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Gallagher aconseja a Bachelet. Por Crisóstomo Pizarro C.

La confusión entre juicios estratégicos y juicios de valor es el artificio retórico predilecto de los “analistas” que cuidan de guardar las apariencias de objetividad y moderación.

Los primeros juicios tienen que ver con la evaluación de la idoneidad de los medios utilizados para conseguir el poder, mientras que los segundos definen el tipo de sociedad que consideramos “buena”. La columna de David Gallagher, publicada el 3 de mayo, es una ilustración paradigmática de mi hipótesis. Él sostiene que la “izquierdización” de Michelle Bachelet manifiesta en las “medidas radicales que ella esboza” y que podrían explicarse en su creencia de lo que ella estima que es “bueno y necesario”, sería “darse un gusto que no se podía permitir en 2005”.

Este gusto habría sido alimentado por su “popularidad” que la lleva a creerse “invencible”. Además ésta posición se condice con la ciudadanía representada por los líderes estudiantiles que demandan las “medidas radicales que ella actualmente esboza”.

Gallagher continua escribiendo que “mi problema con esta [...] explicación es que Bachelet siempre demostró ser una mujer muy sensata, que sabe que el país funciona bien sólo cuando se evitan los populismos y los fundamentalismos, y que la ciudadanía que los dirigentes estudiantiles invocan no es necesariamente mayoritaria. Por otro lado no querría ella arriesgar la gobernabilidad del país creando expectativas irrealizables”.

Cuando el analista declara esta incongruencia entre la sensatez de Bachelet y los populismos fundamentalistas, él está claramente mezclando juicios estratégicos con juicios de valor. Pareciera que estaría aconsejando seriamente a Bachelet moverse hacia el centro, lo que según él podría lograrse si los centristas Velasco y Orrego obtuvieran una buena votación en las primarias. Así, su gente entendería la necesidad de un giro al centro, el espacio en que en Chile se ganan las elecciones. Tampoco deja de aconsejar a Bachelet tener en cuenta que Frei perdió en la anterior elección presidencial por “haberse situado demasiado a la izquierda”.

Es claro que a Gallagher le interesa más la apología del centrismo liberal que aconsejar a Bachelet para conseguir el triunfo electoral. La adecuación estratégica de la propuesta de Bachelet consistente en un giro hacia el centro significa llana y simplemente abandonar lo que ella estima “bueno y necesario”. El recurso argumental que cuestiona los medios para conseguir el fin es en este caso un cuestionamiento de los fines. Así es muy fácil confundir los juicios estratégicos con los juicios de valor.

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