llegan a señalar vicios de inconstitucionalidad en el proyecto de ley, lo que podría conducir a la intervención del Tribunal Constitucional.

¿Qué es lo que inquieta tanto a la derecha político-empresarial? Los puntos centrales de la reforma se pueden resumir en: 1) Reconocimiento de la titularidad del sindicato en la negociación colectiva de la empresa; 2) Derecho a los beneficios negociados por el sindicato por afiliación sindical; 3) Ampliación del derecho a la información de los sindicatos, información permanente y relevante para el proceso de negociación colectiva; 4) Prohibición del reemplazo de los trabajadores en huelga, 5) Establecimiento de un piso mínimo para la negociación colectiva, y 6) Fortalecimiento de los derechos de la mujer trabajadora a través de distintas medidas(3).

Por cierto, puntos sustantivos para las organizaciones sindicales quedaron fuera de este anuncio gubernamental, fundamentalmente: la negociación colectiva por ramas de la producción, mientras está por verse la negociación colectiva interempresa; las normas referentes al despido del Código del Trabajo -el artículo 159 despido por fuerza mayor y el oprobioso artículo 161, por necesidades de la empresa, que se presta para infinitas arbitrariedades y prácticas antisindicales por parte de la patronal; la implementación de políticas tendientes a promover y preservar el Empleo Decente y fomentar la institucionalidad del Diálogo Social. En síntesis, el tema de fondo, que era la derogación del Plan Laboral de Pinochet y la gestación de un Nuevo Código Laboral en democracia, queda como uno de los debe de esta reforma laboral. En palabras del vicepresidente de la CUT, Norberto Díaz “Esta no es la reforma de la CUT, es la reforma del gobierno, pero es una reforma que nosotros vamos a valorar” (4).

Notas-. 1-. Reforma Laboral inclusiva, Oscar Guillermo Garretón, en La Tercera, lunes 29 de diciembre 2014, pág. 8.

2-. Entrevista en El Mercurio, domingo, 28 de diciembre 2014, cuerpo B, pág. 4 y 5.

3-. Ver el texto completo del Proyecto de Ley, en la web del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, http://www.mintrab.gob.cl/presidenta-de-la-república –firma-el-proyecto.

4-. Ver La Segunda, lunes 29 de diciembre 2014, pág. 9

*Jaime Ensignia, sociólogo, Dr. en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Libre de Berlín, ex director del proyecto sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert.

Publicado en Primera Piedra

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