Los intentos del presidente Barack Obama de reactivar el proceso de paz en Medio Oriente se frustraron a pesar de las tratativas diplomáticas del enviado especial estadounidense George Mitchell. El rechazo de Benjamín Netanyahu a congelar el avance de la colonización y la larga agonía del Partido Laborista, adherido al neoliberalismo, provocaron el estancamiento de las negociaciones con la Autoridad Palestina, ya debilitada por divisiones internas.
El verdadero drama de la izquierda laborista –y de la sociedad israelí en general– reside en su impotencia. Las razones que condujeron a la debacle electoral de febrero de 2009 no difieren fundamentalmente de las de la derrota histórica de 1977, cuando la derecha llegó por primera vez al poder.
Esas razones residen esencialmente en las estructuras ideológicas de un movimiento incapaz de ofrecer una perspectiva para salir del doble hundimiento en el neocolonialismo y en el neoliberalismo. Así, muchos israelíes de izquierdas toman conciencia de estar acompañando a un enfermo grave, si no moribundo...
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