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Junts pel Sí o La Crónica de un Independentismo Inconcluso. Por Rony Núñez

1.- Una Victoria agridulce.

Las elecciones celebradas en la jornada de ayer en Cataluña, ciertamente dejan menos certezas que las esperadas por el presidente actual de la Generalitat Artur Mas. En efecto, si bien la coalición que agrupa a Convergència y ERC se anotó un triunfo en las urnas, consiguiendo 62 escaños en el Parlamento Catalán, es sin embargo, un triunfo insuficiente en la perspectiva de lograr las mayorías requeridas para dar inicio a un proceso, supuestamente incontrarrestable, hacia la autodeterminación e independencia del Estado de Cataluña, en cuanto aspiración histórica de su sector de iniciar la Constitución de un Estado separado de la actual España de la cual es parte, y perdiendo, dicho sea de paso, la mayoría absoluta que su coalición ya poseía. En efecto, Mas apostó durante toda la campaña y así lo hizo majaderamente, que las elecciones celebradas, más que una regeneración total del Parlamento, significaba una hoja de ruta trazada, plebiscitando no sólo la expectación de una vía política y jurídica propia, cuyo correlato terminaría en un triunfo aplastante, el cual se rubricaría con la obtención de la mayoría absoluta cuyo umbral requería la consecución de 68 escaños, cuestión que finalmente no ocurrió.

Por otra parte, el costo político de su aspiración terminó dándole la extremaunción a su propia coalición política CIU, cuyos socios históricos por décadas (Unió) resolvieron participar por primera vez en forma independiente, quedando insólitamente fuer del Parlamento, no logrando siquiera un escaño, echando por tierra su expectativa mínima. A su vez, desde el punto de vista de la correlación de fuerzas dentro de Junts per Sí, sus socios de ERC liderados por Oriol Junqueras, obtiene más escaños que sus socios de coalición, por lo que las expectativas de Mas de reelegirse a la cabeza de la Generalitat, quedan en un manto de dudas.

Sin embargo, plantear que el camino secesionista ha sido derrotado irrevocablemente como pretenden hacer creer partidos como el PP, es más bien un discurso forzado que una realidad incuestionable. Plantear tal temeridad, significaría soslayar la irrupción de la CUP, la agrupación de izquierda encabezada por Raül Romeva, que irrumpe con fuerza subiendo su representación de tres escaños a diez, y que constituye la otra agrupación política que plantea no sólo la independencia del estado Catalán, sino la insurrección abierta y explícita contra el Estado Español. Es decir, una posición de ruptura contra el “orden burgués establecido”. De esta forma, si bien se plantea en el discurso de Mas, sacando cuentas halagüeñas, que sus 62 escaños obtenidos sumados a los 10 obtenidos por la CUP, le darían la mayoría absoluta requerida para empujar el “carro de la independencia” (sumando entre ambos 72 escaños superando incluso los 68 anhelados), la clara aversión de la agrupación de izquierda respecto de la persona de Mas, niega públicamente un posible apoyo para su reelección, dejando otro manto de dudas sobre un aspecto crucial de estas elecciones: la futura conformación del Gobierno Catalán. Pues bien, tanto Mas, Junqueras, como Romeva comparten la aspiración política de la independencia y autodeterminación. Mientras los primeros han planteado en cuanto método, una vía institucional para lograr tal objetivo con un proceso planificado con etapas y plazos, los segundos desde la noche de ayer plantean directamente una declaración unilateral de independencia, al margen de la Constitución Española vigente. Razón por la cual, si bien la alternativa independentista es mayoría en escaños y votos (donde no logra la mayoría absoluta de los votos válidamente realizados como se pretendía peregrinamente por Artur Mas), lo heterogéneo de ambas fuerzas políticas vislumbran un escenario político nada fácil de presagiar, donde la CUP, quien legítimamente hará pesar sus escaños, sin los cuales, la continuidad de la actual coalición oficialista a la cabeza de la Generalitat comienza, a pesar de ser claros vencedores, a supeditarse a un proceso de negociación que no necesariamente tenían previsto antes de las elecciones, y que incluso podría significar que dicho gobierno no dure en el poder todo su período y convoque nuevamente a elecciones anticipadas, con la consecuente inestabilidad política que ello conlleva.

2.- Elecciones en Clave Nacional: Pablo Iglesias y Albert Rivera, los nuevos árbitros de la política Española.

Desde la otra vereda, sin la cual no es posible tener un panorama cabal del mapa político que se empieza a dibujar, cabe hacer las siguientes reflexiones: Primero, la consolidación de Ciudadanos el Partido Político dirigido por el también hoy candidato a la Presidencia de la Nación Albert Rivera, como la segunda fuerza política en el Parlamento Catalán, y primera de los partidos políticos que rechazan la forma en que el proceso ha sido conducido hasta el momento, como Artur Mas, y cuyos dardos se dirigieron con bastante éxito durante la campaña electoral.

Un partido que salta a 25 escaños, un ascenso meteórico que ya se había advertido en las pasadas elecciones Municipales y Autonómicas, se consolida como tercera fuerza en votos absolutos (considerando la totalidad de votos y concejales electos, así como escaños en los distintos parlamentos autonómicos). De esta forma, este nuevo partido político de corte a mi juicio liberal, y cuyo ascenso en el apoyo ciudadano fundamentalmente se debe a un electorado desencantado, que votaba tradicionalmente por el PP, el partido de derecha en el poder liderado por Mariano Rajoy, que ha resentido las políticas de austeridad impuesta desde la troika e implementadas bajo un convencimiento, no sólo de su visión económica, sino derechamente ideológica, cediendo y comulgando a la vez, a las medidas impuestas desde Berlín y el Banco Europeo entre otras, que le ha significado un notorio desgaste resintiendo su representación política, tanto en las elecciones al parlamento europeo como en las municipales y autonómicas ya citadas. Que dicho sea de paso, se coronan con un año negro para el PP, el más negro de hecho en los últimos años a nivel electoral, y que lo relegan al quinto puesto en el caso de las elecciones catalanas, logrando apenas 11 escaños de los 19 que obtuvo en las elecciones anteriores. Lo que a estas alturas, denota no una coyuntura, sino una sintomatología que tiene en vilo a La Moncloa, de cara a las elecciones generales a celebrarse en el mes de Diciembre de este año, y cuyo clivaje de las políticas de austeridad y empleo, versus un cambio o giro hacia posiciones progresistas o de izquierda, marcarán dicha elección.

Por otra parte, cabe señalar respecto del segundo árbitro, Pablo Iglesias, candidato a las generales de Podemos, agrupación de izquierda que nace a la luz de los movimientos indignados que repletaron La Puerta del Sol, en sucesivas manifestaciones (replicadas en toda España) en repudio a los efectos sociales y políticos, de las políticas impuestas por la troika y que llevaron a que España sufra una tasa de paro que doblaba la media europea, con la consecuente pérdida de derechos sociales, afectando cobertura del seguro social, sanidad y educación pública. Así como una oleada de juicios de hipotecas que han dejado múltiples afectados, en aquellos ciudadanos españoles e inmigrantes cuyo principal o único patrimonio, lo constituía su bien raíz con tanto esfuerzo adquirido.

Respecto de Podemos, su gran éxito en las Municipales, en coalición con distintas fuerzas sociales y políticas, conformando una plataforma ciudadana amplia y heterogénea, dan cuenta de sonoros triunfos en ayuntamientos como Madrid arrebatado al PP después de dos décadas, hoy a la cabeza de Manuela Carmena. O Barcelona, con el triunfo de la activista social Ada Colau, sumados a otros como Valencia, Zaragoza o Cádiz, marcan las principales ciudades que agrupan naturalmente la mayor cantidad de votantes, y que serán clave en las expectativas y encuestas que determinarán el camino a las generales de diciembre, donde estará en juego nada menos que el modelo de sociedad en disputa del Estado Español. De esta forma, PODEMOS, cuyo resultado Iglesias calificó de “decepcionante”, y donde “Catalunya Sí que es Pot”, la coalición que, junto a Iniciativa per Catalunya Verds ICV, Esquerra Unida y Equo, obtienen 11 escaños, (no logrando al menos los 13 obtenidos por ICV en las elecciones pasadas) se situó bastante bajo respecto a sus expectativas. Esto a mi juicio, debe llamar a la reflexión, no sólo de la conformación de una política amplia de pactos que permitan disputar, las que serán sin duda el mayor desafío desde su creación como partido, aprehendiendo de los errores cometidos en estas elecciones, pero que ciertamente, no hipotecan sus pretensiones de cara a las próximas elecciones generales, donde el entendimiento no sólo con IU de Alberto Garzón , sino la reedición del modelo exitoso de las elecciones municipales, es imperioso para que PODEMOS no se lleve otra decepción. Es decir, la decisión de competir con marca propia y no bajo otros nombres en pactos como “Barcelona en Comu”, por ejemplo , debiera al menos ser revisada, o bien, donde el ejercicio electoral en Catalunya, le sirva de insumo suficiente para la planificación de su estrategia electoral, y cuya indefinición respecto del clivaje independentista, versus Españoles, que polarizó y marcó estas elecciones, terminó cobrando la cuenta de su dicotomía entre elección autonómica versus elección general, a diferencia del planteamiento frontal de la CUP, según lo advierte con meridiana claridad el diario El Pais, en su edición post electoral de hoy.

3.- La Encrucijada del PSOE.

Por último, El Partido Socialista Obrero Español PSOE, presidido por su Secretario General, si bien saca cuentas alegres en el sentido de no perder tantos escaños como su principal rival el PP, conservando el tercer lugar con 16 escaños, perdiendo cuatro respecto de las elecciones pasadas, son sin embargo insuficientes para un partido que pretende disputarle la hegemonía a Rajoy y vencerlo en diciembre próximo. A su vez, la debacle del PSOE en Cataluña ha sido hasta ahora, un viaje sin retorno, quedando atrás la obtención de más de 50 escaños en elecciones pasadas cuando el PSC, era un partido gravitante en la política autonómica. De tal forma, y más allá de la puesta en escena de Sánchez con las banderas de la Unión Europea, España y Cataluña de fondo, elogiando la “derrota de las posiciones independentistas”, tampoco es menos cierto, que el escenario que ya se ha abierto hace un tiempo, de cara a las generales, y donde precisamente Pedro Sánchez sería el candidato más competitivo para hacer frente a las pretensiones de reelección de Mariano Rajoy, no es menos cierto que, por una parte el PP, a pesar de su baja sostenida en las elecciones sucesivas realizadas este 2015, tiene, sin embargo, aún una alta votación como advierten todos los sondeos de opinión que miden la intención de voto. Y como fuerza más votada en las municipales y autonómicas pasadas, a pesar de ser su peor resultado en décadas, por lo que el camino propio planteado con cierta autosuficiencia por el PSOE, si bien tiene una justificación en medir su fuerza electoral, compitiendo con un programa de gobierno propio, la fragmentación y heterogeneidad del sistema multipartidista Español, plantea a Pedro Sánchez un doble objetivo: Ser la fuerza de oposición más votada, pero plenamente consciente que el escenario de la mayoría absoluta aún se encuentra lejos, por lo que, para arrebatar el gobierno a Rajoy, será necesario una política de alianzas cuya encrucijada será, post elecciones generales, pactar con Ciudadanos o Podemos encabezando un amplio y heterogéneo arco de fuerzas de izquierda incluido IU ( la federación dirigida por Garzón no tiene otra alternativa que pactar), o incluso, con ambos…En política todo es posible.

Rony Núñez Mesquida
Analista y Observador Internacional.

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