El trabajo vive transformaciones profundas. El debate laboral ha desbordado su preocupación por la cobertura y condiciones del empleo y se ha ampliado a la incertidumbre asociada al reemplazo del trabajo humano por las máquinas.
El desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la capacidad de los sistemas informáticos de procesar grandes cantidades de datos en un instante y, por tanto de percibir realidades cada vez más complejas y tomar decisiones sobre ellas, han permitido la automatización de procesos, tareas y trabajos que antes eran imposibles de automatizar.
Entre esas tareas y trabajos no sólo está el desarrollo de actividades concretas como el cálculo de la declaración de impuestos o la clasificación de productos en un centro logístico; también se automatiza la gestión laboral de enormes grupos de personas a los que se les da instrucciones, se les provee de herramientas para el cumplimiento de las mismas, se les mide en su eficiencia y se les premia y castiga en conformidad, mediante algoritmos que operan sin intervención humana...
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