Golpe a golpe… al modelo

El modelo chileno de inserción en la economía mundial a través de los envíos a los mercados internacionales de materias primas, así como la definición del país como una plataforma de servicios o de puerto para los negocios con el Asia-Pacífico, tiene pies de barro. Este modelo contempla en sus cimientos a trabajadores en extremo precarizados, como quedó de relieve con la huelga de tres semanas en abril de los operarios portuarios. La huelga estalló cuando los trabajadores del puerto nortino de Angamos paralizaron sus faenas para demandar 30 minutos para almorzar. Las deplorables condiciones laborales de trabajadores similares hicieron que en pocas horas otros diez puertos se sumaran al movimiento.

La paralización de los trabajadores de los puertos -por donde salen los productos frutícolas y celulosa- puso en jaque los envíos de cobre, del que Chile produce la tercera parte del consumo mundial. La huelga golpeó uno de los pilares del modelo económico y dejó, en 21 días, pérdidas estimadas en unos 2 mil millones de dólares. El conflicto se zanjó con el triunfo de los trabajadores, que consiguieron un bono para alimentación y el establecimiento de 30 minutos de la jornada para almorzar...