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vFrançois Hollande, presidente en Bangui

Francia, bombero pirómano en África

Molière, Los enredos de Scapin, acto II, escena 7

“Francia nunca es tan grande como cuando se sube a las espaldas de África”, dice un proverbio congoleño. Qué contraste, de hecho, entre el prudente objetivo de “invertir la curva del desempleo” y el espíritu de decisión, de efecto inmediato, del mismo presidente François Hollande en lo que concierne a la República Centroafricana: “Dada la urgencia, decidí actuar inmediatamente, es decir esta noche, en coordinación con los africanos y el apoyo de los socios europeos”. Los blindados y los helicópteros (con nombres tan evocativos como Puma, Gacela y Fénec) entran en escena casi en el mismo momento en el que habla el jefe de Estado y, por única vez, sin necesidad de consultar con Alemania. En el mar picado de la actualidad africana, el pequeño timonel francés lleva bien el timón.

Si se mira más cerca, los objetivos de la intervención llaman a la cautela. La resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –redactada en París– crea la Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana bajo Conducción Africana (Misca, por sus siglas en francés), “con el apoyo de las fuerzas francesas”. Les pide a estas últimas que “contribuyan en la protección de civiles y en el restablecimiento de la seguridad y el orden público, en la estabilización del país y en la creación de las condiciones propicias para el suministro de ayuda humanitaria a las poblaciones que la necesitan”. En un país presa del caos, en el que se enfrentan bandas de mercenarios bien provistas de armas, la tarea de los mil seiscientos soldados se anuncia peligrosa…

Artículo completo: 299 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de enero 2014
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Anne-Cécile Robert

De la redacción de Le Monde diplomatique, París.

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